El victimismo es una actitud
que abunda cada vez más. Creo sinceramente que todos nos hemos hecho la víctima
alguna vez en nuestra vida para llamar la atención de los demás. Yo el primero.
Por lo que he considerado la oportunidad de escribir un artículo sobre este
correoso tema.
El victimismo es una forma de
mentira que no mencioné en mi reciente
artículo sobre las mentiras publicado hace poco tiempo. Es una mentira mezcla
de automentira o autoengaño y de mentira arriesgada. De ambas hablaba en ese
citado artículo. Es una forma de autoengaño porque somos conscientes de que
estamos mintiendo a los demás, exagerando los síntomas de una enfermedad o la
mala situación económica en la que vivimos. Y es una mentira arriesgada porque
podemos perder a una persona querida, un amigo, un familiar, alguien que nos
importe mucho porque son las personas que más nos importan aquéllas con las que
practicamos la enfermiza actitud del victimismo. Esa mezcla de mentiras es
explosiva porque puede desencadenar problemas mayores y más reales que aquellos
a los que se refieren las mentiras victimistas.

El victimista practica el
chantaje emocional o, como yo suelo decir, la extorsión sentimental. Nadie está
peor que él. No se te ocurra decirle a un victimista que estás mal porque él
automáticamente dirá: pues yo estoy peor, yo tengo esto o aquello y no sé que
hacer para salir adelante, estoy desesperado. Para el victimista no hay más mal
que el suyo. Y no escucha a los demás, por lo que estamos ante una actitud
egoísta. Lo que nos lleva a la consideración de que el victimista es una
persona inmadura porque no ha aprendido a contar sus problemas (que nadie niega
que los tenga) con naturalidad y madurez, como personas adultas.


Lo victimistas muchas veces
no son conscientes de manera fehaciente de que lo son porque han asumido con
realismo brutal su condición de tales.
La enfermedad alcanza aquí su punto más alto. Están acostumbrados a pedir dinero
o a cantar sus enfermedades y se han acostumbrado de tal manera que ya forma
parte de su enfermedad. Tengo una vecina que siempre está de médicos. Hoy mismo
me la he encontrado en la escalera de mi casa al salir e iba a hacerse análisis
y radiografías por enésima vez. Y siempre los resultados son negativos. No
tiene nada. Lo más los dolores propios de la edad. Aquí entra un poco el tema
de la hipocondría. El victimista hipocondríaco no para de llamar la atención
con enfermedades imaginarias. Concretamente esta mujer tiene harto al marido con
tantas enfermedades que se inventa la mujer para que la tenga en cuenta. No
sabe pedir amor de otra manera y se ha acostumbrado a hacerlo de forma
enfermiza y sin límites posibles para su exageración. Estamos ante una
enfermedad mental más de las muchas que hay aunque no sea consciente de ello
por más que yo se lo diga cuando hablo con ella y le digo que no piense tanto
en las enfermedades porque va a acabar teniendo una de verdad

El victimismo es una actitud
reprobable pero que tiene cura con la terapia cognitivo conductual como ya he
dicho. Esta terapia es muy eficaz como me dijo Margarita y se aplica muy
positivamente con los pacientes de esta enfermedad mental. Los pacientes tienen
que ser conscientes de que lo son, de que no están bien y de que si persisten
en su actitud van a conseguir más enemigos que amigos porque todos nos cansamos
de que nos pretendan manipular o engañar de mil maneras. La vida está llena de
mentiras y toda la lástima no es mentira pero una gran parte de ella lo es y
hay que evitarla para que no sean las personas no victimistas las que caigan
enfermas por culpa de las victimistas. Porque se puede producir una diargenia,
es decir, la transferencia de un problema de una persona a otra. En este caso
la transferencia del victimismo a una persona sana que no lo practique. La
diargenia también se puede producir en otras enfermedades mentales y es una
situación muy peligrosa y hay que tener mucho cuidado con ella porque es fácil
caer en ahí.
Desde aquí lanzo un mensaje
optimista para todos los que practiquen el victimismo como forma de vida:
tienen cura. Simplemente tienen que decir la verdad. Si están enfermos, pues lo
están y punto, no tienen por qué exagerarlo ni mentir poniendo la cosa peor de
lo que está. Si necesitan dinero pues que lo pidan y se les dará si se puede,
pero que no se pongan como personas pobres que no tienen un céntimo para salir
adelante y que no pueden ni empezar el mes. Soy positivo en cuanto a salir de
la situación económica en la que nos encontramos. Con eso se curarán muchos
victimistas. Y en cuanto a las enfermedades también soy optimista porque
psicológicamente se les puede ayudar con la terapia ya dicha y pueden salir
adelante. Confiad en vosotros mismos y no tengáis que recurrir a la mentira o a
la exageración lastimera. Todo sea por decir la verdad y salir adelante con la ayuda de todos los
amigos y familiares que tengamos a mano. Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
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