Igual
que las plantas salvajes que se alimentan de la carne sencilla, como en la
época de las cavernas vinieron a buscarme, con el mazo de madera a mi me
golpearon. Para dar fin a la furia recogida a lo largo de la vida, que me tiene
atrofiada mi mente retorcida, invadida, por la cobardía que me desafía, sin
consuelo alguno soy valiente ante ella, y el entendimiento me traiciona, igual
que el fuego que fue robado a los dioses.
Mejor
esquivar al monstruo social, y así prepararme, para mi fiel amiga la eterna y
tranquila oscuridad. Volveré, donde aquel momento, seguro, de una belleza
impresionante llena de fulgor, la cual salio desprendida toda esa materia
dominada por la ley del universo.
Fdo: El vuelo de los
cisnes.
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