Una
de las cosas que no se debe tener cuando se esta realizando cualquier actividad
es miedo a las responsabilidades.
Mientras
estaba trabajando en la enseñanza hubo momentos en que le temía a todo, a los
administrativos, a los inspectores, a los directivos, a los compañeros y a
veces aunque muy pocos también a los alumnos (a ellos a los que menos). Eso es
normal me parece. Pero sobre todo le tenía miedo a no hacerlo bien, a no estar
preparado. Eso conllevaba poder perder el trabajo. Y con estos miedos estuve
tres años. Al final de estos tres años llego el primer ingreso. En gran medida
la enseñanza para mi era algo vocacional.
Recuerdo que de adolescente solía estudiar en
una pizarra que era como la mitad de una oficial de aula de instituto que me
habían comprado mis padres. La vocación hace que no veamos otra salida laboral
más que la relacionada ella.
Y para tener una buena salud mental pienso que lo
mejor es estar dispuesto a trabajar en cualquier cosa que puedas realizar,
incluso cuando lo que vas a dejar sea para lo que mejor estés preparado (si es
que esto es así). Yo siempre pensé que otras alternativas a la enseñanza, como
investigar u otra cosa como las aplicaciones medicas de mi carrera (la radio física por ejemplo) eran buenas. Pero
no me encontraba preparado para ello.
Investigar no pude y en radio física fue
en lo primero que intente una oposición, aunque la suspendí. Ahí por otra parte
era muy difícil encontrar plaza. Fue un solo intento y lo dejé. Me abrumaba el
equivocarme con un aparato radiactivo. Finalmente me encontré con que mi
vocación era la mejor alternativa. Y ahí me centré. Y por ahí llegó, después de
una buena dosis de paciencia, mi destino laboral. Pude acceder a la bolsa de
trabajo de la consejería de educación después de aprobar algún examen de
oposición. Pero a los tres años de hacer
sustituciones y de estar dedicado en cuerpo y alma a ella llego el
primer ingreso como cuento. Lo pasé muy mal al ingresar. Al terminar el curso
pase al Paro.
Estuve dos meses en él. Me ví en la cola y pensé que tendría que
conformarme, que cualquier alternativa laboral sería buena, cualquier trabajo
que pudiera realizar sería bueno. ¿Y que ocurrió?. Que pasados esos dos meses
me volvieron a llamar de la Delegación, me mandaron fuera de Sevilla, pasé de
sustituto a interino y ese año fue uno de los mejores años
en que he dado clase de los doce que estuve haciéndolo, intentándolo todos los
años con todas mis energías. Hay que perder el miedo a las responsabilidades es
lo que he aprendido si se quiere que las cosas funcionen precisamente como tu
deseas que funcionen.
«…Educar es la tarea social
emancipatoria más avanzada… La educación tendrá una función determinante en la
creación de la sensibilidad social necesaria para reorientar a la humanidad… No
deberíamos permanecer en el mero discurso de la resistencia crítica, sino que
se trata de ocupar de forma creativa, los accesos al conocimiento disponible y
gestionar, de modo positivo propuestas de dirección de los procesos cognitivos,
de los individuos y de las organizaciones colectivas, para conseguir metas
vitalizadoras del tejido social…»
(Hugo Assman).
(Hugo Assman).
Jesús.
Qué bueno que no dejes que el miedo te paralice. Un abrazo
ResponderEliminarHola, te cuento que yo estoy en ese proceso, me aterra todo, incluso los estudiantes, no sé como tratarlos; he pensado en buscar otras alternativas de empleo aunque que en el fondo la oferta laboral que mas aparecerá en mi camino es la docencia
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