Los belenes en Navidad
normalmente nos alegran las fiestas y esto es lo que viene ocurriendo en mi
caso desde que estoy en la unidad de rehabilitación. Pero no siempre ha sido
así en mi caso. No obstante he de decir que siempre ha estado presente el belén
en casa por Navidad en todo lo que llevo vivido por una curiosa historia que le
tengo que agradecer a mi hermana. Recuerdo que cuando la soledad no era buscada
sino impuesta por la enfermedad y me encontraba en la única compañía de mis
padres y tía ir a ver belenes, a lo que me llevaba mi padre, se me hizo cuesta
arriba, no los disfrutaba como ahora, no sentía el espíritu de la Navidad,
estaba como abotargado, como si tuviera los pensamientos, como así era, en
otras cosas, con faltas grandes de atención hacia lo que estaba haciendo o
viviendo en ese momento, eso que trata de corregir la terapia ocupacional de
Cognitivo, la atención y la memoria. No prestaba atención ni tenía la
tranquilidad ni el sosiego interior para disfrutar de algo tan bonito como es
un belén. No disfrutaba de la Navidad.
Pero el belén siempre ha estado presente
en casa. De adolescente y joven en la casa de mis padres quien siempre ponía el
belén era mi hermana. Yo cuando me daba cuenta ya me lo encontraba montado.
Pero era motivo de alegría todos los años verlo puesto por mi hermana. Hace
unos trece años compré un belén con las piezas básicas pero de gran calidad y
comencé a ponerlo yo en casa: poco a poco he ido añadiendo una figura nueva al
belén comprada en diferentes sitios. Me hizo falta reponer un ángel y lo repuse
comprándolo en esas tiendas maravillosas que ponen en la avenida de la
Constitución que tan agradable nos hacen el paseo por esta zona tan céntrica.
Este año he comprado una figura nueva, un cerdito con su cria, no caro, a 1,80
euros.
Pues bien, me he preguntado muchas veces que desde que mi hermana se
independizó, hace 27 años, quizás no tanto porque entonces, de joven, nos
visitaba a casa con asiduidad, el belén no se haya puesto en muchos años, todos esos años de
soledad impuesta de la que hablo en la que he vivido con la enfermedad.
Pues
recuerdo que mi hermana me dejó un belén en miniatura, hecho en media nuez, un
minibelén precioso que me dijo que conservase, que se lo guardase y yo lo
coloqué en la vitrina que teníamos en casa. Pues este belén ha estado presente
siempre en casa hasta que hace unos años me lo pidió ella. Así que el belén
nunca ha faltado en casa en ninguna Navidad. Y darme cuenta de esto me ha dado
una alegría grande cuando lo he recordado pues he pasado por momentos muy
malos. Esa es la historia que quería contaros del belén de Navidad.
Jesús
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