El apodo “Palito” de Ángel
responde a la dedicación de su Padre, y que Él, en su infancia tenían: recoger
“Palos de Arozul” (paloduz), producto que como otros, (algarrobos, con los que
se hacían bocadillos), paliaban en gran medida, la escasez de buena parte de la población de la postguerra.
Como se suele sentar en la Plaza,
tenemos cierta relación, y rato a rato he ido conociendo la parte de su vida
que ha querido contar; Así, por ejemplo, fue al colegio del Maestro
Bazán, (famoso en el pueblo por su crueldad, como hacer arrodillarse a un niño con
los brazos en cruz, posarle algún libro
en las manos…..o alzar a pulso a algún
alumno, cogiéndolo con las patillas) en el colegio aprendió las cuatro reglas,
leer y escribir.
Cuando le llegó la edad de irse a
la “mili”, como voluntario para ir a Tablada, lo aprovechó bien, pues se sacó
el carnet de conducir, cosa que le sirvió luego para dar portes en un 4 latas.
Pero antes, Palito ayudó a su Padre a explotar
las tierras que “arrendaba”, (aún no había tantos naranjos, sino trigo, maíz , algodón, hierba para las
bestias, etc.) , y lo hacía o bien con
la hoz, o con la guadaña, según la envergadura o densidad de las plantas. Ya en
la época de los naranjos, también aprendió a sembrar, podar, talar, regar o
recoger la fruta. Curiosamente, todas estas
cualidades le supusieron un gran problema; para arreglar la Plaza de España,
del Pueblo, le encomendaron la siembra y el cuidado de naranjitos. Terminado el
trabajo, pasaron varios meses, y no cobraba; así, se puso excesivamente nervioso, y con varias
copas de más, entró en el Ayuntamiento con una HOZ. Tras la bulla, fue internado temporalmente en
un penal psiquiátrico.
Como no tiene mucho poder
adquisitivo, suele ser obsequiado con restos de puros de la gente, que suele
partir por la mitad, para tener el “doble”. Para tener un suplemento de
dinerillo, todos los fines de semana, a la amanecida, va al sitio donde se
celebran las botellonas y recoge los vasos sucios pero no rotos, que los
jóvenes dejan tirados en el suelo.
Vive en un bajo de la llamada
“barriada de los pisos” (realmente se llama Purísima Concepción), sin luz ni
agua, y para colmo, está enemistado con la mayoría de los vecinos, a los que
culpa de tirarle agua al patio interior cuando tiene ropa tendida, por no
comentar los corrillos, al atardecer, en verano, que susurran cuando Él sale o
entra de su casa. ¿Y los niños? …se ponen a jugar a la pelota al pie de su
puerta, con los balonazos agobiantes, o los que llevan sus “perritos” a defecar
en su acera.
Ahora, y con una agilidad extraña
en un hombre de su edad, y con sus secuelas (se rompió un pie al caerse de un
árbol), sigue rebuscando naranjas que se han quedado en el palo tras cogerlas
el dueño.
¿Debería pasarle todo esto a Ángel?
Merecería un poco de tranquilidad, de seguridad,
de agua caliente y luz, en fin, lo que tiene casi el común de la gente, (por
cierto, antes más que ahora, extrañamente…
Y esto, ¿por qué no se da? ¿Por
mala suerte? ¿Por no tener papeles?
Injusticia; ¿Causalidad?, ¿Casualidad?, ¿falta de compasión quizás?
Diego el de la Algaba
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