Yo
soy muy feliz con un simple paquete de almendras sentado en mi butacón azul viendo
un buen partido de fútbol, una buena película, un buen programa cultural o un
buen documental en la tele. Eso es buscar la felicidad. La felicidad puede
venir por sí sola, pero normalmente hay que trabajársela. Y yo soy feliz con
estas pequeñas cosas aparentemente banales pero que me dejan satisfecho. Por
ejemplo estos días he estado esperando a que televisaran el primer partido de
la temporada del Sevilla Fútbol Club. Era con el Slovan Liberec de la República Checa
correspondiente a la tercera jornada de la Liga Europea de la UEFA. Quedó en empate, pero el
Sevilla sigue primero de su grupo. Con eso me he sentido feliz varios días y
con esto demuestro que no hacen falta grandes cosas para ser y sentirse feliz.
Soy
feliz también estando con mi hijo porque con él sé que he hecho las cosas bien
a pesar de ser un padre divorciado. La madre también ha hecho bien su trabajo.
Mi hijo va para los 24 años y es un chico equilibrado física y psíquicamente
que está haciendo el sexto curso de sus dos carreras, Administración y
Dirección de Empresas y Derecho. Tiene novia y las cosas muy claras. Y es un
chaval feliz y yo me alegro de haber contribuido todo lo posible a su
felicidad.
Yo
soy feliz por las mañanas cuando me levanto y me siento con una gran ansiedad y
deprimido, y entonces le pido a Dios que me dé fuerzas y que me ayude para
salir adelante. Y noto esa fuerza que se interioriza y me da energía para tirar
hacia delante todo el día. Me cuesta mucho trabajo por mi enfermedad. El
trastorno obseso compulsivo no me deja tranquilo y estoy siempre en lucha con
él, aunque de vez en cuando logro un equilibrio y me siento feliz. Esa
felicidad es a ratos. Se dice que sólo los locos y los tontos son felices todo
el tiempo. Lo desconozco. Yo sólo sé que soy feliz a ratos.
Y
me siento feliz cuando me voy de viaje, como por ejemplo a Madrid. Fui este
verano pasado pero me puse malo con un virus y me tuve que volver al cuarto
día. El año que viene completaré el periplo. Para Navidad mi trabajadora social
me ha recomendado que salga de viaje, que para el verano que viene falta aún
mucho tiempo. Yo iré a Arcos de la
Frontera , pueblo que me encanta donde encuentro la paz y me
siento feliz. Y está muy cerquita de Sevilla y así me siento mejor.
Soy
feliz los miércoles cuando voy al cine a ver una película que luego criticaré
para el blog de la Ura Macarena.
Estoy toda la semana preparando la película que voy a ver para obtener la mayor
información posible, con todo ello haré mi crítica.
Dice
la canción popular que hay tres cosas en la vida: salud, dinero y amor, y el
que tenga estas tres cosas que le dé gracias a Dios. A Dios le dará gracias
quien crea en él como es mi caso. Yo le rezo y me da fuerzas para seguir
adelante todo el día. La salud es fundamental, es la base de todo. Sin salud
todo lo demás no importa. Hay que aprender a estar enfermo y a superar la
enfermedad. Y hay que pensar siempre que hay cosas peores. Por ejemplo hace
varios años me operé de una piedra en el uréter derecho. Mi madre me acompañó
un día al urólogo y le dijo la mala suerte que había tenido su hijo, yo. El
médico le contestó que mala suerte es tener un infarto o un cáncer. Siempre hay
que pensar en los que están peor que tú. Quizás sea aquello de mal de muchos
consuelo de tontos, pero es verdad. También sirve aquí aquello de lo del vaso
medio lleno o medio vacío. Yo procuro verlo siempre medio lleno para sentir al
menos un poco de felicidad incluso en las circunstancias más difíciles.
El
dinero es muy importante también para sentirse feliz. Estamos en época de
crisis. Hay ocho millones de pobres en España que comen incluso directamente de
los contenedores de basura porque se arrojan a ellos sobre ocho toneladas de
comida al año. Como contradicción Caixabank ha crecido un 164%. Hay más de seis
millones de parados y cerca de 100.000 familias tienen a todos sus miembros en
paro y con la prestación por desempleo agotada. Viven de la caridad. Andalucía
sigue sin salir de la recesión aunque ha mejorado algo su economía. Y España
tira para adelante a trancas y barrancas. Es muy duro verse sin dinero incluso
para lo más básico como comer.
Y
el amor. No sólo el amor en pareja, sino todo el amor que recibimos y damos. Yo
recibo mucho amor de mis compañeros de la
Ura Macarena y de los profesionales que
trabajan en ella. Son algo más que profesionales. Y en cuanto al amor en pareja
ahora mismo estoy quemado. He tenido tres grandes amores en mi vida y muchos
enamoramientos y relaciones esporádicas. Pero la última relación me dejó
quemado y ahora prefiero estar solo, pero no descarto nada de cara al futuro.
De hecho en mis libros hablo mucho del amor. En mi próximo libro, Rosa de vida,
hago un canto al amor y a la vida con todas mis fuerzas. Porque yo sigo
creyendo en el amor.
En
un anuncio el otro día escuché esta frase aproximadamente: Si no sabes qué vas
a hacer en la próxima vida, aprovecha ésta. De eso va en gran medida la
felicidad: de aprovechar la vida lo máximo posible, aprovechar el tiempo con
toda su relatividad para disfrutar y sentirse bien con uno mismo. A mí la enfermedad me causa mucho sufrimiento, pero
no me impide disfrutar de mis momentos de felicidad. Intento aprovechar la vida
lo máximo posible para que Dios se sienta satisfecho de mí y yo también estoy
en paz conmigo mismo.
En
otro anuncio escuché que la vida es para vivirla. Es lo mismo o parecido que
cantaba una canción hace años que se puso de moda: La vida está para vivirla.
De eso se trata también la felicidad: de vivir la vida con todas nuestras
fuerzas y los buenos y malos momentos según se vayan presentando porque hay
tiempo de todo.
Yo
recuerdo ahora la canción de Amaral: Quiero vivir, quiero sentir el universo
sobre mí. Yo también quiero vivir, quiero sentir ese universo dentro de mi alma
y sentirlo mi amigo y mi razón de ser. El universo no es nada comparado con el
valor de una sola vida humana. Tenemos que
tener un equilibrio con todos los elementos de la naturaleza. Somos piezas de
ella y unidades de una matriz principal que es la felicidad. Ésta hay que
buscarla, hay que trabajársela un montón porque no toda la felicidad viene por
sí sola a darnos satisfacción personal. Para que te toque la lotería tienes que
comprar un décimo. Pues lo mismo para que te toque la lotería de la felicidad:
hay que invertir tiempo, fuerzas, energías para que la felicidad se quede
dentro de nosotros el mayor tiempo posible.
Yo
busco la felicidad diariamente. Es lo que decía Bertrand Russell en su libro La
conquista de la felicidad. Que hay que luchar mucho para conseguirla pero que
se puede conseguir plenamente. Lo que pasa es que hay que trabajar duro para
que esa felicidad se nos quede dentro y conquistemos la vida cada día y
logremos el derecho a vivir. La conquista de la felicidad es un trabajo diario
y constante que nos permite dar sentido a nuestra existencia y a todo lo que
somos como seres humanos.
Yo
os invito a que luchéis por la felicidad, aunque sea en muy pequeñas dosis.
Pero esas pequeñas dosis unidas forman un gran trozo de felicidad. No perdáis
la paciencia y ved que todos tenéis motivos para la dicha, en mayor o menor
medida. Como dice la
Constitución de los Estados Unidos el hombre tiene el derecho
a la búsqueda de la felicidad. Es casi poesía dentro de la Constitución
americana. Pues ese derecho no nos lo puede quitar nada ni nadie. Tenemos que
buscar la felicidad como sea, con todas nuestras fuerzas.
Id
en busca de la felicidad y ella estará seguro en nuestro camino. Los que crean
en Dios pues adelante. Y los que no crean pues adelante también. Yo sí creo y
Dios es mi principal fuente de energía. Él da sentido a mi vida y me ayuda en gran
medida a la búsqueda que decía el Premio Nobel que he mencionado antes. Sólo es
cuestión de tener paciencia y sentirse agradecido por todas las cosas que nos
da la vida para aprovecharla. Miradla con detenimiento y veréis la cantidad de
cosas que guarda para nosotros. Disfrutad de la vida. Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
Hay veces que solo necesitamos darnos el permiso para ser felices, es decir, sentir que, a pesar de todo lo que haya pasado, también merecemos serlo, tanto como cualquier otra persona. En esa búsqueda andamos todos. Un abrazo
ResponderEliminarNo se lucha por la felicidad, sino que caso tiene, entonces no es felicidad, es solo un estado del ser, cuando sabemos y sentimos el ser maravilloso que somos, la divinidad que habita en cada uno de nosotros, que somos tal como Dios nos creo. Claro, le felicidad para los que no han despertado también tiene esos ahoras, de plenitud y belleza en todo lo que nos rodea.
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