Era flaquita y un poco menudita,
su corazón no cabía en su cuerpo,
labios acaramelados y claveles en el pelo.
¡Hay que dolor! ¡Hay que dolor ¡
¡Que mi gitana me abandonó!
¡Hay que dolor ¡ ¡ Hay que dolor!
¡Que mi gitana me abandonó!
Dios si es que existe,
dile que vuelva,
que mi corazón,
esta echo una pena.
¡Hay que dolor ¡ ¡ Hay que dolor!
¡Que mi gitana me abandonó!
¡Hay que dolor ¡ ¡Hay que dolor!
¡Que mi gitana me abandonó!
Francisco Manuel
Ole, que arte sigue así. Un saludo Ludi
ResponderEliminarMe ha gustado mucho compañero Silvia
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