Muchas veces he reflexionado
sobre nuestra enfermedad y la actividad que desarrollamos diariamente. En
muchas ocasiones pensamos que nos volvemos ociosos y en cierto sentido hay
razón para ello, aunque muchas veces me he dicho que la poca actividad que
desarrollamos en ciertas etapas de la enfermedad se debe a la apatía( desgana)
en que vivimos mientras nuestras emociones se estabilizan. Después de una
crisis las emociones están destrozadas y necesitamos colocarlas en su sitio. Para
eso necesitamos la ayuda directa del psicólogo y de terapias que nos ayuden a
progresar en el contacto con los conocidos, amigos y compañeros (como yo he
tenido con Grupo de Salud, Tertulia Café, Informática y Cognitivo), y Tiempo (no
se sale del hoyo en un día, necesitamos también tiempo que como dice el dicho,
todo lo cura).
Cuando nuestras emociones están
estabilizadas, ya si, la comodidad se convierte en algo que en exceso puede ser
nocivo para la salud mental (la comodidad y la felicidad no son sinónimos ni
mucho menos). De hecho la comodidad no ayuda a conseguir la felicidad sino que
puede conseguir lo contrario, puede llevarnos a volver a enfermar. Por eso es
necesario estar atentos a aquello que ocurre a nuestro alrededor y no
relajarnos completamente).
Respecto
a esta comodidad a veces nos hipersensibilizamos con las molestias que puede
traernos la vida cotidiana , es decir muchas las cosas que hacemos y los hechos
que vivimos en nuestra vida diaria los vemos con una negatividad que realmente
no tienen. El aprender a valorar que estas cosas que nos cuestan un esfuerzo
son muy necesarias para llevar una vida sana es importante. Y es que realmente
no necesitamos tanta comodidad. Tener
cosas que hacer y estar activos ayuda muchísimo a tener una buena salud mental.
Incluso ejercicios de austeridad autoimpuesta,
como levantarnos temprano, hacer la compra cuando necesitemos algo y no dejarlo
para “cuando toca”, al comer dejar pronto las cosas recogidas y limpias, etc.
nos ayudan además de a estar activos a llevar una vida mas sana en todos los
sentidos y a liberarnos de ese apego nocivo a la comodidad. Ten en cuenta que:
- A veces nos hipersensibilizados con las molestias de la vida cotidiana.
- Podemos detener este proceso.
- La técnica para conseguirlo consiste en comprender que no necesitamos tanta comodidad.
- Comodidad y felicidad no son del todo compatibles.
- Plantearnos ejercicios de austeridad autoimpuesta nos puede ayudar a liberarnos de ese apego nocivo a la comodidad.
Jesús
En parte compartimos el contenido de este interesante post/articulo. Estamos en desacuerdo en usar el término Comodidad por que nos lleva a confusión. Habría que utilizar un término más preciso.
ResponderEliminarCuando estamos mal estamos inactivos y cuando nos encontramos mejor a veces seguimos en esa inactividad o pasividad como una rutina. En esos casos es necesario tener a alguien que te espabile en el buen sentido de la palabra.
ResponderEliminarYO DISCREPO CON ESA AFIRMACIÓN, DE QUE CON LA COMODIDAD NO VIENE LA FELICIDAD, PORQUE SI POR EJEMPLO, SE TIENE SUFICIENTE DINERO PARA SOBREVIVIR, SE TIENEN MENOS PREOCUPACIONES Y CON ELLO SE ES MÁS FELIZ. ES CIERTO QUE UNA VIDA OCIOSA Y DESANIMADA, DAN MENOS GANAS DE VIVIR. (ANTONIO TEQUILA) ¡UN SALUDO!
ResponderEliminarQue alegría leer otro articulo tuyo, Jesus!!!Estoy de acuerdo en que debemos realizar actividades que supongan pequeños esfuerzos para sentirnos mejor. Sean las tareas del hogar, escribir o trabajar cuando la salud lo permite. Rosa
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