lunes, 14 de octubre de 2019

SARA MONTIEL

Ya era hora de que le dedicara un artículo a la gran Sara Montiel. Hacía mucho tiempo que quería hacerlo, pero son muchos los temas que he ido tratando poco a poco. Pero ya llegó el momento.
Las últimas generaciones conocen a una Sara Montiel pasto de las revistas del corazón, del papel couché. Ella vendía descaradamente su vida, ejercía el mismo descaro que tuvo a lo largo de toda su vida. Conocerán su matrimonio con Pepe Tous, un hombre al que realmente amó y con quien adoptó a sus dos hijos. Muerto Pepe Tous su vida entró en una vorágine de confusión y ostracismo. Después conoció a un cubano llamado Toni que consiguió conquistarla para hacerse famoso a su costa con las revistas del corazón.
Con Toni se casó Sara Montiel. Vivieron un romance que no duró demasiado tiempo. Sara Montiel era una devoradora de hombres. Lo fue a lo largo de toda su vida. Pero ya estaba en una época de su vida en la que se encontraba muy ajada por el paso del tiempo y había perdido la belleza que la caracterizó durante tantos años de su vida.
Toni se aprovechó de ella y Sara hizo lo propio porque volvió a primera línea de interés público. Cosas del mundo del corazón. Ya no se le conocieron más amores. Cuando murió Marujita Díaz, otra grande desconocida para las nuevas generaciones, dijo que se mueren siempre los grandes. No Marujita. Se muere todo el mundo. Lo que pasa es que duele más cuando muere una gran persona, alguien que hizo mucho por vivir y por el arte en general, particularmente sobre todo el cine y la canción. Porque Sara Montiel fue una de las grandes de este país.

Hay que conocer a Sara Montiel en su esplendor en España, cuando era una estrella de cine. Hizo numerosas películas, tanto dramas como comedias. Estaba dotada para ambos géneros con su impresionante belleza y sus registros interpretativos. Recordemos por ejemplo entre sus dramas a Esa mujer y sobre todo El último cuplé. Entre sus comedias destaca sobre todo La violetera, una bellísima película de la que destaco la canción Polichinela, una divertidísima canción que me ha sacado de más de un momento de ánimo alicaído, de bajón fatal.
Pero Sara Montiel era una grande y no se conformó sólo con ser la reina en España sino que dio el salto a Hollywood. Hoy son muchos los españoles que han dado el salto a Hollywood, pero en esto Sara también fue una pionera.
Triunfó en Hollywood con películas como Yuma y Veracruz, donde enamoró al mismísimo y grande Gary Cooper. Sara fue amada por muchos hombres, pero ella amó a los hombres que quiso realmente. No hacía teatro. Eso lo dejaba para el mundo de la interpretación. Era una mujer bellísima con su cara estilizada y su voz preciosa, musical, que le permitía cantar con poco volumen pero con sonoridad manifiesta. En sus películas solía cantar. Lo suyo era la interpretación y la canción. A partes iguales. Invito a todos a escuchar la canción Polichinela de La violetera, un prodigio de sencillez y diversión que , insisto, me ha sacado y me saca de más de un momento de depresión. No sólo las pastillas te sacan de los momentos depresivos. La belleza de Sara Montiel y esa canción en concreto me han ayudado a tirar para adelante en más de una ocasión.
Es una pena que ahora se la conozca por todos los problemas que ha generado su herencia. Sus hijos han discutido. Están vendiendo todas las posesiones de Sara Montiel reunidas a lo largo de una vida extensa dedicada al mundo del arte. Pero yo no olvido y por eso le dedico este artículo con un inmenso cariño para recordarla y para reconocer la mucha valía que tenía como artista.
Hace poco el programa de televisión cultural Saber y ganar le dedicó un especial que es lo que me ha inspirado e inclinado a dedicarle definitivamente un artículo que tenía merecido hace muchos años desde que empecé esta colaboración semanal para la Ura.
Cuando ya vio que se belleza se perdía un poco, sobre los 45 años, volvió a España desde Hollywood y se dedicó a cantar en muy distintos escenarios. Paseó su arte por toda España. Cantaba sus canciones de siempre. Recuerdo el arte que derrochaba cantando por ejemplo el Fumando espero, con una gracia y un donaire sin parangón. Tenía una fina ironía y hablaba a veces con una forma chulesca, castiza, madrileña, con la que daba a entender muchas más cosas de las que decía.
Hay grandes y grandes. Y Sara Montiel era d
e las grandes grandes de verdad. Yo la he admirado siempre y paso de todo lo que la rodeó a lo largo de toda su vida. Me quedo con esa Sara Montiel que actuaba en programas musicales de televisión cantando sus canciones de siempre cuando ya la edad no la respetaba como le pasa a todo el mundo. Pero nunca perdió la dignidad. Siempre la mantuvo con sus abrigos y sus joyas, con su belleza que siempre la acompañó a pesar de sus muchos años.
Desde aquí expreso mi admiración por Sara Montiel. Reconozco abiertamente mi apetencia por su carrera cinematográfica de la que vi bastantes películas en los desaparecidos cines de verano cuando era un niño. Y admiro esas películas de Hollywood donde demostró a la par talento y gracejo.
Sara Montiel no está muerta porque sobrevive en su arte, en su forma de ser, en su sinceridad, en su buen hacer, en su inmensa capacidad de trabajo.
Quede constancia aquí de que Sara Montiel está muy viva cada vez que la televisión repone una de sus películas como ha pasado recientemente con La violetera. Ahí está Polichinela, un antidepresivo musical.
Apuesto por el talento bien entendido. Y Sara Montiel lo tenía de sobra.

Salud y suerte.


José Cuadrado Morales


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