viernes, 19 de enero de 2018

ACEPTANDO MI SUFRIMIENTO AUTOCREADO

Hoy voy a empezar, hoy es el comienzo del final, el cocodrilo astronauta, soy en orbita lunar, y ahora todo es mejor la lluvia de asteroides ya pasó y no fue para tanto y desde aquí”, pues lo que sugiere esta estrofa, que pertenece a una canción del disco de Enrique Bunbury “flamingos “, es que inicie una vida nueva, que termine y extermine mi psicosis, que piense como destruirla para apartarme en cualquier lugar sin perjuicios ninguno y completa naturalidad. Mirando hacia arriba y vea todo lo que me estoy perdiendo.
Por eso poco a poco conseguiré a romper todos los obstáculos que me impiden disfrutar y perder las cosas buenas que me regala la vida gratis. Tengo o me voy a exigir dejar que me impresione todo pensamiento que se me pase por la mente que sea destructivo, negativo o inservible e innecesario.
Tengo que mirar al frente, pese al trabajo que me cueste y aunque las dificultades que me encuentre serán muchas, tengo que conseguir ser astronauta soy en órbita lunar, tener la enfermedad sin que me impresione o provoque sufrimientos.
“Todo es insignificante nada es tan preocupante y el espacio es un lugar tan vacío sin ti”, es eso del empujoncíto, de la palmadita en la espalda, de la palabra tu puedes. Pero sin la medicación y consejos de toda persona con la que me he cruzado, que le he pedido ánimos, no podría conseguirlo, hay que reconocer la ayuda que me han concedido.

Llega el momento en el que paras los pies, meditas y buscas alternativas para hecharle cara a la enfermedad.
Yo hablo con mi psicosis y le pido con todas mis fuerzas que me deje tranquila. Es como quien lleva un jersey de lana de las que pica y estás tan agobiada que deseas quitártelo pero no encuentras donde está el cuello e intentas por un lado y por otro, llegas a tu casa y te quitas el jersey en la intimidad de un tirón preguntando como no me lo he podido quitar antes en momentos de pura agonía.

Mi angustia consiste en ganarme a la gente desvalorándome, en fin, que suelo echarme encima todo el peso hasta hundirme en un pozo sin fondo. Costándome muchísimo salir de las tinieblas. Y cuando asomo, aparece de nuevo el miedo, que es un ladrón, al que no le guardo rencor, que está en mi lista de promesas a olvidar. Todo arderá se esfumará si le aplico la chispa adecuada.

María del Mar.

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