RELATO

DESCALZO

El humo del cigarrillo me estaba entrando en los ojos, así que decidí fumármelo antes de volver a levantar la trampilla del contenedor para coger los cartones. Por suerte esa noche el contenedor estaba lleno, así que seguro que encontraría uno lo suficientemente largo como para poder hacerme una cama cómoda. Ayer no tuve tanta suerte y donde dormí, en la Encarnación, acababa de pasar el camión de la basura y se los habían llevado. Es raro, por la noche no retiran los contenedores del centro  hasta después de media noche pero seguro que estarán haciendo obras por algún lado y tiene que retirarlos antes de que sea demasiado tarde.

Cogí un cartón de una caja de un televisor grande. Lo suficiente para poder estirar los pies sin que estos me queden fuera. Dormir sin zapatos es un riesgo que hay que corre, por la noche puede venir alguien y robártelos y al día siguiente te quedas sin ellos y, te jodes y punto, pero después de estar todo el día andando de un lado para otro y sin descansar bien, cuando llega la noche los pies te piden un poco de alivio y respiro y te lo agradecen. Una vez en Ponce de León, durmiendo entre los aparcamientos de los coches y los pequeños jardines, teníamos los zapatos quitados un compañero y yo. A mí me quitaron una manta que no utilizaba pero a mi  compañero le quitaron los zapatos. Menos mal que nos encontramos a otro que estaba también viviendo en la calle y tenía unos zapatos de sobra y nos los dio.

Ya tengo los cartones suficientes. Con todos estos puedo pasar esta noche de una forma cómoda. No solo voy a dormir sobre cartones, en mi macuto, amigo inseparable que llevo todo el día a cuestas y que no dejo en ningún sitio, tengo una manta y una colchoneta de las que se usan para los sacos de dormir. Los cartones son para aislarme del frío y sucio suelo. Aunque tengo que decir que si, por razones superiores a mí, he perdido el saco, la manta o la colchoneta y he tenido que dormir tan solo sobre los cartones, también lo he hecho, aunque eso si, en verano y aquí en Sevilla, que el clima es suave.

Ahora en invierno es diferente, se te hielan los pies y las manos.  Las orejas no las sientes, aunque estoy contento porque  hoy es navidad y en el albergue me han regalado un gorro de Papá Noel y esta noche dormiré con la cabeza caliente.

La pluma negra.