A los 20 años hice un viaje a Francia con un amigo y sus
padres. Fue un viaje de las más gratas de las impresiones para mi.
Era la primera vez que salía de España y para aquellos tiempos,
corría el año 1986, era algo inaudito para un joven de mi edad y
circunstancias. El viaje hasta Dax, una gran población de Les
Landes, al sur de Francia, en el País Vasco Francés, lo hicimos en
coche.
Recuerdo que hicimos el viaje en un día, parando en Lourdes
para visitar este sitio tan especial antes de llegar a Dax. Salimos
muy temprano, sobre las cuatro de la madrugada estaba ya todo
dispuesto para salir. Ibamos en un buen coche de la época, creo
recordar que un Renault 11, y lo conducía mi amigo de 22 años
llevando de copiloto a su padre, la madre y yo íbamos detrás.
Creo
que sólo debimos parar una vez para comer hasta llegar a Hendaya, o
quizás ni eso, mi amigo habría comido suficiente a la salida para
hacer el recorrido sin parar hasta la citada población en la
frontera con Francia. Si recuerdo que los que no conducíamos tomamos
algo mientras mi amigo conducía y su padre estaba pendiente junto a
él de la carretera.
Como cuento salimos a las 4 de la mañana y
llegamos a las 12 o la 1, unas 8 o 9 horas de viaje hasta la frontera
en Hendaya, estuvimos viajando atravesando toda la península de sur
a norte de España.
Yo me recreaba la vista con el paisaje y era
pleno verano. El recuerdo al atravesar tanto terreno es de cómo los
colores cambiaban al ir subiendo hacia el norte de la península. El
verde en el sur es más diáfano y claro en el sur que en el norte, o
al menos esa es la impresión que me produjo el viaje: recuerdo que
al pasar por San Sebastián cercano a Hendaya el paisaje se llenó de
caseríos entre la vegetación y el verde me pareció más oscuro el
del norte que el del sur.
Tuve la impresión de que se hacían más
intenso los colores verde y ocre a medida que pasábamos por Madrid y
luego por San Sebastián. Me parecía que los colores ganaban en
intensidad a medida que pasábamos del Sur al Centro y del Centro al
Norte. No se si en San Sebastián podía estar más nublado el cielo
que en el sur, hace muchos años, 34, que hice ese viaje. Un poco
puede haber de todo. Pero lo cierto es que era verano y que sobre la
1 ya estábamos en la frontera con Francia.
A mi siempre que viajaba, desde mi infancia, me gustaba recrearme en el paisaje mirando a través de las ventanas en coches y autobuses. Recuerdo días luminosos en el viaje a mi pueblo en que me insuflaba de felicidad contemplando la luz del cielo y de los prados. Era una sensación de felicidad intensa y a mi me gustaba recrearme en el paisaje mientras viajaba. Los colores de la Sierra Norte de Sevilla siempre me parecieron celestiales.
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