Cuando yo era chica tenía una gran autoestima, que me duró
hasta los 11 años cuando enfermé de los nervios y se hizo el caos en mi mente.
La autoestima que yo tenía consistía en lo siguiente: yo decía para mí misma; “Vivo en el país más bonito del mundo que es
España, lo siguiente era “Vivo en la ciudad más bonita de España que es Sevilla
“aquí tengo que pedir perdón al resto de españoles. Después decía “Vivo en la
mejor familia de Sevilla que es mi familia y seguidamente me miraba al espejo y
decía “yo soy muy guapa y muy inteligente” y me empezaba a dar besos en los
brazos. Esto se lo oía yo decir a mis mayores que estaban orgullosos de mí por
mis notas del colegio y con perdón de todo el mundo porque yo fui una niña
realmente guapa. Yo tenía un vecino que tenía unos 18 años que siempre estaba
diciéndome que se iba a casar conmigo. Vivíamos pared con pared y un día que
estaba yo cantando una cancioncilla del colegio que decía: “Yo soy la viudita
del Conde Laurel que quiero casarme y no encuentro con quién”. Saltó él desde
su casa diciendo: “¡conmigo, conmigo!”. Como anécdota contaré que este vecino
mío fue compañero de Felipe González cuando estaban en la Facultad de Derecho.
Su
madre Dña. Encarnación fue modista durante muchos años de algunas cantantes
folklóricas. Un día que nos mandó mi madre a comprar una docena de huevos,
cuando íbamos por la escalera se nos cayeron todos los huevos, y Gracia Montes
venía detrás y decía: “ay, ay, que me voy a resbalar”, “¡Estos niños!”. Pero a
mí la madre de mi pretendiente me quería mucho y casi todas las tardes me tenía
allí con ella y me invitaba a merendar, entre aquellos trajes de flamenca de
cola, preciosos y me lo pasaba muy bien con ella. Ya seguiré otro día. Gracias
por leerme.
Reyes
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