Octava entrega de Benjamín e Isaias
En la reunión
de nuestras familias, se pusieron de acuerdo para que no nos gastáramos el
dinero. Fuimos a ver la psiquiatra Dra. Bárbara, y le contamos lo que nos
pasaba y es que le explicamos que teníamos una deuda de mas de 350 euros de
haber pagado el alquiler y los recibos de la luz, de la vivienda anterior, a
donde nos picaban las chinches y que teníamos un brote de nuestra enfermedad Entonces ella nos dijo que no nos veía tan mal como para retirarnos el dinero
que habíamos echo bien en venirnos, que en aquellas condiciones no podíamos
vivir. Nos subió la dosis de tranquilizantes ya que nos dijo que nosotros sabíamos
bastante de nuestra enfermedad y que nos quedáramos en Faisem de a donde no teníamos
que habernos ido nunca. Ya que habíamos probado varias veces porque a nosotros
no nos gustaba vivir con muchas gentes y como yo me llevaba muy bien con Ben
entonces hacíamos lo que se nos ocurría a los dos . Nos mandaron al mismo
piso de Sevilla ya que no teníamos otra posibilidad, nos fuimos,
porque no nos fiábamos de uno que estaba allí que lo veíamos como un peligro. Él dormía de día y de noche se despertaba para visitar
las habitaciones ya que el hombre estaba aburrido y descansado pero con el
tiempo nos dimos cuenta que estaba muy mal pues hablaba solo se golpeaba el
pecho y parecía Tarzan de los monos haciendo gruñido como un animal. A pesar de
esto no es tan mala persona. Íbamos fuera a comer ya que a Ben le dijeron que no
cocinara en el piso, nos mandaron a comer a un bar llamado SEVILLA el dueño era
don J. Luís y su familia, comíamos muy bien pero mejor se come con la esposa de
don Luis que hace unos guisos de rechupete.
La paella esta muy buena , la carne
en salsa estupenda los garbanzos, los chíncharos , las lentejas, el pescadito
frito, y el gazpacho muy rico. Don Luis es una persona que le gusta el cante y
la guitarra así como las saetas por semana santa, y el cante rociero y se da
mucho a querer por los enfermos mentales que van por allí de buenas a primeras
don Luis coge la guitarra y se pone a cantar sevillanas, rumbas flamenco y nos
alegra un ratito yo le acompaño, en el cante formando un dúo preparado para la
feria. Don Luis tiene mucho arte igual que mi amigo Ben pitando cuadros
abstractos, pues le sirve de terapia, ya que no piensa en nada mas se concentra
en lo suyo, yo come concentro en el cante flamenco..
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