El pasado día 13 de Abril, se podría haber visto un
acontecimiento taurino de máxima magnitud, pues se reunían todos los
ingredientes para una tarde de toros histórica: El lugar: La Maestranza, el
protagonista, Manzanares, y en teoría , la flor de la camada de cada ganadería.
Pero hete aquí, que, el hombre propone, Dios dispone, y el toro descompone.
La plaza presentaba
un llenazo de “no hay billetes”, Los prolegómenos eran de auténtica expectación, presagiándose un gran acontecimiento, y faltando 10 minutos
para comenzar la corrida , a mí, en particular , me llegaron a ofrecer 150 euros
por el boleto, cosa que me hizo dudar,
pero como era un regalo, me pareció algo inmoral no degustar el pastel que me
habían ofrecido.
El torero iba de PURÍSIMA Y ORO,
y tanto al abrirse el portón de cuadrillas , como al romperse el paseíllo, la
plaza regaló al torero una ovación de tronío, que este recogió desde el tercio
agradecido.
Pero los toros iban saliendo, y
sucesivamente, iban de mal en peor. ¿Para qué recrearnos en lo malo? Fue un
querer, pero cuando uno no quiere, dos no se pelean.
La corrida estaba bien presentada, de Sevilla, es decir , sin
estridencias, pero con buenas hechuras. Al torero le iba faltando enemigo, bien
por falta de casta, o bravura, bien por rajaos o por flojos. Pero resulta que
el sexto, de Juan Pedro Domecq, fue devuelto, y en su lugar, salió otro astado
de la misma ganadería, cuya principal condición fue su extrema nobleza que
exhibió. El torero, salió a recibirlo a
porta gayola, ganándose ya al público, y después de cuidarlo en el caballo, (le faltaban fuerzas), LA
FAENA. Yo la resumiría diciendo que el TIEMPO SE RALENTIZÓ, es decir pareció eterno. Fue una especie de baile o danza “a muerte”
entre el toro y el torero.
Pega un estoconazo al
“encuentro”, es decir, una contra otra otro, pero el toro tarda en caer; finalmente, un descabello,
petición de dos orejas, concedidas, y sensación de PLENITUD.
Diego el de la Algaba.
https://www.youtube.com/watch?v=GcLKame2sAg
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