jueves, 8 de marzo de 2018

LOS LIBROS

Hemos llegado a la orilla de otro lunes, que me ha rescatado de otro fin de semana. Francamente estoy empezando a cansarme de los fines de semana.
El sábado no fue mal. Lo dediqué básicamente a las tareas domésticas, sobre todo a la colada. Tenía mucha ropa acumulada. Vi una película en la tele: Un lugar donde refugiarse, pasable, aunque bien interpretada. Me acosté pronto y el domingo me levanté también pronto.
Y el domingo empezó bien: escribí bastante de mi nueva novela. Hice el resto de tareas domésticas. Pero al llegar el mediodía me entró la modorra que me suele entrar y me acurruqué en mi sillón azul y de ahí sólo me sacó el empate del Sevilla con el Getafe a 1. No vi la final del Campeonato de Europa de Balonmano entre España y Suecia. Me acosté. Dormí fatal. Me he levantado a las 3. A las 4 ya estaba yo en la calle enviando whatsApps, habiendo leído previamente en casa todo lo que había escrito el fin de semana. Y ya estoy un día más en la Ura, afortunadamente un lunes más.
Esta mañana, esta madrugada mejor dicho, he estado pensando en mi libro. Y en general he estado pensando en los libros, en los libros en general y en los libros que me han marcado en la vida y han condicionado mi vocación de escritor.
El primer libro que recuerdo que me marcó considerablemente es Papillón de Henri Charriere. Es un libro autobiográfico pero contado como un libro de aventuras. La vida del autor del libro, de todos sus padecimientos por un crimen que no cometió en sitios como la Isla del Diablo, en cárceles inmundas, en sitios terribles, con personajes también igualmente terribles. Se hizo una versión cinematográfica en la que Papillón era interpretado por Steve McQueen y como compañero de padecimientos Dustin Hoffman.
Siempre me ha encantado cómo se puede contar la propia vida tan dura como una novela de aventuras. Hasta las cosas más horripilantes. Con un estilo ágil que te atrapa desde la primera página y es un libro bastante voluminoso.
Lo tomé prestado de la biblioteca del colegio de curas donde estudiaba. Años después un buen amigo me regalaría un ejemplar para mí. Y lo he leído numerosas veces porque nunca aburre. Aprendí que los libros tienen que ser amenos, entretenidos, divertidos incluso aunque sean trágicos, ágiles.
Después me marcó mucho otro libro titulado Narciso de Germán Sánchez Espeso, con el que el autor consiguió el Premio Nadal. Después publicaría La reliquia y prácticamente nunca más se supo de él.

Narciso es un libro apasionante, donde se utilizan elementos de la novela contemporánea como el contrapunto o el monólogo interior libre. No hay diálogos. Es difícil de comprender. Es denso. Pero es a la vez entretenido como Papillón. Aprendí mucho de él. En mi nueva novela estoy utilizando técnicas aprendidas de él. El libro es de los años 80. Muy recomendable.
Después está Ulises de James Joyce, una obra monumental que tengo en dos volúmenes, lo que da idea de la magnitud de la obra. Otro libro que utiliza técnicas de la novela contemporánea como el monólogo interior libre y muchos más. Es la vida de un día de Leopold Bloom. 24 horas contadas con toda minuciosidad, con toda clase de detalles, con descripciones impresionantes. Destaca el monólogo interior libre sobre todas las cosas.
Como cosa anecdótica diré que mi primer trabajo como periodista fue entrevistar a un escritor para que me hablara sobre la obra Ulises. El destino tiene estas cosas tan curiosas.
Ulises me marcó mucho y me enseñó a explorar siempre nuevas posibilidades narrativas.
Pero en poesía también me han marcado los libros de otros autores como Vicente Aleixandre, Juan Ramón Jiménez, los poetas románticos alemanes, etc… De Aleixandre destaco su profundidad, su enorme capacidad para analizar los sentimientos humanos.
De Jiménez destaco su deseo de evolucionar siempre, de ir mejorando progresivamente su poesía, depurándola. Estaba obsesionado con la poesía pura, la poesía desnuda, suya para siempre. Él decía que la inteligencia le diera el nombre exacto de las cosas. Y a esa inteligencia apelaba para que le iluminase al escribir. Y así salió una obra extensa, inmensa, que mereció el Premio Nobel de Literatura en 1956, dos días antes de la muerte de su querida esposa Zenobia Camprubí, experta en la obra de otro Nobel de Literatura, Rabrindanath Tagore.
Jiménez pasó de la poesía modernista, recargada, a la poesía depurada, esencial, en una trayectoria de muchos años. Y Jiménez nos dejó un monumento a la prosa poética como Platero y yo, una obra dividida en numerosos capítulos que escribió en muy poco tiempo pero que ha trascendido considerablemente y que hace poco cumplió sus 100 años de vida.
De Antonio Machado destaco Campos de Castilla, un libro bellísimo que describe esa Castilla que él conoció cuando se marchó a Soria para ocupar su cátedra de francés. La obra de Antonio Machado no es muy larga. La de su hermano Manuel Machado es mucho más extensa pero no ha tenido tanta repercusión y es muy buena también.
Todos los libros me han enseñado algo. A veces hasta el más malo me ha enseñado un poquito. Pasa como con las películas: hasta la más mala me deja un buen recuerdo y me voy satisfecho: un plano, una interpretación, una frase, etc…
Me gusta la literatura de terror, por ejemplo Edgar Allan Poe. Tengo la obra completa de Óscar Wilde, impresionante. Me la regalaron por mi boda con la dedicatoria “Que lo vuestro sea de todos”.
Me gusta mucho La conjura de los necios de O´Toole, un autor que se desesperó tanto porque no le publicaba ninguna editorial su obra que acabó suicidándose. Su madre siguió insistiendo y consiguió que la publicaran y obtuvo a título póstumo el prestigioso Premio Pulitzer. Lo que es la vida. Y es que con la Literatura pasa mucho como con la pintura: que muchos autores son conocidos después de muertos y los beneficios se los llevan sus herederos. En la pintura recordamos por ejemplo a Van Gogh, que creo sólo vendió un cuadro en su vida y ahora se pagan millones de euros por cualquier de sus cuadros. Era el loco del pelo rubio.
Me gusta también la novela de aventuras. Tengo una extensa colección de libros de aventuras, desde los clásicos de Emilio Salgari hasta otros poco conocidos. Muchos de estos libros han sido llevados al cine. Existe una estrecha relación entre la Literatura y el Cine, que quizás analice en otro artículo. Hay numerosas películas que son adaptaciones de obras literarias, a veces un simple poema. Otras están basadas en novelas, lo más normal, o en obras de teatro. Siempre se distingue en los Óscars o en los Goyas las categorías de guión original y guión adaptado. No es tan fácil adaptar algo literario al cine porque son géneros muy diferentes.
Siempre me gustó desde el Instituto mucho El Lazarillo de Tormes, novela picaresca, de lo mejor de la literatura picaresca española. Una obra entrenida al máximo, muy divertida y ejemplarizante. Se suele publicar con la segunda parte. El Lazarillo de Tormes es de autor desconocido.
Hay muchos libros que me han marcado por razones diferentes. A veces por una dedicatoria que me han puesto, por la historia que cuenta, por el estilo con que está escrito, etc…
Quiero destacar aquí la obra literaria en general de Camilo José Cela, que me la he leído íntegramente. Me encanta La familia de Pascual Duarte, que inauguró el género del tremendismo. Luego he leído muchas más hasta la última que publicó que fue Madera de boj. Cela fue Premio Nobel de Literatura en 1989.
De otro Premio Nobel de Literatura español es una obra que me encanta: Los intereses creados. Aquí estamos hablando de teatro. Una obra original, brillante, con los personajes de la comedia del arte italiana, con un poema bellísimo que me aprendí de memoria hace muchos años y del que todavía recuerdo algunas partes.
Neruda también ha dejado huella en mí, sobre todo sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada. De este libro memoricé varios poemas y todavía recuerdo fragmentos. Se los recitaba a los compañeros de trabajo cuando trabajaba en Estadística. Neruda tiene también una obra amplia y consiguió el Nobel de Literatura.
Y hay más libros y autores que me han marcado, pero sería muy extensa la lista. Aquí he dejado los más significativos que sigo releyendo con frecuencia, aunque ahora dedico más tiempo a escribir mis propios libros que a leer los ajenos como decía Cela: al principio los escritores tienen que leer mucho pero después deben dedicarse a escribir. Y él mucho que lo hizo, con la comprensión de las dos esposas que tuvo.
Dejo constancia aquí pues de la importancia de los libros, de la Literatura en general y de la importancia de su vinculación con otras artes como el cine como hemos dicho y también con la música porque hay, por ejemplo, numerosas óperas que están basadas en obras literarias como por ejemplo, por citar una sola, La dama de las camelias.
Destaquemos la importancia de la Literatura y la dificultad que entraña escribir un libro. Valoremos el trabajo de los escritores y su dedicación para hacernos la vida mucho más agradable. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

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