La entrevista de ingreso continúo. Es frecuente, le dijo Mª
José, que se consumieran otro tipo de drogas conjuntamente con el alcohol, y
entonces surgió la pregunta. ¿Has consumido algún otro tipo de sustancias
mientras bebías? Luís tubo que confesar que más de una noche, mientras sus
compañías bebían y el alternaba en los bares, había visto la cocaína. En un
momento determinado, más de los usuales, la había consumido con la intención de
continuar bebiendo. No había consumido grandes cantidades pero si lo suficiente
para mantenerse despierto y poder continuar con su recorrido alcohólico. No
vamos ha hablar de cantidades, pero si es muy frecuente que la cocaína se
consuma con el alcohol como sustancia que hace que hace que nos mantengamos
despejados y podamos seguir ingiriendo grandes cantidades de alcohol e dijo Mª
José. Pero aquí, en lo que vamos a centrarnos es en tu consumo alcohólico, que
pienso, y llevo trabajando muchos años en esto y he visto muchos casos, que el
problema es el alcohol y su ingesta. ¿Por qué vienes solo?
Esta pregunta removió todos los instintos y sentimientos de Luís. ¿Por qué vienes solo? Le retumbó en la cabeza con la fuerza de un
martillo. Mi familia me ha dado cientos de oportunidades para que dejara de
beber y mis promesas de abandonarlo han caído siempre en saco roto. Por último
decidieron dejarme vivir solo en el piso y todos se marcharon. Mi mujer y mis
hijas no podían soportar más el ritmo de vida que llevaba. Para mi lo primero
era el beber y ellas se ponían delante de la puerta, llorando y rogándome que
no saliera a la calle, que no me fuera al bar. Yo, a pesar de lo mucho que me
conmovía, decidía ir a beber. No me importa que llorase o que me suplicaran que
dejara el alcohol.
En esta postura, lo que ellas decidieron fue dejarme solo en
el piso y marcharse. No tener que aguantar el proceso destructivo por el que
estaba pasando, y aun así, no cambié. Quería seguir bebiendo porque pensaba que
los problemas iban en aumento y que el alcohol me ayudaba a sobrellevarlos. Un
vecino mío, llamado Vicente, me subía a casa hace días para que comiera algo. No
podía seguir este ritmo y vivir solo. Por lo que decidí dejar el piso y
marcharme a la calle.
Mª José le explicó que para hacer el programa de
recuperación necesitaba al menos un familiar. ¿Tienes a alguien en quien te
puedas apoyar para seguir tu trayectoria de cerca y conjuntamente? Luís pensó.
El daño que había hecho a los suyos era tremendo. Pensó en pedirle ayuda a su
mujer, pero se deshizo de esa idea nada más tenerla. Ella le había soportado lo
suficiente como para pedirle ahora que le ayudase en un proceso de recuperación que podría durar mesas. No, a
ella la descartaba. Pensó también en sus hijos. Con ellos sucedía algo parecido
que con su esposa. La enfermedad tuvo la maldita virtud de destrozar todos los
lazos afectivos que sus hijos sentían por él. Intentar que ahora lo apoyasen
era una locura. Elena no le dirigía la palabra. Era imposible rogarle que
tuviera compasión de él porque las
promesas anteriores que le hizo cuando decía que lo que quería era dejar el
alcohol fueron promesas rotas. Esta vez, aunque sus intenciones fueran ciertas
ella lo entendería como una letra más de sus embustes etílicos. No, no podía
contar con ella. Se puso a pensar en más gente pero se dio cuenta de que estaba
solo. ¿A quién pedirle que le ayudase?¿a quién acudir con un problema de esta
envergadura?
No, no tengo a
nadie. Tendría que hacer el programa solo
y si no se puede este no es el lugar al que tengo que acudir para pedir
ayuda. No vayas tan rápido,
le contestó Mª José con una sonrisa suspicaz.
Esto es un centro de
desintoxicación. Cierto que hay casos en los que las familias no están
excesivamente desestructurada y podemos contar con ella para el camino hacia
una nueva vida. Porque aquí lo que se
busca es que no tengas una nueva forma de vivir en la que el alcohol sea tan
secundario y tan innecesario como para que no se te ocurra tomar una copa. Para
los casos que las familias están destrozadas, tenemos una casa de acogida que
gobiernas unas Hermanitas de En el patio hay muchos voluntarios y personas que están haciendo el programa y que llevan con nosotros unos meses, Puedes quedarte hasta las tres y charlar con ellos. A esa hora cerramos . Tan sólo tendrías que aguantar la tarde sin beber.¿Tienes dinero? Si es así, dámelo, y tomate el tiempo para reflexionar. Yo te lo guardaré. En ese momento Luís tuvo una duda que le acompañaría toda la tarde pero era la pegunta que necesariamente se tenía que hacer.¿Quiero dejar de beber y cambiar de vida?. Él le dio los dos o tres euros con los que pensaba tomarse algunos litros por la tarde. Salió del despacho y quedó citado para el día siguiente.
Pedro.
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