Mientras sufría esos celos estudiaba y
seguía mi vida normal. Yo seguía estudiando y ella trabajando. Seguía teniendo
mis amigos de la facultad, los propios de mi pueblo y los de Sevilla. Los celos
me llevaron otro día a pensar en comprarme unos prismáticos, pero esto sólo lo
hice en el servicio militar, un año después. Ya estaba mi novia trabajando en
una farmacia.
Los celos me llevaban hasta ir al Parque
de los Príncipes de noche mientras estaba trabajando y entre los árboles
intentaba verlos a los dos juntos trabajando. Pero la disposición del Parque
respecto al Supermercado era tal que no se podía ver la entrada donde estaba la
caja ni entre los matorrales, los que nunca llegué a sobrepasar. Creo que por
eso pensé en comprarme unos prismáticos. Sólo fui dos noches. La aparente
complicidad entre los dos y lo que conté fue lo que hicieron que volvieran a
surgir los celos. Quizás ella sólo
quisiera quitarle hierro y reírse de la situación en que nos encontrábamos como
pareja en el plano sexual y aunque yo era consciente de ello en muchas
ocasiones los celos podían más.
Ella
era muy alegre, más que yo, y a los dos nos gustaba el sexo como a cualquier
pareja de veinte años, imaginaba yo por aquel entonces. Queríamos disfrutar,
pero lo más importante es, como se dice, que funcionáramos en la cama, que
llegáramos al clímax los dos juntos: razón: la de poder tener hijos. La
cuestión es que hacíamos el amor y yo disfrutaba mucho y ella también, mientras
nos besábamos y nos acariciábamos. Yo también mientras lo hacíamos en posición
perrito pero ella en esta posición no conseguía el clímax: más cuando yo lo que
tardaba eran cinco minutos en alcanzarlo. Eso era algo que había que corregir,
pensábamos entonces. Lo importante es que nos enamoramos (yo cuando ella me
dijo que si, que saldría conmigo, a los tres meses de conocernos, me sentí
flotar como si estuviera el cielo) y queríamos continuar juntos. Hubo un
momento, una vez, que ella se puso en posición normal, natural para nosotros
los seres humanos, pero yo en ese momento me di cuenta de que ella se
comportaba anímicamente como una niña pequeña, como una niña de diez años y no
pude hacer el amor así, lo rechacé.
Esto ocurrió casi a mediados de de la relación
y una sola vez. Continuamos con nuestros intentos en la posición perrito y yo
para que ella disfrutara del sexo decidí que debíamos practicar el 69 mientras
corregíamos el problema sexual que teníamos, posición con la que disfrutábamos
los dos, con la que alcanzábamos el clímax los dos. Ya al final de la relación
se puso más normal y hasta seria cuando intentábamos hacer el amor en posición
normal y lo intenté, pero seguía alcanzando el clímax yo y ella no. Contar que
aunque yo sabía lo que pasaba se dio la siguiente situación: solíamos hacer el
amor en la parte trasera del coche al principio( y a un hotel más avanzada la
relación) y lo hacíamos en el campo de la feria( los fines de semana y no fines
de semana, unas dos veces por semana, de noche). Allí uno de los días que
íbamos me sacó del coche y señaló con el dedo a otro coche en el que la mujer
que hacía el amor (no se veía solo se escuchaba) gemía de placer. Me dijo que
así debía disfrutar o sentir ella. De lo contrario, si ella no alcanzaba el
clímax aunque lo alcanzara yo no podríamos tener hijos, sigo pensando, y que
debíamos alcanzarlo juntos, al mismo tiempo, al menos pienso que alguna vez.
Hubo alguna vez que hicimos el amor dos veces seguidas, a petición mía primero
pero dejamos de hacerlo al ver ella que el pene no estaba lo suficientemente
duro como para realizar el acto sexual. Mientras ocurría todo esto, hacíamos
nuestra vida normal.
Desde aquí me gustaría decirle a mi novia
que ella cuando nos enamoramos me salvó de la muerte emocional en que me
encontraba a mitad de carrera de la licenciatura en física, a punto de
desfallecer. Ni mi familia ni mis amigos podían hacer nada por mucho que
quisieran y ella se cruzó en mi vida como un ángel bendito. Quizás si nuestras
vidas no se hubiesen cruzado no habría terminado la carrera y mi vida hubiera
cambiado completamente (empeorándola notablemente). Por eso quisiera dedicarle
unas palabras y decirle que en recuerdo del amor que nos tuvimos escuchase dos
temas de Maná: Bendita tu luz y Tu me salvaste del Lp Amar es Combatir.
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