viernes, 29 de junio de 2018

EL PASO DEL TIEMPO

Los que siguen habitualmente mis artículos habrán observado que insisto mucho en que tengo 56 años. Me está afectando cada vez más el paso del tiempo. Me está ocurriendo lo mismo que a mi madre, que siempre decía que le temía más a la vejez que a la enfermedad. Eso siento yo cada vez más con más frecuencia.
Con mi carácter obsesivo-compulsivo esto se está convirtiendo cada vez más en una obsesión. Y hay cosas que hacen que la idea sea más fuerte, como lo que me ha ocurrido recientemente.
Hace unas tres semanas subía un poco deprisa las escaleras de mi casa y en el último escalón tropecé y me caí. Diversos traumatismos que se han ido aliviando poco a poco. Pero sobre todo una herida en la pierna derecha a la que no le eché cuenta. Pasados tres días me dolía mucho y fui al médico: la herida se había infectado. Tenía que empezar a curarme.
Hoy me toca la sexta cura. El problema es que la herida se ha convertido en una pequeña úlcera, lo cual es más difícil de curar porque tarda más en cerrarse. Y es que tengo en contra mis problemas de circulación y mis problemas de azúcar. No sé cuántas curas más necesitaré. La enfermera dice que va bien la úlcera pero que es muy lento y necesitaré muchas curas.
Hace pocos años me habría caído igual pero no se me hubiera formado la úlcera porque no tenía problemas de circulación ni de azúcar. Ahora tengo 56 años y veo que mi cuerpo no me responde como yo quería. Me estoy acercando peligrosamente a los 60 años y tengo un poco de miedo porque el 6 por delante impone mucho.
Me veo mayor. Y sólo tengo 56 años. Cuando tenga 70 no sé qué va a ser de mí si no cambio de mentalidad. Tengo que hacerlo por fuerza porque si no mi vida se puede convertir en un infierno. Tengo un julio pendiente una prueba porque tengo una situación de riesgo cardiovascular. Creo que me la han mandado fundamentalmente para meterme miedo y hacer que pierda peso (me sobran un buen puñado de kilos), que me cuide más el azúcar y que me siga tomando, como hago, las pastillas para la tensión.
La vejez, aunque mi madre dijera lo que dijera, está asociada a la enfermedad. Las cosas que me pasan ahora no me pasaban hace sólo 10 años. Y ello me preocupa y me obsesiona. Y no quiero más obsesiones.
Pero el paso del tiempo no sólo me afecta a la visión de la enfermedad, sino a muchas otras cosas. Quiero seguir con mi labor de escritor. No quiero dispersarme y sí seguir concentrado en mi trabajo de publicar un libro cada año. Creo que si el tiempo me respeta podré publicar todos los libros que tengo pensados. De momento el tema va muy bien y se están cumpliendo todos los plazos. El próximo libro a salir será mi segunda novela, segunda de una trilogía que empecé el año pasado.
Estoy contento con mi trabajo de escritor y me alegra haber superado la dispersión tan grande que tenía. Estaba perdido en demasiadas cosas y ahora estoy centrado en la publicación y ya está.
También me afecta el paso del tiempo en el tema de las relaciones de pareja. Yo me casé y me divorcié. Y el divorcio me robó muchos años de mi vida por la depresión en la que caí. Ahora no quiero iniciar ninguna nueva relación. No quiero volver a sufrir lo mismo ni perder el tiempo que ese sufrimiento suponía. Tengo relaciones esporádicas y ya está. No dejan huella. Sirven para lo que sirven y punto. Pero no quiero ninguna relación seria, aunque también me asusta llegar a la vejez solo sin nadie que me acompañe y me ayude en todos los sentidos. De momento prefiero la soledad. A veces sufro, pero menos que estando acompañado.
He tenido una relación esporádica con Loli, la chica que conocí de madrugada después de uno de mis catastróficos fines de semana. Por cierto que este fin de semana ha sido muy bueno gracias al fútbol: he visto 7 partidos del Mundial de Rusia y he estado muy distraído. Estoy cansado durante la temporada de todos los partidos de pago y ahora puedo hartarme como dice mi hermana pequeña. Pues me estoy hartando y eso me distrae enormemente que es una de las cosas que más necesita una persona con trastorno obsesivo compulsivo.
La relación con Loli ha sido satisfactoria y le estoy muy agradecido al fin de semana que me llevó al insomnio y a encontrarme con ella. Sintonizamos y de ahí surgió sin más una relación sin compromiso. Vernos, estar juntos y cada uno para su casa. Y mientras compartimos nuestra pasión por la Literatura, los libros, nuestros mutuos escritos, etc.
El paso del tiempo lo veo mucho en mi hermana pequeña que tiene esclerosis múltiple. A medida que pasa el tiempo está peor y la enfermedad le está anulando progresivamente órganos. Últimamente han sido los riñones. Tiene que tener sonda permanente puesta para poder orinar porque los riñones ya no le funcionan. La sonda la lleva a muchas infecciones y está continuamente con antibióticos. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y no aparecen más medicamentos nuevos contra la esclerosis. Sigue con la misma medicación y no mejora. Ya utiliza mucho la silla de ruedas normal. Le han mandado también una silla de ruedas motorizada para que aumente su autonomía. A ver cómo evoluciona. Pero veo que el paso del tiempo se está cebando con ella y eso me afecta psicológicamente mucho. Y eso lo sabe ella, sabe del sufrimiento que padezco al ver su propio sufrimiento.

Lo mismo me pasa al ver a mi hermana mayor. Sus problemas de corazón se van complicando, así como sus problemas de estómago. Su cuerpo también empieza a fallar. Tiene 58 años, dos más que yo. Y eso me asusta mucho. Dentro de nada yo tendré 58. Vivo una carrera a lo Fernando Alonso contra el reloj. Ya digo que estoy obsesionado. Una persona normal lo vería de otra forma. Pero yo no tengo ninguna normalidad a la hora de juzgar el paso del tiempo.
Decía un abogado Presidente del Ateneo Popular de Sevilla que la juventud es un defecto que lo cura el paso del tiempo. De eso hace ya 30 años, cuando yo daba conferencias, pregones, participaba en muchas mesas redondas y debates. Tenía una actividad dispersa como he dicho antes. Pues han pasado los 30 años y el defecto se ha curado: ya no soy joven, aunque tampoco un anciano. Puedo estar tranquilo, pero no lo estoy. Tengo que centrarme más en mí mismo. Tengo que centrarme más en curar mi enfermedad, mi TOC para llevar una vida más saludable, de más calidad. En ello pongo mis fuerzas todos los días de mi vida. Es una labor constante que requiere un enorme esfuerzo. Estoy dispuesto a hacer el esfuerzo que haga falta. Me están ayudando mucho los profesionales y la nueva terapia: entrenamiento meta-cognitivo.
Lo que yo pueda resolver por mí mismo lo resolveré. Y el tema del TOC depende básicamente de mi voluntad, de mi autodominio, del control de mi voluntad. Estoy luchando lo que no hay en los escritos por superarlo.
Tengo que administrar mejor mi tiempo libre para no sentir que lo pierdo. Ahora lo estoy invirtiendo mucho como he dicho en el Mundial de Rusia. Cuando pase el Mundial veré lo que hago. Con tranquilidad. Con diligencia, pero sin obsesionarme. No quiero que el paso del tiempo se transforme en una obsesión de proporciones mastodónticas como ha pasado con otras.
Yo tengo el problema en mis manos. Es decir, yo tengo también la solución y debo de afrontar el problema con naturalidad y sin cobardía, aplicando uno de mis lemas: autoestima, flexibilidad, no todo debe de ser perfecto, seguridad, sin miedo.
Ya os iré contando poco a poco mi lucha y los logros que voy consiguiendo. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

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