Estaba el que suscribe en la tienda de frutas y oía a las mujeres que hablaban de saber como eran los hombres y de cómo serían en el futuro, y llegaron a la conclusión de que ni de novio, por muchos años que se lleven juntos, llegarían a conocerse como para llevarse toda la vida juntos y que eso únicamente se llegarían a saber llevando un año de casados y en algunos casos un poco más de tiempo de casados.
Y es que las mujeres que saltan a la luz como victimas de la violencia de género son sólo la punta de un iceberg ya que pienso en la cantidad de mujeres de mujeres que denuncian su situación y están como si dijéramos en lista de espera, y no solo ellas las que denuncian solo sino también la cantidad de mujeres que sufren agresión física y no lo denuncian por no dar la “nota”.
Esto es la realidad y no se les cae la cara al suelo a aquellos que aprovechándose de la indefensión de sus mujeres las maltratan sin importarles nada el sufrimiento y el terror a que se ven sometidas.
Me indigna y me resulta despreciable la actitud de estas personas, si es que pueden llamarse personas, por que ellos mismos se descalifican y no tienen aprecio hacia su persona por lo que me parece lo más bajo del ser humano. El hecho de acabar con la vida de personas a las que deberían respetar, me provoca indignación y mi mas absoluta repulsa ante este tipo de situaciones tanto por las victimas así como por las que lo sufren en silencio. Y todos después, en el caso de los “verdugos”, tratan de suicidarse o lesionarse como arrepentimiento ante lo que han hecho, pero las que siguen vivas sufren hasta que les llegue la hora, por la mano criminal de su pareja, ya que el peligro está en su propia casa.
Manuel B.
Y es que las mujeres que saltan a la luz como victimas de la violencia de género son sólo la punta de un iceberg ya que pienso en la cantidad de mujeres de mujeres que denuncian su situación y están como si dijéramos en lista de espera, y no solo ellas las que denuncian solo sino también la cantidad de mujeres que sufren agresión física y no lo denuncian por no dar la “nota”.
Esto es la realidad y no se les cae la cara al suelo a aquellos que aprovechándose de la indefensión de sus mujeres las maltratan sin importarles nada el sufrimiento y el terror a que se ven sometidas.
Me indigna y me resulta despreciable la actitud de estas personas, si es que pueden llamarse personas, por que ellos mismos se descalifican y no tienen aprecio hacia su persona por lo que me parece lo más bajo del ser humano. El hecho de acabar con la vida de personas a las que deberían respetar, me provoca indignación y mi mas absoluta repulsa ante este tipo de situaciones tanto por las victimas así como por las que lo sufren en silencio. Y todos después, en el caso de los “verdugos”, tratan de suicidarse o lesionarse como arrepentimiento ante lo que han hecho, pero las que siguen vivas sufren hasta que les llegue la hora, por la mano criminal de su pareja, ya que el peligro está en su propia casa.
Manuel B.
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