lunes, 30 de noviembre de 2020

RECUERDOS DE JUVENTUD. LOURDES

Como contaba en el anterior texto, de Hendaya fuimos a Lourdes antes de llegar a Dax. Yo en mi juventud me atreví a ser agnóstico pero no escéptico, así que la llegada a Lourdes me vino bien. Llegaba un poco cansado y con un poco de mareo no se muy bien porque, pero en aquella mañana espléndida todo me alegraba y no era de los ateos, que realmente nunca lo he sido, que dan de lado a todo lo religioso. Para el que no lo sepa el agnóstico es el que piensa que no podemos afirmar la existencia de Dios porque es indemostrable científicamente que exista pero tampoco podemos decir que no existe porque tampoco al contrario se puede demostrar. El escéptico es el que piensa que el no poder demostrar la existencia de Dios es ya motivo para negar su existencia completamente. Es la postura más radical respecto a la existencia de Dios. Yo pienso que pese a nuestros sesudos pensamientos filosóficos siempre hay algo, como una brizna que se ha sembrado en nuestra infancia o incluso sin que se haya sembrado nada, que nos lleva hacia Dios y que puede hacer que nos encontremos con él en nuestra vida como yo me he encontrado como cristiano. Actualmente colaboro con lo religioso de forma económica, la forma en que puedo hacerlo, pero no soy practicante mas que un poco, sinceramente, no voy a misa los domingos por ejemplo ni pertenezco a ninguna Hermandad. Estoy bautizado, he hecho la Comunión y me he Confirmado en el pasado.

Nuestra llegada a Lourdes fue alegre y como diría mi amigo Pepe, dichosa. Vimos la basílica por fuera y por dentro, entramos, yo no recé porque era agnóstico pero sentía que aquello también me pertenecía. Después de pasar por la basílica fuimos a la cueva donde se había aparecido la Virgen, de la que mana agua y pusimos cada uno de nosotros la mano sobre la roca en la que se había dado el milagro. Allí, en un recipiente que habíamos comprado allí mismo con la forma de la Virgen y que era realmente un recipiente de plástico para albergar agua creo recordar que la llenamos si no nos la dieron ya rellena. Agua de Lourdes. Fue lo que logré traerle a mi familia del viaje a Francia, que duró un mes y una semana, aparte de los infinitos recuerdos en imágenes y fotografías del viaje que me regalo mi amigo y su familia.

“A Lourdes acudían multitud de enfermos, se veía en la explanada en la que vimos a esa multitud y allí estuvimos con ellos y sin saberlo como ellos.” Que arroje la primera piedra el que esté libre de pecado. Antes de lo lúdico estaba lo espiritual. Así era la familia de mi amigo y mi familia. Actualmente como digo soy cristiano y creyente y no practicante porque no se dan las circunstancias para que practique lo religioso, la religión, con mayor intensidad, aunque siempre llevo un evangelio de día a día cuando me cuelgo mi bolso.

La zona entrecomillada la escribí la semana pasada pero la memoria comete fallos que se corrigen con la terapia y con la reflexión. Realmente había mucha gente en Lourdes pero aunque estuvimos en la explanada donde se celebraba la misa a los enfermos, esto lo se porque me lo dijeron mis acompañantes, que era así y que allí se celebraba, se celebraría más tarde, pero no pudimos quedarnos y no los vi. A los enfermos los he añadido yo, creo, estoy casi seguro. Llegué incluso a decirme que allí deberían haber hoteles u hostales para albergarlos, pero es algo que no se si es verdad porque lo imaginé yo. Una cosa que me llamó la atención fue la grandísima explanada donde se celebraba la misa a los enfermos. Pero estaba vacía de ellos, lo que dije lo he imaginado, el contármelo mis acompañantes como digo ha influido y también en mi caso el deseo de que esto de verdad hubiese ocurrido así. Yo de joven me preocupaba mucho por los enfermos.


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