Halloween tiene su origen en una festividad céltica llamada Samhain, que significa en irlandés antiguo “fin del verano”. Los antiguos britanos tenían una festividad parecida llamada Calan Gaeaf. Esta festividad se celebraba al final de la temporada de cosechas de la cultura celta y era considerada como el “Año Nuevo Celta”, que comenzaba con la estación oscura.
Los antiguos celtas pensaban que la línea que une este mundo con el Otro Mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus malignos eran alejados. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos. Se trataba de adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.
El Samhain también era un momento para hacer balance de los suministros y el ganado para prepararse para el invierno. Se hacían hogueras y se lanzaban a ellas huesos de los animales sacrificados. Otra práctica común era la adivinación, que a menudo implicaba el consumo de alimentos y bebidas.
La tradición romana celebraba la “fiesta de la cosecha”, en honor a Pomona (diosa de los árboles frutales) y mezcló su tradición con la celta
En una época en la que predominaban las festividades paganas, en el siglo VIII los papas intentaron suplantarla por una festividad cristiana (Día de todos los Santos) que fue trasladada del 13 de mayo al 1 de noviembre.
En 1840 esta tradición llegó a Estados Unidos donde quedó fuertemente arraigada.
En la noche de Halloween la puerta que separaba al mundo de los vivos del Más Allá se abría. En esa noche los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen los aldeanos debían pones una vela en la ventana de su casa, una por cada difunto que hubiese en la familia. Si no lo hacían así los espíritus perturbaban el sueño de sus familiares con terribles pesadillas.
Recopilación: Jesús
Los antiguos celtas pensaban que la línea que une este mundo con el Otro Mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus malignos eran alejados. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos. Se trataba de adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.
El Samhain también era un momento para hacer balance de los suministros y el ganado para prepararse para el invierno. Se hacían hogueras y se lanzaban a ellas huesos de los animales sacrificados. Otra práctica común era la adivinación, que a menudo implicaba el consumo de alimentos y bebidas.
La tradición romana celebraba la “fiesta de la cosecha”, en honor a Pomona (diosa de los árboles frutales) y mezcló su tradición con la celta
En una época en la que predominaban las festividades paganas, en el siglo VIII los papas intentaron suplantarla por una festividad cristiana (Día de todos los Santos) que fue trasladada del 13 de mayo al 1 de noviembre.
En 1840 esta tradición llegó a Estados Unidos donde quedó fuertemente arraigada.
En la noche de Halloween la puerta que separaba al mundo de los vivos del Más Allá se abría. En esa noche los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen los aldeanos debían pones una vela en la ventana de su casa, una por cada difunto que hubiese en la familia. Si no lo hacían así los espíritus perturbaban el sueño de sus familiares con terribles pesadillas.
Recopilación: Jesús
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