“Tenía que ser condenao, to el que tira de escopeta , porque a una liebre se avasalla , con dos galgos acollaraos, y si se va, que se vaya, la libertad sa ganao”.
Un día frío de invierno, asistí con un amigo galguero a una cacería. Al romper el alba, cogimos carretera con dos galgos (Tormenta y Rosario). Cuando llegamos al coto, ya se notaba el nerviosismo entre la gente y los perros. Cuando llegó el turno de emparejar a Tormenta con otro perro, saltó una liebre rápida y resistente, pues la carrera duró más de dos minutos. Al final fue Tormenta quien dio caza, pero esto en un galguero de pro, es lo de menos; es más importante que la carrera sea limpia (Un galgo es sucio cuando yendo por detrás, se aprovecha del requiebro de la liebre, casi un ángulo recto, para coger ventaja y así aprovecharse y dar caza).
Después de la cacería, nos dispusimos a comer, y empezaron las discusiones sobre si este es más, si aquella es sucia, etc. Lo importante es echar el día en el campo, y si encima te traes un par de liebres, despellejarlas (lo que es un arte) y hacer un arroz con liebre en "La Granaita".
Una cosa más, el galgo es un atleta, y para ello hay que correrlo todos los días, para que cuando llegue la hora de dar la cara, este responda.
Diego Manuel.
Un día frío de invierno, asistí con un amigo galguero a una cacería. Al romper el alba, cogimos carretera con dos galgos (Tormenta y Rosario). Cuando llegamos al coto, ya se notaba el nerviosismo entre la gente y los perros. Cuando llegó el turno de emparejar a Tormenta con otro perro, saltó una liebre rápida y resistente, pues la carrera duró más de dos minutos. Al final fue Tormenta quien dio caza, pero esto en un galguero de pro, es lo de menos; es más importante que la carrera sea limpia (Un galgo es sucio cuando yendo por detrás, se aprovecha del requiebro de la liebre, casi un ángulo recto, para coger ventaja y así aprovecharse y dar caza).
Después de la cacería, nos dispusimos a comer, y empezaron las discusiones sobre si este es más, si aquella es sucia, etc. Lo importante es echar el día en el campo, y si encima te traes un par de liebres, despellejarlas (lo que es un arte) y hacer un arroz con liebre en "La Granaita".
Una cosa más, el galgo es un atleta, y para ello hay que correrlo todos los días, para que cuando llegue la hora de dar la cara, este responda.
Diego Manuel.
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