Mi relación con los libros y la literatura ha sido siempre cariñosa. Con estos he compartido momentos en
los que me he divertido. Han sido mis compañeros de viaje en un sinfín de
aventuras. Cada libro que he leído me ha enseñado algo. Una palabra nueva, un
pensamiento o una idea de la que antes no tenía conocimiento. Para mí los
libros han sido amigos. Leí una vez en “El inglés y la bailarina” que un libro
es un amigo que espera. Gran parte del tiempo lo he dedicado a vivir y lo he
hecho compartiendo con los libros mis inquietudes y mi tiempo. Le he dedicado mucho de mí a la
lectura y ha sido una razón de peso en mi vida.
Por eso quiero destacar desde esta mesa de convivencia de la salud mental y la literatura que para mí, como enfermo mental y como persona con experiencia en la vida, como persona que tiene una historia que contar, la literatura me ha ayudado a saber llevar mejor mis enfermedad.
Por eso quiero destacar desde esta mesa de convivencia de la salud mental y la literatura que para mí, como enfermo mental y como persona con experiencia en la vida, como persona que tiene una historia que contar, la literatura me ha ayudado a saber llevar mejor mis enfermedad.
Cuando me di cuenta de que mi forma de pensar estaba
condicionada por la enfermedad, acudí a mi psiquiatra para explicarle que yo
tenía unas ideas que eran diferentes a la del resto de la gente. En seguida mi
psiquiatra me diagnostico esquizofrenia paranoide. Después volví a ir a mis
revisiones periódicas, esta vez acompañado por mi madre. El psiquiatra me
preguntó a que le dedicaba mi tiempo. Yo
le dije que gran parte de lo que hacía durante el día era por las tarde
leer. Me alerto de que eso no era una
buena idea, de que eso era perjudicial para mi recuperación. Era una actividad que al realizarla me provocaba aislamiento de
los demás.
Evidentemente no le hice caso. Mi enfermedad hacia que yo me
sintiera a gusto leyendo, aunque esto podría ser perjudicial. Yo no digo que mi
psiquiatra se equivocara. A lo mejor pensó que un chico joven de veinte años lo
que tenía que hacer era relacionarse con los demás chicos de veinte años y
disfrutar de todas la cosa maravillosas de las que se disfrutan cuando uno tiene veinte años. Pero yo tenía otros planes
para mi recuperación como enfermo mental. Prefería leer. Compartir mi tiempo
con los libros y vivir de una forma diferente lo que para mi seria los años de formación.
Lo que quiero decir es que si pensamos que leer se puede
volver en contra del enfermo mental porque este tiene que hacerlo solo y esto
puede provocarle aislamiento.
No le estamos dando la importancia a la
formación. Los planes de estudio marcan unas directrices pero no todo está
incluido en estos planes. Hay una gran masa de conocimientos que solo se puede
conseguir a través de la lectura. Leer
libros y novelas hace que nuestro bagaje cultural aumente y conozcamos
experiencias que por otra parte no conseguiríamos.
Yo como enfermo mental
digo que parte de mi recuperación y parte de mi forma de vivir ha ido ligada a la lectura y a la literatura.
Hay otros enfermos que se vuelcan en otras actividades, como por ejemplo el
deporte. Aquí tienen la posibilidad de relacionarse más con los demás. Yo no
buscaba más amigos que los libros. Confiaba más en una novela que en las
personas que me rodeaban. Sentía menos delirios cuando estaba leyendo que
cuando dedicaba mi tiempo a relacionarme con los demás. Esto era a lo que se
refería mi psiquiatra que la enfermedad daba la cara en cuanto yo tuviera
relaciones interdependiente. Tengo que decir que me escondí detrás de los
libros para que durante los diez primeros años de mi enfermedad me acompañasen.
Pedro Sánchez
Este post es interesantisimo. Enhorabuena Pedro
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