Si la vida te hiciera resbalar una lágrima de tus hermosas mejillas,
que te secara esas perlas a Dios se lo pediría.
Se que existe un lugar mas allá del firmamento,
donde nacen los versos que yo nunca pude encontrar,
donde el alma y la luz se fundieran en el zenit
como dos labios apasionados llenos de esperanzas y sueños de amor,
así te amo yo.
Entraste en un jardín de flores y ninguna te llevaste,
solo silencio y dolor dejaste,
cuando te des cuenta, quizás ya será demasiado tarde.
Si por quererte ya no vivo,
si te hiciera daño muero entre llantos y suspiros.
Tu belleza, tu aura placentera, tu dulce voz, tus jugosos labios,
tu suave cabellera, tu expresiva mirada…
¡quién fuera luz del alba para acariciarte cada mañana!.
Francisco Jimenez Jimenez
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