Mi
fe en el ser humano hace tiempo que está bajo mínimos. Yo no creo
como Jean Jacques Rousseau que el hombre sea bueno por naturaleza. No
es que nazca directamente malo, sino que nace ya genéticamente
condicionado para hacer multitud de cosas, entre ellas hacer el mal.
El hombre no es bueno por naturaleza. El hombre es hombre por
naturaleza y creo más bien en otra famosa sentencia filosófica: el
hombre es un lobo para el hombre, con todos mis respetos para el
lobo.
Últimamente
me ha ocurrido algo que ha marcado aún más mi condición de
malpensante sobre el hombre. Os cuento.
Yo
solía salir de madrugada porque tengo problemas de insomnio. Me
levantaba muy temprano y después de hacer las cosas normales de toda
persona me iba a la calle a pasear y a escribir whatsApps a mis
personas cercanas en la Plaza de San Gabriel sentado en uno de sus
bancos de hierro.
Yo
estaba muy tranquilo escribiendo un whatsApp cuando vino por detrás
un individuo que me amenazó con una navaja diciendo: “O me das el
móvil o te rajo”. En momentos así no se piensa mucho y reaccioné
enfrentándome a él. Pudo darme un navajazo y dejar mi vida tirada
en el suelo de la plazoleta. Pero insisto en que no se piensa
demasiado en esos momentos, sólo en el instinto de protección de lo
que es de uno. Y mi móvil era mío, y mis whatsApps , y mis
contactos, y mis llamadas, todo. No tenían por qué robarme.
Forcejeamos
un buen rato. Era más fuerte que yo o sencillamente estaba más loco
que yo y me dio golpes muy fuertes, pero yo aguantaba con el móvil
en mis manos. No quería que me lo arrebatara. Era mío, como mi
vida, pero en ese momento yo pensaba en proteger mi móvil y todo lo
que eso significaba.
En
un momento de la pelea tropecé y caí al suelo. Y cuando iba a
levantarme me dio un violento golpe en la nariz que me hizo caer de
espalda y me di un golpe en la cabeza. Eso me causó un ligero mareo
que el individuo aprovechó para robarme el móvil. Él había
triunfado. Allí me dejó vapuleado, tirado en el suelo. Me sentí
fatal, impotente. Yo no era yo. Había sido robado y apalizado por un
atracador de tres al cuarto.
Me
repuse y empecé a hacer las cosas que debía. Lo primero: bloquear
el móvil para que no pudiera usarlo y aumentar aún más el
perjuicio.
Después
de eso fui al Hospital Virgen Macarena, a Urgencias, a que me viera
algún médico. Pasé a Traumatología y me hicieron radiografías de
la cabeza y particularmente de la nariz. Me dolía mucho y sangraba
bastante. Después de un rato la doctora me dijo que no tenía nada
roto y me hizo un parte de lesiones para el Juzgado de lo Penal.
Entre otras cosas puso “contusiones y erosiones en el tabique
nasal”. Afortunadamente no tenía nada roto. La cosa no había ido
a peor. Me dieron el alta y seguí con el siguiente paso.
Fui
a la Policía de la Alameda a presentar denuncia. Allí se hizo
atestado de todo. Se hicieron constar todas las cosas en el mismo
para que la denuncia quedara lo más completa posible. Me atendieron
muy bien. He de decirlo. Me dieron una copia de la denuncia por si
quería presentarla al Seguro si lo tenía.
A
la mañana siguiente fui a Movistar a comprarme un móvil nuevo.
Estaba incomunicado con mi familia porque el fijo estaba averiado.
Más tarde fui a Mapfre, con quien tengo Seguro de Hogar, que incluye
lo que a mí me ocurrió la noche de autos: robo con violencia, algo
que está penado con cárcel de 2 a 5 años.
Presenté
la denuncia de la Policía, el parte de lesiones de Urgencias, la
factura del móvil que me habían robado, etc. Quedaron en
contestarme. Tal vez me den una indemnización no superior al precio
del teléfono. Eso al menos me ayudará a subsanar parcialmente la
humillación y las heridas si se produce porque todos sabemos lo
“duros” que son los Seguros. Pero yo tengo confianza. Mapfre
nunca me ha fallado.
Y
así estoy: esperando la contestación de Mapfre. La Policía no ha
encontrado al delincuente. Y la nariz me sigue doliendo. Ahora cuando
estoy escribiendo este artículo aún me duele bastante y eso que ya
han pasado 10 días del suceso.
Da
la casualidad de que mi hijo trabaja en el Juzgado de lo Penal pero
se tendría que inhibir si le cayera mi atestado. Lo entiendo. Pero
me ha asesorado en todos los pasos que tenía que seguir.
He
sentido impotencia. Y siento impotencia de que la Policía no pueda
dar con el ladrón que por su forma de actuar seguro que tenía
antecedentes. Su forma de proceder no es la del que por primera vez
comete un delito.
Yo
debí proteger más mi vida porque al final acabé perdiendo el móvil
y podía haber perdido mi vida y el móvil al mismo tiempo. Pero no
me arrepiento de cómo actué. Me siento orgulloso de mí mismo.
Estoy
aprendiendo a manejar mi nuevo móvil. He perdido todos mis
contactos, mis fotografías, todo. Sé que es sólo un móvil pero
para mí por diversas razones significa mucho más.
Pero
conservo la vida, con este dolor de nariz. Yo duermo de lado y apoyo
la nariz en la almohada. Eso hace que me duela más. Además el
traumatismo fue muy fuerte según me dijo la doctora que me vio en
Urgencias. Tengo al ladrón en mi mente. No recuerdo su cara. Se lo
dije a la Policía por si podía mirar fotografías. Hubiera sigo
inútil. Casi todo fue de espalda excepto el golpe en la nariz, pero
no vi nada.
Estamos
desprotegidos. Sentimos impotencia. Ahora soy más prudente. Salgo
más tarde de casa. No escribo whatsApps de noche en la calle. Miro
más por mí. No quiero que me vuelvan a robar y no quiero volver a
sentir la impotencia que me hizo sentir aquel individuo al que espero
capturen tarde o temprano y lo condenen a lo que me dijo mi hijo.
Salud y suerte.
José
Cuadrado Morales
Estamos desprotegidos. La honradez, que antaño era moneda común, brilla hoy por su ausencia. La maldad ha desplazado a la bondad en innumerables actos de la vida cotidiana. Las buenas gentes que antaño vivían despreocupadas temen hoy por su hacienda y su vida.
ResponderEliminarResulta que Sevilla antes era Aasgard y no me he enterado. La picaresca lleva en Sevilla instalada desde los tiempos de rinconete y Cortadillo, es sólo que quien roba ahora es más q nada el inmigrante inadaptado a la sociedad española, q por lo general es bastante más violento, xq viene de sobrevivir a un entorno q todo tipo de horrores...
EliminarQuerido amigo CRPS León: llevas toda la razón. Estamos desprotegidos y no sabemos realmente qué hacer. La honradez brilla por su ausencia y empezamos a tener miedo a salir a la calle y, más aún, miedo a salir de noche como se titulaba una película de hará más o menos 30 años. Hay que tirar para adelante para no dejarnos avasallar por todos los delincuentes que hay, que merecerán comprensión, pero más comprensión merecen pienso yo sus víctimas. Un abrazo. José Cuadrado.
ResponderEliminarCierto amigo Unknown: hay muchos inmigrantes que vienen de situaciones mucho más duras que las que hay en España y no tienen miedo de ser violentos porque la ley aquí es muy permisiva. Hay que ser valientes y defenderse siempre como hice yo, aunque a veces nos juguemos la propia vida. Pero la dignidad también cuenta y no podemos dejarnos avasallar sin más. Un saludo. José Cuadrado.
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