jueves, 8 de octubre de 2015

CRÍTICA DE CINE; "Francisco, el padre Jorge".

Estamos ante una película que es una producción hispanoargentina del año 2015 dirigida y escrita por Beda D. Feijóo con una gran sensibilidad. El guión es muy inteligente, está muy bien construido y nos va enseñando la vida del Papa Francisco con una naturalidad pasmosa, tratando todos los temas, incluso los más profundos, con la mayor sencillez.
Como coproducción hay actores de los dos países. La aportación principal de Argentina es Darío Grandinetti, un magnífico actor argentino que ya ha trabajado antes en el cine español y en series de televisión españolas y que hace aquí una auténtica creación del Papa Francisco. Hay momentos en los que parece que es el propio Papa en persona el que está actuando de lo mucho que ha conseguido retratar de la realidad al Papa.
Hay actores argentinos secundarios desconocidos en este lado del Atlántico que realizan funcionalmente sus papeles.
Por parte española destaca sobre todo Silvia Abascal, quien vuelve al cine después del ictus sufrido hace cuatro años ya totalmente recuperada. Le da la réplica a Darío Grandinetti en la película como periodista encargada de dar a conocer la compleja personalidad del padre Jorge.
Hay secundarios españoles muy buenos como Carlos Hipólito (la voz en off a la que estamos acostumbrados por la serie televisiva Cuéntame cómo pasó) y Emilio Gutiérrez Caba, veteranísimo actor que hace el papel de Cardenal. Las interpretaciones en general son muy buenas.

La película nos cuenta la historia de un adolescente que recibe la llamada de Dios un día de primavera hasta que llega a convertirse en el Papa Francisco. Este largo, duro y emocionante proceso de alguien que llega a ser padre jesuita y arzobispo de Buenos Aires durante muchos años es investigado por una joven periodista española, interpretada por Silvia Abascal, que conoció a Jorge Mario Bergoglio en el cónclave del año 2005. En este cónclave, que se muestra en la película, ya se barajaba el nombre del padre Jorge como futuro Papa de Roma, pero al final se decidió por el Cardenal Ratzinger. Después, como todo el mundo sabe, el Papa Benedicto XVI presentaría su dimisión por motivos de enfermedad y se celebraría un nuevo cónclave, que por supuesto aparece en la película, en el que ya se elegiría a Bergoglio como nuevo Papa Francisco, un nombre sencillo para un hombre sencillo en el trato pero profundo en sus convicciones y conocimientos.

Está muy bien el título de la película porque es el Papa Francisco la figura protagonista de la cinta, pero es sobre todo el padre Jorge, que es como le gusta que le llamen.
Hay una escena fundamental en la película que es cuando le nombran Papa a Jorge Mario Bergoglio y recibe una llamada de la periodista española y le pregunta cómo debe llamarle a partir de ahora, si Su Santidad o Sumo Pontícipe o qué otra cosa, a lo que el Papa Francisco responde que le siga llamando padre Jorge. Esto da buena idea del talante pacífico y humilde del auténtico padre Jorge.
En el cónclave último fue elegido el Papa Bergoglio por su condición liberal, algo que necesitaba la Iglesia después de los papados moderados y tradicionales de Juan Pablo II y Benedicto XVI. La Iglesia necesitaba una nueva imagen más abierta al mundo. Ahora precisamente se está celebrando el Sínodo de Obispos en el Vaticano y se van a tratar temas tan señalados como el divorcio, el aborto, la anticoncepción, la homosexualidad, etc… Ya ha dicho el Papa Francisco que la Iglesia no puede cerrar sus puertas de cara a los demás, lo que da idea del aperturismo que muestra en la película el Papa. Bergoglio ya ha comentado que siempre se supone que las personas se casan por amor pensando que va a durar toda la vida, pero no siempre ocurre eso y hay que tener en cuenta a esas personas que recurren al divorcio. Es una forma elegante de comprender el divorcio y habla de ese espíritu liberal con que la Iglesia debe afrontar los nuevos tiempos, que en la película queda perfectamente retratado.

La cinta es sobre todo un conjunto de largas conversaciones entre el padre Jorge y la periodista. Conversaciones que no son pedantes, sino que están tratadas con sencillez para que las puedan entender todo el mundo. Es una parte positiva del guión.
Visualmente la película es deslumbrante. Baste citar los dos cónclaves que se celebran en ella, con todos los Cardenales reunidos vestidos de rojo en la Capilla Sixtina. Estupendo el diseño de vestuario, así como todo el vestuario del padre Jorge a lo largo de la cinta. Significativo el momento en que el padre Jorge se viste por vez primera de Papa para salir a la ventana de la Plaza de San Pedro para presentarse al pueblo tras la fumata blanca.
La música es sencilla y acompaña bien a las imágenes. La película es un biopic, es decir, una cinta biográfica. Ahora se hacen menos biopics que antes. No obstante últimamente se han hecho algunos biopics interesantes como El aviador de Martin Scorsese sobre la vida de Howard H. y Lincoln de Steven Spielberg sobre la vida del gran Presidente de los Estados Unidos que hizo posible la igualdad de blancos y negros. Este biopic es muy sencillo y se ha hecho muy pronto para el poco tiempo que lleva en el papado el padre Jorge. 

La duración de la cinta es de 105 minutos, que no se hacen aburridos en ningún momento. Las conversaciones entre el padre Jorge y la periodista son amenas y no están exentas de humor. La cinta está recomendada para todos los públicos.
Lo más importante que puedo decir de la película que comento es que me ha hecho llorar. Hacía tiempo que no lloraba viendo una película. Estaba solo en el cine, así que no molestaba a nadie. Por cierto: es muy triste que fuera el único espectador de la cinta, pero es que no ha tenido publicidad ninguna, frente a otras cintas como Regresión o El desconocido que están teniendo una publicidad desbordante.
Agradezco las lágrimas de la película porque son lágrimas positivas, de emoción, de éxtasis casi, de liberación de emociones reprimidas por la medicación y otras razones. El guión está muy bien escrito como ya he comentado y afecta profundamente a la sensibilidad del espectador, por lo que las lágrimas están suficientemente justificadas. Son lágrimas de catarsis, de liberación, no lágrimas de tristeza o impotencia.
Estamos, pues, ante una película muy buena, con una gran interpretación de Darío Grandinetti, con unos diálogos inteligentes, con una carga emotiva máxima que invita a la lágrima y una escritura cinematográfica extraordinaria. Le concedo pues cuatro estrellas. Y os invito a verla antes de que la quiten, hecho para el que no creo que falte mucho. Espero que la disfrutéis. Salud y suerte.


 Calificación:  



Posdata:  Felicitamos desde este blog de la Ura Macarena a la inolvidable protagonista de Titanic, Kate Winslet, que acaba de cumplir 40 años. Y lo está celebrando con la salida a las carteleras de dos nuevas películas. Enhorabuena.
Y también añado que la próxima película que criticaré será El desconocido, otra buena muestra de gran cine español que merece un hueco en nuestras páginas. Queda dicho.

José Cuadrado Morales.


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