Pasión es la protagonista de Pasión o espontaneidad, libro publicado en 2013. Y
Rosa es protagonista del libro Rosa de vida, que saldrá si todo va bien en
abril o mayo. Son dos de mis amores imposibles que han dado material suficiente
para dos libros. He escrito más libros dedicados a mujeres que he amado, o poemas
sueltos. Siempre tengo materia para todo ello. Aunque ahora estoy trabajando en
un libro que publicaré si Dios quiere el próximo año titulado Tuétanos
odiantes, que es una exploración sobre el odio, relacionado con el amor en
pareja y sobre el odio en general. Es materia suficiente para un libro
individual.
Yo ahora estoy como Antonio
Machado. Él se casó con Leonor, una muchacha mucho más joven que él y se le
murió al poco tiempo y prometió no pasar de nuevo por el sufrimiento del amor.
Sin embargo tuvo un segundo amor de madurez e incluso de senectud: Doña
Guiomar, un seudónimo.
No se ha sabido nunca el nombre auténtico de la mujer a
la que amó al final de su vida, a la que le escribió textos, poemas y cartas
muy hermosos. Pero esperó al final de su vida para amar, supongo que cuando ya
estaba preparado para ello y no para el sufrimiento. Pues yo espero también a
mi Doña Guiomar. En absoluto he perdido la esperanza de amar de nuevo, aunque
ahora diga que no me vuelvo a enamorar, pero es porque he sufrido demasiado y
necesito un reposo, un descanso duradero hasta que mi corazón reaccione y se
tenga en pie con las fuerzas suficientes.
Yo no me rindo. Nunca me he
rendido en cuestiones de amor, por eso he tenido numerosas relaciones. Pero
ahora estoy más cerca de la canción famosa de Julio Iglesias, ésa que está
dedicada como tantas otras a su ex mujer Isabel Preysler. Ésa que dice: “No me
vuelvo a enamorar, me da miedo la tristeza, me hace daño hasta el cantar y
vivir de esta manera. No me vuelvo a enamorar, he sufrido ya bastante y ahora
que tú ya no estás sufro mucho más que antes. No me vuelvo a enamorar”. El amor
es sufrimiento con la persona amada cuando estás con ella y cuando la pierdes.
También tienes momentos hermosos y felices, sin duda, no es una sensación sólo
masoquista ni mucho menos. Yo he disfrutado mucho amando. Y Julio Iglesias tuvo
después diversas relaciones esporádicas hasta que encontró al amor de su vida,
Miranda, con la que ha tenido diversos hijos y con la que ha encontrado la
estabilidad suficiente para ser feliz. Pues yo también espero mi Miranda. Si
escribo este artículo es porque he estado a punto de enamorarme hace escasas
semanas de otra mujer. Me sentía muy a gusto a su lado, disfrutaba mucho cuando
le daba dos besos en las mejillas o simplemente la rozaba. Pero antes de
enamorarme me he retirado, tal vez como un cobarde, pero ahora mismo necesito
un reposo y voy a tomármelo, pero no me rindo ni me rendiré jamás.
Recuerdo ahora a Pablo Neruda
y su primer libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada,
concretamente la canción desesperada, la que comienza: “Puedo escribir los
versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo, la noche está estrellada
y tiritan azules lo astros a los lejos”. Pero yo me quiero centrar en unos
versos concretos, los que dicen. “Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la
quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. Ya no la quiero, es cierto,
pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor y tan largo el olvido”. Olvidar es
un proceso muy lento, al menos en mi caso. A veces el olvido dura más que la
relación misma. Yo estoy ahora en fase de olvido, de superación y no quiero
meterme en una nueva relación antes de estar curado de la relación terminada.
Llevaba razón Pablo Neruda, como en tantos poemas, conocedor profundo del amor
y de todos los sentimientos como ha dejado claro en su magna obra poética.
Decía el abogado que nos
separó a mi ex mujer y a mí que la verdad es que el amor termina. Mejor para él
que termine el amor porque así gana mucho más dinero. Y llevaba razón también
mi amigo Manolito Jurado (lo nombro
porque él me ha dado permiso) cuando me decía que yo era un valiente porque
siempre me estaba metiendo en nuevas relaciones, nunca paraba y tenía historias
que contar, pero él no porque nunca se metía en relaciones con mujeres, aunque
les gustasen.
Es verdad que yo he tenido muchas relaciones, aunque estoy de
acuerdo con el título del capítulo de la serie House de Cuatro que vi el otro
día: El amor hace daño. Puede hacer mucho daño y destrozar a una persona por
completo. Cuántos suicidios ha habido por culpa del amor, por personas que no
han sido capaces de aceptar el fracaso y ser fuerte ante la adversidad. Yo
jamás he pensado en el suicidio por culpa del amor. Y he amado profundamente a
varias mujeres, sobre todo a tres, que no diré evidentemente cuáles son.
Recuerdo ahora a mi primera
novia, que padecía de esquizofrenia simple. La enfermedad mental ha estado
siempre muy ligada a mis relaciones amorosas, bien por mí o por mí y mi pareja.
A ella la veía todos los días y me pasaba días enteros a su lado sentado en una
silla junto a una cama porque tenía que guardar reposo y le administraban
medicación para dormirla. Le di todo el amor del mundo pero su enfermedad era
un obstáculo insalvable para nuestra relación por los brotes psicóticos que le
entraban y que ponían en peligro permanente a nuestra relación. Al final
acabamos rompiendo de mutuo acuerdo. Siempre la recordaré como una de mis
relaciones más felices a pesar del sufrimiento.
He tenido relaciones sueltas por contactos puestos por mí o contestados por mí a otros publicados. He llegado a vivir con tres mujeres y las tres relaciones se rompieron en momentos claves de mi vida: las muertes de mi padre y de mi madre, dejándome desvalido, pero es que siempre he sido muy sensible y me afectaron muchos sus muertes, aunque acabé superando sus muertes cuando estaba solo con la ayuda de Dios y con todas mis energías, a parte de la ayuda psicológica y psiquiátrica. No me arrepiento de ninguna de las relaciones que he tenido. Como dice un poema o una novela, no recuerdo ahora mismo, A TODAS LAS MUJERES QUE HE AMADO. Pues eso: a todas las mujeres que he amado me siento orgulloso de todas ellas y a todas las recuerdo con alegría, pero ahora necesito un reposo indispensable. Por eso digo que no me vuelvo a enamorar, aunque sé que me enamoraré tarde o temprano.
Bien
como Antonio Machado o bien como Julio Iglesias. No pienso tirar la toalla en
absoluto porque he tenido muchas relaciones y todas han merecido la pena: con
mujeres más jóvenes que yo y con mujeres mayores que yo. Todas las relaciones
han dejado un poso positivo en mí y mucha materia para numerosos libros porque
tengo bastantes inéditos dedicadas a ellas, que irán saliendo poco a poco
cuando estime oportuno. Pero todas tendrán un sitio en mi alma para siempre. Y
hay sitio para más.
Yo os invito al amor, aunque
sea contradictorio con el título de mi artículo. Sólo deseo que estéis
preparados para el amor y dispuestos a pagar la cuota de sufrimiento que siempre te pide el amor como peaje
permanente. Ya llegará mi momento. Como decía el título de un poema mío de uno
de mis libros, EN OTRO MOMENTO. Pues eso, se ama en otro momento cuando uno está más preparado
para amar y toda la responsabilidad que esto conlleva. No soy un vencido ni
pienso dejarme derrotar por ninguna mujer. Si me levanté con el divorcio me
levantaré con esta última relación. Sólo tengo 52 años y soy muy joven. Y mi
corazón es muy joven y le quedan muchos años para amar. Yo os deseo lo mejor en
el amor. Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
El amor es el motor del mundo!
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