sábado, 7 de marzo de 2020

LA LUCHA POR LA IGUALDAD . 8 DE MARZO DÍA DE LA MUJER

Ante todo me gustaría que todo el mundo entendiera que no es una cuestión social sobre el machismo y el feminismo, este artículo intenta plasmar simplemente que tenemos los mismos derechos y obligaciones, tanto el hombre como la mujer.
Sin embargo el día de hoy todavía no estamos en igualdad de condiciones. Debo ampliar esta información remontándome a muchos años atrás donde la mujer era simplemente un cero a la izquierda y el hombre era el rey de la casa ya que era él quien traía un sueldo al hogar y es así como se mantenían millones y millones de familias.
También tengo que mencionar una labor ejemplar (al menos para mi) sobre el papel que en todos estos años ha venido desempeñando la mujer en la crianza y educación de sus hijos, sin ninguna remuneración. Dicho esto deseo expresar mi total repulsa hacia el machismo y la violencia de género que tras muchas décadas la mujer ha tenido que soportar pagando a veces la libre expresión con “su propia vida”.
Quisiera poder contar una pequeña historia en este sentido, libre de expresión, sin tabúes o miedo alguno a posibles represalias de esta lacra social que por desgracia aun no se ha acabado y sigue cobrándose vidas de mujeres y niños inocentes. Estoy muy orgullosa de haber nacido mujer porque he logrado crear mi propio hogar con mi sueldo, mi esfuerzo diario, mi trabajo etc.…, pero no me quedo satisfecha si no plasmo el dolor y la impotencia de una mujer que ni siquiera tuvo la oportunidad de ir al colegio y estudiar como las demás niñas de su edad. Esa niña que pasó pronto a ser una gran mujer es mi madre.
Ella solo quería estudiar y poder tener un futuro mejor en su vida pero las circunstancias que la rodeaban no le permitían realizar dicho sueño. Sueño de casarse, seguir luchando y trabajar fuera y dentro de casa y llevar un sueldo digno.
Quizás ahora entendáis el dolor e impotencia de esa mujer al contaros como acontecieron los hechos en un futuro cercano.
Se casó con el hombre al que amaba más que a su propia vida, años más tarde llegaban al mundo las niñas pequeñas, pero aun seguía trabajando en la calle y en su hogar.
Recuerdo gratamente, desde que tengo uso de razón, que todo, absolutamente todo su afán en la vida se convirtió en que sus cuatro hijas estudiaran y llegaran muy alto.
Yo era muy pequeña y no comprendía tanto empeño en que estudiáramos, tanto hasta el punto de hipotecarse para que nos diesen clases particulares por las tardes. Evidentemente mis notas eran ejemplares, pero mi madre nunca bajó la guardia e insistía constantemente en el significado del esfuerzo diario.
A través de nosotras ella estaba realizando sus sueños de llegar a ser alguien en la vida.
A ella no le gustaba pasar desapercibida. Una mujer muy luchadora y fuerte, quizás demasiado, luchadora para su época, perno no para la nuestra, así que se puso manos a la obra.
Mi familia era muy humilde, pero a mi no me importaba porque crecí en manos de mi madre y de mis hermanas, mi padre trabajaba fuera de casa todo el día.
Iba pasando el tiempo  incluso los años, un día cualquiera, llegué antes del colegio y en toda la calle se escuchaban muchos gritos, incluso había una patrulla de la policía llevándose a mi padre, me quedé quieta en una esquina, en estado de shock, sinceramente no reaccioné ante esta situación, ni siquiera llegué a llorar. Entonces en ese instante comprendí la impotencia, el dolor, el miedo, la angustia por la que estaba pasando mi madre.
Por desgracia he de decir, si justificar a nadie, que fueron años muy muy difíciles para la mujer, todos estaba en su contra. Pasaba el tiempo y nada en casa volvió a ser igual.
Millones de mujeres sufrían malos tratos por parte de sus parejas. Casi nada se podía hacer ante esa lacra social, excepto denunciar como hizo ella, mi madre. Hoy en día a mis 44 años lo cuento con la cabeza agachada por la vergüenza y el horror vivido en ese instante.
Aquel instante solo era el principio de lo que mas tarde acontecería sino poder evitar.
Comienzo  a intentar llegar a vuestros corazones y haceros comprender la lucha diaria de muchas mujeres de esa época. La vida iba pasando muy lentamente desde ese instante para mí.
Mi madre como mujer reivindicó la libertad de expresión y también luchó contra la violencia de género… pero a estas alturas de mi vida y a día de hoy yo me pregunto, el por qué de aquello, sin obtener una respuesta coherente. 
Antes la lucha era silenciosa y desgarradora pero hoy en día muera una mujer diariamente a manos de su pareja o expareja. Y yo me pregunto ¿Tanto hemos avanzado? ¿Por qué no hay leyes que paren de una vez el machismo?
Hemos avanzado en el terreno laboral, económico, etc, pero aun os queda mucho para que el hombre y la mujer estén en la misma balanza.
Mujer me dirijo a ti con fuerza, para que te agarres de mi mano, juntas podemos y debemos cambiar esta sociedad para que no  digamos nunca más que nuestro paso por la tierra ha sido en vano.
Hagamos todos, hombre y mujeres, un mundo mejor donde nuestro hijos e hijas se críen en condiciones de igualdad, sin violencia, sin miedos, sin tabúes, podemos y debemos luchar juntos de la mano para que seamos más fuertes.
Desde luego yo tengo la firmeza, la fuerza, la valentía de haber luchado por un mundo mas justo para todas.
Ahora no respondas nada, solo calla y piensa ¿TÚ QUE HACES PARA CAMBIAR ESTA SOCIEDAD?

Yo no quiero que hables por mí.
No quiero ser sumisa.
No quiero ser cobarde.
No quiero tu caridad.
No quiero tus sobras.
No quiero ser un mueble.
Queremos igualdad.
Queremos sueldos justos y acordes con nuestra labor.

Y antes de despedirme quiero decir alto y claro que “NO SIGNIFICA NO”, no hay término medio para este monosílabo.
“NO A LOS ABUSOS SEXUALES”
Muchas gracias a todos y todas.

Sonia.


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