Existen numerosas patologías
relacionadas con la salud mental. Detallarlas sería prolijo y para el objetivo
de este artículo innecesario porque yo quiero centrarme en los trastornos
depresivo y ansioso, que bien se pueden considerar uno solo conformando lo que
se llama síndrome ansioso depresivo, que es el más extendido en nuestro país. A
todas las patologías es común el abandonarse, es decir, no cuidarse lo
necesario, no mimarse, no quererse en una palabra, pero parece que en el
síndrome ansioso depresivo se manifiesta más esta tendencia a abandonarse.

La falta de ilusión lleva al
paciente a meterse en la cama o tirarse en el sofá horas y horas viendo la tele
o estando simplemente en silencio. Hay que tener una ilusión, la que sea por
pequeña que sea, para salir del trastorno ansioso depresivo. Es lo que me dijo
el otro día durante el desayuno una señora que suele desayunar en el mismo bar
que yo: “Hay que ir siempre hacia delante, con optimismo, y paso a paso”. Pues
paso a paso hay que marchar para superar la enfermedad. Basta con tener una
pequeña ilusión como esa de marchar paso a paso. Es el nombre de una técnica
terapéutica que se puso de moda en Estados Unidos aproximadamente en los años
ochenta y noventa. La técnica del “step by step”, del paso a paso. Se hizo una
película basada en ella titulada ¿Qué pasa con Bob?, protagonizada por Richard
Dreyfus y Bill Murray, muy entretenida y cuya visión recomiendo. No es bueno
intentar superar la crisis ansioso depresiva de golpe. Hay que ir lentamente,
superando esos períodos de abandono con las fuerzas de flaqueza que el cuerpo
tiene de reserva y a las que le dediqué un
poema publicado en mi décimo libro Poemas que quise escribir.

Yo quiero transmitir con mi
artículo optimismo, algo que a mí me falta con frecuencia. De hecho mis
artículos van dirigidos a mí mismo antes que a nadie. Mis artículos me
benefician a mí. Soy optimista a ratos y no pierdo de vista lo que ponía en el
titular del periódico que he leído esta mañana: fe en la ansiada esperanza. No
hay que ver la esperanza desde la ansiedad y no hablo de la fe religiosa, sino
del deseo de conseguir algo. La fe religiosa va por otro lado y ya la he
tratado suficientemente en mis artículos. Sin esperanza no se puede vivir para
llevar la vida con una enfermedad mental. Debe ser la hora de los valientes,
como diría el exquisito narrador cinematográfico Antonio Mercero, la hora de
los que dan la vida para ponerse bien, de los que luchan para no abandonarse,
de los que sostienen que la fe en la esperanza es posible mantenerla durante
muchos años. Yo llevo 51 luchando contra la enfermedad, pero también haciéndola
mi amiga para que no me ocasione más daño del que ya me produce.

Lo que ocurre es que cuando
luchamos para el equilibrio sobreviene el abandono, la desgana, la apatía.
Estos tres elementos aplastan de golpe todo nuestro afán de superación. El
abandono nos convierte en esclavo de todo lo peor de nosotros. La desgana nos
hace sentir seres incapaces de hacer lo más elemental. Y la apatía nos lleva a
no hacer ni siquiera lo más básico para sobrevivir como alimentarnos o dormir
correctamente. Anoche me acosté muy temprano porque me sentía mal y he pasado
una madrugada fatal con pesadillas y otros sueños que son, como yo suelo decir,
malos rollos. Sentía que no servía para nada. Mis sueños me golpeaban furiosamente
y no paraba de despertarme para mirar el reloj. Ha sido una noche funesta pero
estoy lo suficientemente despejado para escribir este artículo porque lo tengo
preparado mentalmente desde hace varios días. Dormir es fundamental y soñar es
inevitable. Según he oído recientemente en un documental televisivo nos pasamos
seis años de nuestra vida soñando. Freud también estudió el mundo de los sueños
y dejó escrito muchísimo para poder interpretarlos, pero lo que no requiere
ninguna interpretación es el dolor que a veces nos ocasionan.El dolor es dolor
y ya está. El dolor tiene muchos matices, pero ocasiona numeroso sufrimiento. Y
yo he sufrido mucho esta noche.
Pero yo no quiero perder la
esperanza para luchar contra ese sufrimiento. Recuerdo ahora lo que escuché en
otro documental, el lema de un grupo: Up to hope. Sería algo así como arriba
hacia la esperanza. Podría ser el lema de todos los enfermos mentales. No dejar
que el abandono nos destruya, nos socave. Y si eso ocurre, que no nos falte
nunca la esperanza para rellenar los huecos que el dolor produce en el alma.
Alma, otra palabra mágica, pero sobre ella tampoco quiero hablar en este
artículo. Quiero ceñirme al abandono y a todas sus consecuencias. Y a las
soluciones. Por eso hablo de la esperanza, una fuerza interior enorme que nos
da fuerzas para seguir luchando. La esperanza nos levanta el ánimo, aunque
digamos que estamos regular o que vamos tirando, pero son frases hechas que
suelen usarse sin más complicaciones. No vas a contestar cuando te preguntan
cómo estás que con esperanza. Pero siempre debemos llevarla con nosotros. Que
no nos falte nunca en esa lucha contra el abandono. Debemos ser más fuertes que
nuestros trastornos y saber que nadie es como cada uno y eso merece toda
nuestra dedicación .
José Cuadrado Morales
Me he sentido super identificada con el articulo,yo también sufro ansiedad,depresión mayor y TOC,estoy en tratamiento desde hace solo unos meses y hasta ahora me abandonado totalmente,ahora mismo con un cambio de tratamiento reciente,parece que intento salir del agujero,intento hacer cosas,me obligo a mi misma,aunque es duro,muy duro,gracias me encanto la entrada
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras; ya no me siento tan sola. yo intento no abandonarme pero el sufrimiento es grande y siento sensaciones desagradables profundas hacia las actividades que antes me gustaban. hago deporte para intentar aliviar y así por las noches me siento mejor. Espero esto no me acompañe de por vida...
ResponderEliminarYo estoy diagnosticada desde hace un año con transtorno depresivo-ansioso, ha sido muy duro estoy con el psiquiatra y con la terapeuta, me he ido dejando poco a poco, a mis amigos, he engordado, paso mucho tiempo en mi cama sin dormir, y viendo la tele o en la computadora, es un completo desastre.
ResponderEliminarGracias por esta nota tan bien realizada. Me siento identificada. Ahora sé de dónde proviene el abandonarse y ya mismo pongo en práctica mis ilusiones, aunque sea alguna y espero no morir en el intento.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Gracias por esta nota, en este mismo momento siento que me abandono, por momentos siento que estoy cayendo en una depresión, pero luego me disfrazo para salir a la calle... No se si esta vez pueda salir, me gustaría no abandonarme más pero a veces pierdo la motivación en la vida... Gracias por tu motivación, abrazo.
ResponderEliminar