Populaire

Por mi parte siempre habrá
críticas de películas españolas. Y las he hecho de Los amantes pasajeros de
Pedro Almodóvar, Los últimos días de Alex y David Pastor (hermanos), la Estrella de Alberto
Aranda y la mencionada La mula. Empecé esta sección de la crítica de cine en el
blog con Las sesiones y Los miserables, estadounidenses, y he hecho más
críticas de películas de esta nacionalidad. Ahora haré la primera crítica de
una película europea no española. Y ojalá estrenen películas asiáticas y
africanas que merezcan la pena para hacer la crítica.He escogido Populaire porque
es de Francia, un país cercano al nuestro en lo físico y en lo cultural.
También porque es representativa de la comedia francesa: con estilo, pureza,
elegancia y más propensa a la sonrisa que a la carcajada. De esto podría decir
mucho Francis Veber, uno de los más grandes representantes de la comedia
francesa. Desde La cabra, hace 30 ó 40 años, ha realizado un sinfín de comedias
como las que he recuperado en los espacios de culto de la 2 de Televisión
Española El cine de la 2 y Cinefilia: El juego de los idiotas, La cena de los
idiotas y Salir del armario. La cena de los idiotas ha dado lugar a una obra de
teatro que ha sido adaptada al español y lleva girando dos o tres años por
España con gran éxito de público.
También la he escogido porque
es una osadía hacer una película en homenaje a la máquina de escribir en estos
tiempos de avances tecnológicos y nuevas tecnologías: Internet y sus
aplicaciones, los móviles y sus aplicaciones, Youtube, twitter, Facebook y
otras redes sociales, las tablets, etc… Hay escritores que han permanecido
fieles hasta el final de sus días a la máquina de escribir como Cela: él escribía
a mano y su mujer pasaba los libros a máquina. Luego Marina Castaño se llevó
todas las mieles del Nobel. Y está Umbral, que siempre escribía en su máquina
Underwood pequeña negra que vi en la televisión en su despacho forrado de
libros. Yo también aprendí en una Underwood en el Colegio La Salle , de los hermanos
lasalianos. Después he tenido dos Olivettis, una Studio 54 y la que tengo
actualmente una Studio 98. A
mí también me inspiran los sonidos de las teclas, pero pienso comprarme un
ordenador para terminar mis novelas Monólogo en clave neurótica y El corazón de
Procopio Boñiga, una vez que acabe con mis proyectos de poesía y un libro de
pensamientos y otro de greguerías.

El jefe ha cumplido su deseo, pero chocan los sentimientos. Una cosa es el amor
al deporte y la competición y otra el amor a secas. Rose ama a su jefe pero
éste no la corresponde, por lo que la despide. Pero no se viene abajo Rose y es
contratada por la popular empresa Populaire para que la represente. Sale en el
París-Match, en periódicos nacionales y en la televisión. Su padre ya la valora
más por todo el esfuerzo que está haciendo para independizarse y vivir por sí
misma. Le envía incluso su máquina de escribir, su Triumph de toda la vida, con
la dedicatoria: Feliz cumpleaños con retraso. La idea de Populaire es ganar el
campeonato del mundo de mecanografía rápida que se celebrará en 1959. Rosa no
para de entrenar copiando libros enteros hasta que le duelen las yemas de los
dedos. Pero va a los Estados Unidos al Campeonato del Mundo y llega a la final
con la representante más rápida que lleva varios años ganando el Premio: la de
Estados Unidos precisamente, que escribe con más de 500 pulsaciones por minuto,
algo que todavía no ha conseguido Rose. Tienen 3 asaltos de 5 minutos. Los dos
primeros terminan en empate a uno. Para el tercero escoge su máquina Triumph y
además cuenta con el apoyo de su amor, el jefe, que ha venido a decirle que la
quiere y que desea estar con ella. Y consigue ganar la final y la película
termina con un fundido en negro con un travelling circular sobre los dos novios
besándose delante de toda la audiencia de la competición aplaudiéndoles sobre
el escenario.
Es de destacar lo bien que
están conseguidas las ambientaciones de Francia 1958 y Estados Unidos 1959, lo
que depende del director de escenografía, del diseñador de vestuario, de
peluqueros y estilistas. Las gafas serían horterísimas hoy día. La producción
ejecutiva es la responsable máxima de todo esto y de ella depende el haber
conseguido tantas máquinas de escribir de la época para poder hacer la
película.
Los actores están muy bien,
especialmente el jefe y sobre todo Rose, la secretaria. Destacan los
secundarios, sobre todo Miou Miou, una estrella del cine francés ya ajada por
los años pero que está a la altura de las grandes damas del cine francés como
Catherine Deneuve, Isabelle Huppert y Fanny Ardant. También está Feodor
Atquine, frecuente en nuestro cine hace bastantes años, ya también muy ajado
por los años.
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Destaco también los títulos
de crédito: al principio son dibujos y al final son grabaciones de diversas
máquinas de escribir y diversos avances que hicieron que estas máquinas dieran
lugar a lo actuales ordenadores porque ellas son el anticipo primitivo de lo
ordenadores: las máquinas de escribir sin más, las eléctricas, las eléctricas
con memoria y con pantalla, etc… Hay que ver el mérito que tienen estas
máquinas de escribir.

En definitiva estamos ante
una buena película francesa a la que le concedo tres estrellas. Es más que
aceptable y es síntoma de que se puede hacer otro tipo de cine amable,
sencillo, que lo entienda todo el mundo. Espero que disfrutéis la película,
pero id a verla pronto porque le queda poco tiempo de vida en cartelera. Salud
y suerte.
Calificación:
José Cuadrado Morales
Me gusta y también leerte cuando no puedo dormir.
ResponderEliminarBesos.