LA JUNGLA: UN BUEN DÍA PARA MORIR.
Estamos ante una película de
acción pura y dura dirigida por un especialista en cintas de acción, John
Moore, lo cual garantiza su éxito al menos en ese aspecto y su buen resultado
en taquilla, más si la cinta está unida al nombre de Bruce Willis. Se trata de
la quinta parte de la saga de La jungla de cristal (en el original todas las
partes se han llamado igual: Die hard, cambiando sólo el número en las
sucesivas entregas. Ésta sería Die hard 5) que empezó con ésta y continuó con
La jungla de cristal: alerta máxima, La jungla de cristal: la venganza, La
jungla 4.0 y finalmente hasta el momento La jungla: un buen día para morir. La
saga ha ido degenerando, sobre todo a partir de la cuarta entrega, cuando se
han descuidado considerablemente los guiones. Las mejores hasta la fecha son la
primera y la tercera dirigidas ambas por John Mactiernan, cuyos guiones están
muy elaborados. La segunda era más floja pero se cuidaba también el guión. Pero
a partir de la cuarta entrega se han olvidado de hacer un guión sólido y
mínimamente creíble, dejándolo casi todo en manos de los efectos especiales y
toda la pirotecnia unida a la saga. No estoy en contra de los
efectos especiales, pero sí de que se conviertan en protagonistas totales de
una mala historia o de un guión mal contado. Estoy a favor de que los efectos
estén al servicio de una buena historia.

Los protagonistas absolutos de
la cinta son Bruce Willis y Jai Courtney, que hace de su hijo en la ficción y
que también interviene en películas de acción como la reciente “Jack Reacher”
con Tom Cruise como protagonista absoluto. La historia arranca como siempre en
todas las películas de la saga: John McClane (Bruce Willis) es un policía
neoyorkino (el 007 de New Jersey como le gusta llamarse a sí mismo) que se
encuentra siempre en el momento equivocado en el lugar equivocado.
En este caso
es Moscú, Rusia (aunque la película fue rodada en Belgrado y Budapest durante
cuatro meses del año pasado, por lo que estamos ante una película del 2012. Se
requirieron varios meses más de postproducción). Allí se encuentra con su hijo
Jack. Ambos tendrán que luchar contra las mafias rusas de los bajos fondos
moscovitas, tendrán que hacer una verdadera carrera contrarreloj para evitar
una guerra (por el uranio) y finalmente tendrán que unir sus opuestas formas de
afrontar las adversidades para, sumadas las fuerzas, mantenerse vivos. Porque
se trata de que aunque sea un buen día para morir, los héroes deben mantenerse
con vida. Si acaso unos rasguños que requieran una tirita en la ceja y una
venda con algo de sangre en el brazo como hemos visto en miles de películas.

Las distintas formas de
afrontar las adversidades son opuestas porque mientras John McClane es pura
improvisación y espontaneidad, Jack es metódico y ordenado (no en vano es
agente de la CIA ).
Todo esto está adobado con una historia de semiespionaje relacionada con el
contrabando de uranio procedente de la catástrofe nuclear de Chernobil, cogida
completamente con pinzas y con muy poca credibilidad.
Pero como cinta de acción
funciona bien: todos los aspectos técnicos están bien cuidados como los efectos
de sonido y los efectos especiales, con una completísima pirotecnia de
disparos, bombas y demás que los héroes sortean con increíble habilidad y mucha
suerte. Por todo la película resulta pobre, sin credibilidad y uno termina
hastiado de tantos efectos especiales que ya acaban cansando.


En definitiva estamos ante
una cinta de acción que hará las delicias de los incondicionales de los efectos
especiales y sobre todo de los incondicionales de Bruce Willis, que los hay y
son muchos, pero que defraudará a aquellos que vayan buscando los buenos
guiones de La jungla de cristal y La jungla de cristal: la venganza. Mi
calificación es de 3 estrellas y ello siendo generoso.
Calificación:
Calificación:
José Cuadrado Morales
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