TIERRA PROMETIDA
En mi anterior crítica
prometí que en la siguiente hablaría un poco del tema de los títulos originales
y su traducción al castellano. Pues ahí va el cumplimiento de mi promesa.

Otras veces se traduce literalmente
el título original, como es el caso de la película que hoy voy a criticar,
Tierra prometida, que es igual en el original: Promised land. Es lo más
frecuente. A veces se traduce libremente y se mejora el título original como en
la película de Joseph Leo Mankievicz All about Eve, literalmente Todo sobre
Eva, que se tradujo en España Eva al desnudo, que se entiende mejor. Es la
historia de una aspirante a actriz que se pega a una actriz ya veterana que le
enseñará todo lo del mundo de la interpretación. La palabra desnudo no tiene
que ver con lo físico, sino con la desnudez del alma, de los sentimientos y
toda clase de emociones.

La película de hoy es Tierra
prometida, que como he dicho es la traducción literal de Promised land. Es la
última película de Gus van Sant, autor capaz de obras encomiables como El indomable
Will Hunting y bodrios como Psicosis, versión del clásico inmortal del maestro
del suspense Alfred Hitchkock. Gus se limitó a traducir en imágenes plano a
plano el guión técnico de Hitchcock, sin añadir nada original y queda la
película como una burda copia de la película del maestro inglés. La escena de
la ducha es idéntica, las escenas de Norman Bates en el motel son las mismas,
las imágenes de Norman vestido de su madre son las mismas y así toda la
película. Al menos tiene de bueno la película que inició el revival de los
remakes de las películas de suspense y terror de los últimos 30 ó 40 años como
La última casa a la izquierda, Las colinas tienen ojos, La matanza de Texas, la
propia Posesión infernal, etc… Algo es algo.

Pero Mat Damon encontrará dos
frentes de oposición con mucho poder. Por un lado un profesor de ciencias ya
retirado, que ejerce como profesor emérito, que tiene mucho peso en el pueblo y
sus argumentos son muy escuchados por los habitantes de la localidad. Y por
otro lado está un grupo de ecologistas con el nombre Atenea, capitaneados por
John Krasinski, que llegan a mostrar fotos de vacas muertas de otras
localidades donde se han instalado conductos de gas. Mat Damon demostrará que
las fotos están trucadas, pero la gente votará que no a la instalación del gas
en la primera votación en el pabellón de deportes donde se reúnen para hablar y
votar.
Pero esa votación no tendrá validez porque no está representada ni la
mitad del pueblo, por lo que se dejará para una segunda votación donde esté
toda la localidad. Esa votación es el final de la película pero sin verse. Es
decir, queda como elipsis, que es una buena decisión de Gus van Sant: dejar el
final abierto para que cada uno decida si es sí o es no lo que vota la mayoría
de los habitantes del pueblo. Particularmente creo que los habitantes votarán
que no. Pues Gus van Sant es capaz de hacer películas intermedias entre El
indomable Will Hunting y Psicosis con esta cinta apreciable, aceptable, buena
sin más.

Después está Frances
McDormand, una actriz de rara belleza, que suele realizar papeles cortos. De
hecho obtuvo el óscar a la mejor actriz secundaria por la película Fargo de los
hermanos Coen, Joel y Ethan, recientes triunfadores en Cannes. De hecho Frances
está casada con uno de los hermanos Coen, no recuerdo en este momento cuál. Y
el trío protagonista lo termina John Krasinski en el papel de líder de los
ecologistas.

La película tiene una
estupenda fotografía. Los prados son prácticamente pinturas, postales como las
de Néstor Almendros en Días de cielo de Terrence Malick. Se presentan las
tierras como bucólicas e idílicas y se fotografían muy bien los primeros planos
de los actores que abundan sobremanera en la película.
Otro tanto se puede decir de
la música, obra de Dani Elfman, un compositor muy completo y ya veterano a
pesar de su juventud y capaz de hacer cualquier cosa: desde la banda sonora
original para un héroe de la
Marvel como Spiderman hasta Tierra prometida, que tiene una
música más intimista que recalca muy bien los momentos de tensión con las
discusiones sobre el gas y los instantes intimistas de Mat Damon en su crisis
de identidad.
La película dura 106 minutos
y no está recomendada para menores de 7 años, lo cual quiere decir que es
autorizada para todos los públicos porque los niños no van a ir a verlas porque
se aburrirían. El tiempo está muy bien medido y no sobra ni falta nada.
En definitiva estamos ante
una buena película que se merece las tres estrellas. Ha tenido una importante
distribución con publicidad en las marquesinas de los autobuses, cuñas
radiofónicas, anuncios en televisión, etc… Eso garantiza que esté más tiempo en
pantalla, aunque como ya he dicho otras veces hoy en día no duran mucho las
películas porque las productoras presionan continuamente con películas nuevas.
El eslogan de la película es
que Todo el mundo tiene un precio. Pues yo creo que la localidad de la película
no tiene precio y no aceptará la instalación del gas y se quedará con sus pastos
y sus vacas, pobres pero felices sus habitantes. Disfruten de esta película
sencilla pero con sustancia. Salud y suerte.
José Cuadrado Morales
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