Este año está siendo muy lluvioso, por fin la pesadilla de la sequía se está quedando atrás. Da gusto ver los campos llenos de flores y plantas.
El único inconveniente, de este tesoro caído del cielo, es que para preparar la tierra y sembrar, tanta agua no viene nada bien, ya que el terreno se llena de barro y hace imposible cualquier tarea.
Gracias a la tregua de los últimos días hemos conseguido arar el terreno y hacer los surcos para la siembra.
Ya solo nos queda sembrar los plantones y esperar la cosecha.
NOTA: Todas las personas que aparecen en las fotografías han dado su autorización expresa para salir en ellas.
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