Martes Siete de la mañana me
despierta el despertador me voy a duchar, porque me espera una entrevista en un
centro nuevo para mí.
Un mundo nuevo pero no me gustaría
estrenar un nuevo mundo sin decir antes que yo soy una persona con problemas mentales,
que va a escribir esto para un pagina Web nueva para mi y este relato nuevo
para ustedes que se titula el “el barco”.
A veces montar en un barco no
resulta muy difícil pero yo ya había embarcado cuando nací. Cuando vieron mi
cara por primera vez imaginaron mi vida, una vida en la que yo iba a ser muy
desgraciado. Decir que tengo problemas mentales y esto no resulta muy placentero, estoy harto de
sufrir y sufrir sin que las cosas me vayan bien. Mi mundo nuevo empieza ahora cuando
más cansado estoy de sufrir.
Sólo para ver este relato mío en vuestra
sección merece la pena escribir, me llamo Francisco pero pueden decirme
Cochisen o cochainer. Será otro mundo nuevo titulado “el barco”, montar en un
barco sin pensar si la vela es fuerte, sabiendo que mi corazón late cada día
con más fuerza por encontrar el amor de una mujer. ¿Y qué pasaría si esa mujer
que encontrara un día viviese conmigo en mi casa o yo en la suya, ya sabes en
tu casa o en la mía, y esa mujer quisiera jugar a un juego travieso? Y un día yo dejase las llaves encima de la
mesa y al mirar para otro lado ella me las cogiera de la mesa sin que yo me
diese cuenta. Al día siguiente, cuando
yo buscara mis llaves no las encontraría y desaparecería mi recuerdo porque
siempre las dejo en el mismo sitio para acordarme. Muchas veces dejamos
nuestras cosas en algún otro sitio de nuestra casa que no es adonde deberían
estar, donde siempre, y en ese momento es como si desaparecieran de nuestra mente.
Mañana cuando tenga que salir: ¿donde están mis llaves? En el barco no, en ese
barco velero no están, ¿quién las tendrá? ¿Por qué no puedo acordarme donde las
deje?. Tal vez piense que hay otro mundo pero no como el mío, si no tuviera problemas mentales entonces ¿qué
me pasará? Lean mi mensaje, lean detenidamente mi relato. ¿Quién quiere palomitas?
Os vendrá bien como el café, para pensar en mis palabras una y otra vez. Si a
alguien le gusta lo que escribo cuando yo pase, miren al cielo o miren ese
nuevo barco, el que un día me dijo: embarca conmigo.
Francisco.
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