viernes, 11 de julio de 2014

¡VAYA SUSTO!

Me llamo Cecilia y vivo en la calle Escoberos, en el barrio de la  Macarena. El otro día estando yo en un salón de juego – cafetería, situado en la calle Feria, entre las calles Bécquer y Escoberos, tomándome un descafeinado, cuando de pronto entró un chico joven, se acercó a la barra y pidió un vaso de agua. El camarero desconfió por su aspecto y le sirvió en vaso de plástico, después de bebérselo pidió otro que el camarero le sirvió en ese mismo vaso, yo estaba sentada en la barra en un banco alto, con el bolso colgando del asiento abierto, ya que me disponía a pagar lo que me estaba bebiendo, tenía el bolso cogido con la mano izquierda del asa y estaba distraída ya que con la otra mano, estaba a punto de coger el monedero para pagar, cuando el chaval dejó el vaso encima de la barra, se giró hacia mí y de buenas a primeras, tiró del bolso arrancándomelo de entre las manos; se metió el bolso bajo el brazo y salió corriendo. 
Yo ni corta ni perezosa salí corriendo detrás; giró por la calle Escoberos y siguió corriendo, yo corría tras él hasta que ya no pude más y tuve que parar y le perdí de vista; allí donde me paré, todavía en la calle Escoberos, ya muy cerca de mi casa, me encontré con un chaval que llevaba en la mano un teléfono móvil y que me preguntó si me pasaba algo, yo le dije que me habían robado el bolso hace 15 minutos, me acercó el teléfono y me dijo que me lo prestaba para que llamara a emergencias, marcó el número y hablé; me preguntaron por qué llamaba y yo les conté toda la historia. Me contestaron que ellos estaban avisados y cortaron; a los 5 minutos se presentó allí en esa esquina donde yo había parado de correr, una patrulla de la policía nacional, venían en coche pero lo habían aparcado y se presentaron allí dos agentes de a pie y me preguntaron  si yo había llamado a emergencias hacía 5 minutos, cuando yo respondí que si, aparecieron dos chavales en moto por la transversal que cortaba Escoberos en esa esquina y dijeron que lo habían visto girar por la calle por donde ellos venían; inmediatamente los dos agentes empezaron a correr en esa dirección, y desaparecieron.
Yo seguí caminando hasta llegar a mi casa, tenía prisa porque en el bolso iban las llaves entre otras cosas, como documentos, por ejemplo tarjetas de crédito, visa, DNI, tarjeta de la Seg. Social, etc.; cuando llegué al portal, toqué el telefonillo, me abrió y subí, cuando llegué arriba, a mi casa, le conté a mi madre aproximadamente lo que había pasado y le dije que, por si acaso, llamara al teléfono de seguro del hogar y denunciara el robo de las llaves, llamó y en veinte minutos ya estaban en la puerta de mi casa, venían a cambiar los dos cerrojos y a dejarnos tres copias de las llaves, ya que en casa somos tres; tardaron muy poco en hacer el trabajo, se marcharon enseguida. 
Por la tarde me avisaron de que lo habían cogido, pero eso ya es otra historia....

Cecilia.

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