Tanto tiempo ha pasado y parece que fue ayer, en mis recuerdos más remotos está el juego con unas niñas que consistía en pasarnos una pelota hasta que a uno se le caía, entonces mientras que este la recogía, los demás corríamos lo mas lejos posible de su lado. Una vez que cogía la pelota daba tres pasos dirigidos hacia el que tenía más cerca para tirarle la pelota y si este no la cogía o le daba en cualquier parte del cuerpo, era eliminado y así sucesivamente hasta quedar sólo uno que sería el ganador.
Ya un poco más mayor, y sobre todo en el verano, había una charca llamada “la charca el charlot” donde íbamos un amigo y yo a coger ranas y sapos. También en las regueras coincidiendo con la época de reproducción de las ranas, cogíamos los renacuajos recién nacidos y los metíamos en latas o botes que tras un tiempo tirábamos en el jardín de la casa de ese amigo. También nos íbamos a un arroyuelo y pescábamos peces pequeños que metíamos en una pecera y les echábamos de comer pan, pero se nos morían y teníamos que tirarlos.
Otros juegos fueron con mis vecinas, y estos eran el elástico y el pique. Ya en el colegio jugábamos al fútbol entre dos equipos formados por miembros de una misma clase y lo hacíamos tanto en el recreo como en las horas que hay después de comer antes de entrar en clase. También hacíamos bolas de gomas con un papel, apretado fuertemente y con las cámaras de bicicletas cortados transversalmente y poniendo una sobre otra las tiras de goma hasta formar una bola dura que tirábamos al suelo y rebotaba.
Otro juego consistía en jugar a la lima, también jugábamos a las piedras y nos jugábamos los cromos de futbolistas que previamente acordábamos intercambiarnos según el interés que tuviéramos para la colección propia.
Otro juego era la piola, copiando lo que hacía el primero de nosotros hasta que uno no lo hiciese y entonces era él el que no saltaba bien y se ponía de nuevo burro. También jugábamos a las bolas y al trompo. Otros tipos de juegos eran los de salón, por ejemplo los futbolines, el billar americano, el billar francés y el pín-pon.
Manuel Barragán.
Ya un poco más mayor, y sobre todo en el verano, había una charca llamada “la charca el charlot” donde íbamos un amigo y yo a coger ranas y sapos. También en las regueras coincidiendo con la época de reproducción de las ranas, cogíamos los renacuajos recién nacidos y los metíamos en latas o botes que tras un tiempo tirábamos en el jardín de la casa de ese amigo. También nos íbamos a un arroyuelo y pescábamos peces pequeños que metíamos en una pecera y les echábamos de comer pan, pero se nos morían y teníamos que tirarlos.
Otros juegos fueron con mis vecinas, y estos eran el elástico y el pique. Ya en el colegio jugábamos al fútbol entre dos equipos formados por miembros de una misma clase y lo hacíamos tanto en el recreo como en las horas que hay después de comer antes de entrar en clase. También hacíamos bolas de gomas con un papel, apretado fuertemente y con las cámaras de bicicletas cortados transversalmente y poniendo una sobre otra las tiras de goma hasta formar una bola dura que tirábamos al suelo y rebotaba.
Otro juego consistía en jugar a la lima, también jugábamos a las piedras y nos jugábamos los cromos de futbolistas que previamente acordábamos intercambiarnos según el interés que tuviéramos para la colección propia.
Otro juego era la piola, copiando lo que hacía el primero de nosotros hasta que uno no lo hiciese y entonces era él el que no saltaba bien y se ponía de nuevo burro. También jugábamos a las bolas y al trompo. Otros tipos de juegos eran los de salón, por ejemplo los futbolines, el billar americano, el billar francés y el pín-pon.
Manuel Barragán.
Muchos saludos en primer lugar a Manuel Barrag�n; me ha encantado que narre recuerdos de su infancia.
ResponderEliminarLuego a todos mis antiguos compa�eros/as de la URSM. Os saludo desde la Comunidad Terap�utica de C�rdoba. Un fuerte abrazo a todos/as. Se os hecha de menos.
PACO CARRASCOSO