Hola, después de este paréntesis estoy de nuevo aquí, en estos dos meses justos, he asistido a unas prácticas de empresa mediante un programa de “Experiencias laborales para el Empleo”, con financiación de la UE y con la gratificante beca correspondiente, porque si adquieres experiencia en un trabajo determinado siempre es bueno, pero si encima te pagan es mejor.
Mi práctica a sido como ayudante de mantenimiento en un importante Hotel de Los Remedios en Sevilla, con unas instalaciones modernas y muy bien cuidadas y un personal muy agradable. El horario de cinco horas de lunes a jueves más un seguimiento de tutorías el viernes en la entidad en convenio con el Hotel, durante sólo dos meses me ha sabido a poco. Era como trabajar yendo al colegio, vamos que se me pasaron en nada de tiempo.
Lo interesante de estas prácticas es el acercamiento al ámbito laboral para personal con largo periodo de inactividad laboral, y en eso he tenido mucha suerte. También el tener de nuevo un horario que seguir, muy suave y sencillo, puesto que para ser un Hotel siempre entraba de mañana. Y la oportunidad de volver a tener la sensación en este caso cierta de trabajar con un personal agradable y amable.
Han sido dos meses que han pasado volando y que no me importaría repetir aunque tuviese que trabajar en horarios de ocho o más horas y con turnos rotativos.
En lo personal he salido ganando, puesto que aunque entrene y estudie a diario, o sea que me marque un horario de una forma u otra, la responsabilidad de irte a dormir temprano para estar fresco cuando te levantes y estar bajo el apoyo de personas que te enseñan con paciencia y desinterés una actividad con tareas que nunca he realizado, o hace tanto que dejé de practicarlas, que casi no recuerdo, te llena tanto, que aunque sabía siempre que no estaba en un trabajo real, sino más bien en un simulacro, siempre quise dar lo mejor de mi parte, tanto que más de una vez me tenían que recordar que estaba para aprender y no para trabajar.
En cuestión de personal del Hotel, no tienen nada que ver las relaciones sociales con el gremio del que procedo, puesto que el mío es seco y a veces hostil, y en este lugar todo se pide y hace con educación y cortesía, como se trata a la clientela, se tratan a los compañeros. Voy a plantearme incluso el porqué de la desavenencias y frialdad de mi trabajo, en vez de las calidas relaciones del Hotel donde he estado, donde sólo el hecho de ayudar a los compañeros es gratificante aunque la tarea sea de fuerza o monótona.
Ha veces los días eran repetitivos, estresantes o yo mismo pedía poder desempeñar una tarea específica por falta de tarea a desarrollar, otras aprendía la importancia de tener clientes que venían todos los años en la misma temporada, clientes que más bien deberían ir a un camping, o clientes famosos que quieren pasar desapercibidos, de todo un poco. Y aunque mi puesto era el de ayudante de mantenimiento, ayudando a los compañeros, y moviéndote por las entrañas del edificio te impregnas de la vida o día a día de la empresa.
He aprendido en dos meses y se me refrescó la memoria más que en cinco años trabajando en mi faceta. Y mi consejo es que si os ofrecen unas prácticas del tipo propio, sea en la empresa que sea, puesto que los viernes poníamos en común la experiencia durante la semana con los compañeros y aprendíamos habilidades nuevas importantes de cara a la reinserción laboral es que no la rechacéis, puesto que solo con la intención de ofertaros una, significa que ya tenéis la oportunidad gratificante de abrir las ojos en otra direcciones.
Además mi intención es guardar los buenos hábitos adquiridos en estos dos meses.
Mi práctica a sido como ayudante de mantenimiento en un importante Hotel de Los Remedios en Sevilla, con unas instalaciones modernas y muy bien cuidadas y un personal muy agradable. El horario de cinco horas de lunes a jueves más un seguimiento de tutorías el viernes en la entidad en convenio con el Hotel, durante sólo dos meses me ha sabido a poco. Era como trabajar yendo al colegio, vamos que se me pasaron en nada de tiempo.
Lo interesante de estas prácticas es el acercamiento al ámbito laboral para personal con largo periodo de inactividad laboral, y en eso he tenido mucha suerte. También el tener de nuevo un horario que seguir, muy suave y sencillo, puesto que para ser un Hotel siempre entraba de mañana. Y la oportunidad de volver a tener la sensación en este caso cierta de trabajar con un personal agradable y amable.
Han sido dos meses que han pasado volando y que no me importaría repetir aunque tuviese que trabajar en horarios de ocho o más horas y con turnos rotativos.
En lo personal he salido ganando, puesto que aunque entrene y estudie a diario, o sea que me marque un horario de una forma u otra, la responsabilidad de irte a dormir temprano para estar fresco cuando te levantes y estar bajo el apoyo de personas que te enseñan con paciencia y desinterés una actividad con tareas que nunca he realizado, o hace tanto que dejé de practicarlas, que casi no recuerdo, te llena tanto, que aunque sabía siempre que no estaba en un trabajo real, sino más bien en un simulacro, siempre quise dar lo mejor de mi parte, tanto que más de una vez me tenían que recordar que estaba para aprender y no para trabajar.
En cuestión de personal del Hotel, no tienen nada que ver las relaciones sociales con el gremio del que procedo, puesto que el mío es seco y a veces hostil, y en este lugar todo se pide y hace con educación y cortesía, como se trata a la clientela, se tratan a los compañeros. Voy a plantearme incluso el porqué de la desavenencias y frialdad de mi trabajo, en vez de las calidas relaciones del Hotel donde he estado, donde sólo el hecho de ayudar a los compañeros es gratificante aunque la tarea sea de fuerza o monótona.
Ha veces los días eran repetitivos, estresantes o yo mismo pedía poder desempeñar una tarea específica por falta de tarea a desarrollar, otras aprendía la importancia de tener clientes que venían todos los años en la misma temporada, clientes que más bien deberían ir a un camping, o clientes famosos que quieren pasar desapercibidos, de todo un poco. Y aunque mi puesto era el de ayudante de mantenimiento, ayudando a los compañeros, y moviéndote por las entrañas del edificio te impregnas de la vida o día a día de la empresa.
He aprendido en dos meses y se me refrescó la memoria más que en cinco años trabajando en mi faceta. Y mi consejo es que si os ofrecen unas prácticas del tipo propio, sea en la empresa que sea, puesto que los viernes poníamos en común la experiencia durante la semana con los compañeros y aprendíamos habilidades nuevas importantes de cara a la reinserción laboral es que no la rechacéis, puesto que solo con la intención de ofertaros una, significa que ya tenéis la oportunidad gratificante de abrir las ojos en otra direcciones.
Además mi intención es guardar los buenos hábitos adquiridos en estos dos meses.
F.M.K.
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