Los últimos días
Se trata de la segunda
película de Alex Pastor y David Pastor, hermanos. Su primera cinta fue de
producción íntegramente americana, Infectados, del año 2009. En este caso han
rodado en España, con un presupuesto de 5 millones de euros, algo irrisorio en
Hollywood, pero bastante desahogado en nuestro país. Y más concretamente se ha
rodado Los últimos días en Barcelona, una Barcelona apocalíptica y casi
arrasada, como presagiando el fin del mundo, esos últimos días que darán paso
al Armaggedon del Apocalipsis de San Juan. Esta Barcelona semiderruida es
mérito sin duda de los encargados de los efectos especiales, que aquí sí están
al servicio de una buena historia (no como pasaba con La jungla: un buen día
para morir, donde todo era pura pirotecnia que acababa por sepultar la
historia), y de los encargados de la escenografía, que construyen una Barcelona
sin gente en las calles, con los coches mal aparcados, con porquería y basura
por doquier, una Barcelona que recuerda en su silencio a la
Gran Vía de Madrid de la película Abre los
ojos de Alejandro Amenábar con Eduardo Noriega de protagonista.
Esta cinta bebe de diversos
géneros: ciencia ficción, terror, thriller y cine de aventuras, lo mismo que
ocurría con la primera película de los hermanos Pastor, Infectados. Se ve que
les gusta estos géneros y hacen un perfecto equilibrio de ellos en ambas
cintas, particularmente en la que nos ocupa en esta crítica, demostrando una
madurez superior a su experiencia de sólo dos cintas.
El argumento es bien
sencillo: una enfermedad se está extendiendo por toda la Tierra y tiene numerosos
efectos secundarios, entre ellos el más destacado es una agorafobia mortal. La
agorafobia es una trastorno de ansiedad caracterizado por no poder salir de casa.
En esta cinta las personas no pueden salir de casa porque automáticamente caen
fulminados y mueren. Los supervivientes se encierran en sus casas o vagan de un
lado a otro de la ciudad a través de la red de alcantarillado o de la red de
túneles de metro. En esta situación aparece Marc, que no puede salir a la
calle, que se enfrasca en una misión casi imposible: encontrar a su novia
Julia, que ha desaparecido. Y tendrá que buscarla en el subsuelo de Barcelona
porque por la superficie de la ciudad no puede andar. Con esta historia tan
sencilla construyen los directores una película más que estimable construida
sobre los cuatro géneros a los que hacía alusión antes, géneros infrecuentes en
el cine español que es lo que más me ha llevado a elegir esta cinta para mi
crítica quincenal.
La agorafobia, la ciudad
arrasada, el fin del mundo son tramas que nos recuerdan a una película que se
ha hecho mítica en poco tiempo: Soy leyenda, con Will Smith, del año 2007,
adaptación de una novela de Richard Matheson. Aquí ocurre todo lo contrario: de
la película Los últimos días surge una novela: La ciudad silenciosa, que
refleja muy bien esa Barcelona callada, muda, sin peatones. Se trata de un spin
off literario. En el mundo audiovisual hablamos de spin off cuando, por ejemplo,
una comedia surge a raíz de otra anterior. Por ejemplo: Aída surgió a raíz de
la serie Siete vidas y la superó en éxito, con Carmen Machi de protagonista. Se
dice entonces que Aída es un spin off de Siete vidas. Ambas comedias son sit
com, anglicismo con el que se designan las comedias de situación como es el
caso de ambas. Queda claro pues que la novela La ciudad silenciosa es un spin
off literario de la película Los últimos días. Además conviene leer la novela
porque en la película algunas cosas no quedan muy claras y es bueno
descifrarlas en la obra literaria. Es quizás un error de la película, esos
puntos oscuros que no dan la respuesta durante la proyección.
Entre los actores destacan
Leticia Dolera, Marta Etura (uno de los rostros femeninos más habituales del
cine español, esposa de Luis Tosar), Quim Gutiérrez (con una carrera cada vez
más emergente en nuestro cine) y José Coronado sobre todo, a quien la concesión
del Goya al mejor actor principal en la
Gala de entrega de los Premios de la Academia de las Ciencias
y las Artes Cinematográficas en su edición del año 2012 por su papel de Santos
en la cinta No habrá paz para los malvados de Enrique Urbizu le sentó muy bien
porque desde entonces no ha parado de trabajar y tiene incluso varias películas
pendientes de estreno. Todo el reparto está muy bien. Y están caracterizados
como habitantes del subsuelo barcelonés, como auténticos topos humanos ( cuando
empieza la película ya llevan tres meses bajo tierra y cuando termina ya llevan
varios años). Los hombres tienen barba de varios meses, melenas con greñas. Las
mujeres están desaliñadas. Todos tienen un aspecto de blanca palidez, como de
no ver en mucho tiempo la luz del sol, mérito sin duda de los encargados del
maquillaje, que hacen un excelente trabajo.
En Los últimos días queda
claro que todos los elementos técnicos están al servicio de una buena historia.
Quedan ya mencionados los responsables de los efectos especiales, los
responsables de la escenografía y los del maquillaje. Queda mencionar al
encargado de la música, que hace un excelente trabajo subrayando los distintos
géneros que hemos señalado anteriormente que encontramos en la película. Y
destacar sobre todo al encargado de la fotografía, que hace un excelente
trabajo jugando con los claroscuros del subsuelo catalán, con la negritud de
las alcantarillas y los túneles del metro. Le saca todo el partido posible a la
lobreguez del ambiente bajo tierra, algo muy difícil por no contar con apenas
luz. Y más mérito teniendo en cuenta que la película se desarrolla en un 90%
bajo tierra.
La película dura 92 minutos.
Algo bueno que los hermanos Pastor vayan teniendo tan pronto sentido de la
medida. Cuentan lo justo en el tiempo necesario. Hay que decir que a veces, a
pesar de todo, hay cierta monotonía en la cinta por premiosa, parsimoniosa y
repetitiva. Al desarrollarse en un tan elevado tanto por cierto bajo tierra se
repiten innecesariamente los planos y llega a ser monótono y a generar algo de
aburrimiento. Nada grave que no se arregle con algo más de experiencia que la
que tienen los hermanos Pastor, que apuntan muy buenas manera para el futuro.
Queda claro que la cinta es
de producción española, concretamente de 2012. Y no está recomendada para
menores de 12 años, lo que garantiza que la vean prácticamente todos los
espectadores que quieran porque no es evidentemente una película para niños,
pero sí la pueden ver los preadolescentes y adolescentes.
La película cuenta con la
colaboración de Antena 3 (ahora Atresmedia), lo que supone una publicidad
añadida. Esta película no puede competir en publicidad con las grandes
superproducciones hollywoodienses que a veces gastan más dinero en publicidad
que en la propia película y recuperan el dinero en taquilla. Es lo que está
ocurriendo, por poner sólo un ejemplo de
los muchos que hay, con Oblivion con Tom Cruise. Los últimos días sólo ha
tenido la publicidad de Antena 3 y del resto de medios de Atresmedia, entre
ellos la Sexta. Pero
no ha habido dinero para cartelería en las paradas de autobuses, cuñas de
radio, cuñas en otras cadenas de televisión, etc… Eso mermará su futuro en la
cartelera sevillana porque hasta ahora está funcionando bastante bien en la
taquilla, pero pronto pasará el efecto publicitario de Antena 3 y caerá en
picado como ha pasado con otras cintas, entre ellas la mismísima Los amantes
pasajeros de Almodóvar, ya criticada en esta sección. A cambio Los últimos días
cuenta con una poderosa distribuidora, la Warner , que permitirá que la película llegue a
muchos lugares del mundo. Algo es algo.
El eslogan publicitario de la
película es: Aunque la Tierra
se acabe siempre queda la esperanza. Es un mensaje optimista de los
realizadores que se refleja al final de la película cuando vemos a Marc y Julia
ya juntos ( Quim Gutiérrez y Marta Atura) viendo a su bebé con el pañal puesto
que sale a la calle y no le afecta la agorafobia
o bien ésta no influye en los bebés. Es algo que no deja claro la película.
Habrá que leer la novela. Y después se produce una larga elipsis
cinematográfica y aparece el bebé hecho un muchacho al que vienen a buscar sus
amigos para dar una vuelta. Ocurre lo mismo: no sabemos si ha remitido la
agorafobia o que no afecta ni a los bebés ni a los adolescentes porque Marc y
Julia siguen sin poder salir a la calle. Éste es uno de los puntos oscuros de
la película que no queda nada claro, pero que no merma la calidad general de la
cinta.
Hace unos días vi un
documental en la 2 de Televisión Española que se titulaba Supervivencia. Pues
eso son los actores en esta película: supervivientes, como diría una amiga de
una terapia de grupo. Igual que los enfermos mentales somos supervivientes,
también los que sobreviven a la enfermedad en la película son básicamente
supervivientes.
Recuerdo ahora el título de
una película de reciente visión: Hoy es el primer día del resto de tu vida.
Pues así viven los actores en esta película: como si fuera el último día, igual
que Rambo metido en las montañas de Vietnam, aquí metidos en las alcantarillas
y los túneles del metro.
Califico la película de buena
y le concedo tres estrellas. Les recomiendo que vayan a verla ya antes de que
se produzca el bajón publicitario del que hablaba antes y la quiten de la
cartelera. Disfrútenla. Salud y suerte.
Calificación:
José Cuadrado Morales.
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