viernes, 3 de junio de 2016

LA TREGUA

Parece el título de una película de suspense o acción, pero no. Estamos hablando de la realidad, de MI realidad. Estoy hablando de un pacto que he hecho con mi psicóloga para una tregua de mes y medio hasta la próxima cita para recuperarme, para superar la saturación que tengo de motivos para el agobio, la asfixia que siento. No puedo más, aunque como decía en uno de mis libros “aún parece que puedo”. Y puedo, pero tengo que descansar, frenar un poco la espiral autodestructiva, el agobio letal que me puede y que tengo que parar como sea.
Son muchas las cosas que pueden conmigo, muchos los acontecimientos que se han juntado para hacerme caer en un estado de sufrimiento que necesita forzosamente una tregua. Está, por ejemplo, y por empezar por una de las cosas más recientes, la muerte del amigo de la que he escrito dos artículos. Me ha hecho caer en una depresión considerable de la que me está costando salir, aunque con la ayuda de Dios básicamente estoy a punto de hacerlo, pero necesito respirar. 
Está mi ansiedad, una ansiedad que se ha ido transformando en un inmenso monstruo destructivo que todo lo devora y que me deja poco margen de maniobra. Ella tiene una capacidad de destrucción infinita y yo casi sólo tengo mis fuerzas para hacer frente a ese monstruo.
Está el TOC, el trastorno obsesivo compulsivo, que me hace mucho daño y que me deja a veces paralizado sin saber qué hacer. Estoy cansado de los rituales, de los repasos matutinos, de ver una y otra vez las mismas cosas, de pasar una y otra vez por los mismos pensamientos. Estoy harto. Mis fuerzas han mermado considerablemente y en esto no hay nadie que pueda apoyarme. Es estar sólo ante el peligro como Gary Cooper. Pero yo no quiero ser Cooper, yo quiero ser yo pero con otra forma de ser, con otro carácter, con otras particularidades de mi condición que sobresalgan más positivamente.
Están las enfermedades de mis hermanas, sobre todo la pequeña, que padece una enfermedad neurodegenerativa que no tiene cura: la esclerosis múltiple. La tienen que operar de nuevo, en este caso de la vesícula. Hoy mismo la intervienen. Seguramente mientras estoy escribiendo este artículo. Estoy cansado de enfermedades. Estoy harto de oír hablar de “enfermos mentales”. Necesito una pausa. Respirar otras palabras. Escuchar otros temas.
Estoy también agobiado por mi nuevo libro porque está tardando un poco en llegar. Hay saturación en la editorial, entre otras razones porque está muy cerca la Feria del Libro de Madrid, donde se presentan muchas obras nuevas. Así que las máquinas están que arden. Yo he presentado también algún libro mío en la Feria del Libro de Madrid. De esto hace ya varios años. Este año no pensaba presentar Las ninfas del rencor, segunda parte de Tuétanos odiantes. Sí me gustaría presentar mi novela, a la que le queda bastante, lo cual me ocasiona también bastante agobio. Tengo poca paciencia y me sobra ansiedad. Pido más paciencia y menos ansiedad. ¿Cómo cambiar las cosas? Es difícil que se produzca el casi milagro, pero yo no dejo de luchar, pero en gran medida es una lucha baldía.
Mi novela tiene una temática dura y eso me afecta psicológicamente, por eso tengo que dejarla durante este mes y medio de tregua. El proceso de creación es muy conflictivo y estoy intentando que me afecte lo menos posible, pero no puedo alejarme por completo de mi personaje central, que tiene mucho de mí mismo. Estoy también liado con la tramitación de papeles de la defunción de mi madre para quitarla de titular de mi cuenta bancaria. El banco me ha pedido un montón de cosas y el manejar tantos papeles me ha hecho recordar demasiado la muerte de mi madre, que ya estaba superada porque acaeció el 21 de enero de 2009. Es volver a estar todo fresco, “reciente”.
La clave está en dejar de luchar según mi psicóloga. Es otra forma de lucha, lucha pasiva a lo Mahatma Gandhi. Ella se ha quedado con las armas para no tener con qué pelear. Pero yo lucho entonces con mis manos y es como si tuviera que hacer un esfuerzo suplementario.
Me afecta también la situación política del país. Me he dado cuenta de las manos en las que estamos. Hay un montón de ineptos egoístas en los partidos políticos que han impedido un pacto de gobernabilidad. Con un diálogo más fluido y con mirarse menos el ombligo se hubiera podido llegar a un Gobierno. El que fuera. Pero no: hay que votar de nuevo el 26 de junio. Yo ya tengo decidido mi voto, que es distinto al que deposité el 20 de diciembre porque es lo que se merece el partido al que voté.
Veo con dolor la situación del mundo en general. Son muchas cosas negativas que me hacen tener una visión pesimista del planeta en que vivimos.
Está la guerra de Siria o contra Siria. Los países no se ponen de acuerdo y se suceden los ataques terroristas diariamente o casi. El caso es que están acabando con el país y los países ricos permanecen impasibles ante la situación.
Está el problema de los refugiados. Siguen llegando y se están repartiendo por los distintos países de la Unión Europea, entre ellos España. Se trata de mercancía humana, que alimenta el negocio de personas sin escrúpulos. Son muchas muertes en el mar. Hoy mismo en el periódico he leído que muchas personas han perdido la vida en otro naufragio. Y esto es casi a diario.
Está el tema del “brexit” o posible salida de la Unión Europea del Reino Unido, un país que tiene su propia moneda, la libra esterlina, pero aunque rechazara en referendum el euro lo dejaron entrar en la Unión por su poderío económico. Sería duro para la Unión la salida del Reino Unido y quién sabe si ello provocaría la salida de más países y la herida del sueño de una Europa unida.
Está el tema del yihadismo. Se acerca la Eurocopa y Francia va a estar blindada por la posibilidad de nuevos ataques terroristas. Parece mentira que no se pueda ni ir al fútbol tranquilo porque en cualquier momento un loco poseído puede provocar una catástrofe.
Está un nuevo rescate de Grecia por parte de la Unión Europea, en este caso el tercero. En esta ocasión son 10300 millones de euros, que es una cantidad brutal aunque sea inferior a las de los dos rescates anteriores. Grecia sigue sin levantar cabeza y esto puede ocurrirle a otros países más débiles.
En fin, que quisiera meterme en una cueva y no salir en mes y medio. No ver ni un periódico, ni escuchar una emisora de radio, ni ver un programa de televisión. Aislarme, que es lo que hago cuando me voy de viaje a Madrid, por ejemplo, donde me aislo de todo. Por eso me lo paso también en esta ciudad, gigantesca, donde me pierdo y me siento un ser anónimo y nuevo.
Quisiera hacer lo que hacía cuando niño y me iba de vacaciones a Villanueva del Ariscal: cogía la bicicleta y me iba por caminos no transitables y me perdía. Me sentaba al borde de una senda. No había un alma y me sentía liberado. Supongo que la enfermedad estaba detrás de todo esto, pero no quiero hablar más de la enfermedad. Recuedo que me perdía literalmente hasta el punto de no saber dónde estaba y tener que preguntar a desconocidos cómo volver a un sitio familiar.
Me gustaría ser como el olivo de la película de Icíar Bollaín: robusto, fuerte, con 2000 años de experiencia para saber manejarme mejor con la vida y los acontecimientos que la protagonizan. Necesito escapar, perderme, pero no puedo ahora mismo. Tendré que esperar a las vacaciones, que ya están cercanas. Y no es un consuelo, es la realidad: queda poco para los meses de julio y agosto, y veo la libertad cerca para escaparme y estar en un sitio donde pase desapercibido. Quiero ser anónimo. Quiero ser normal. Echo de menos la normalidad de la que me hablaba mi ex mujer. Ella sí que sabe vivir. Tiene un sentido muy pragmático de la existencia y no lo digo en sentido peyorativo.
En fin: éste es el artículo de hoy y quisiera que la tregua fuera posible para poder volver a respirar. Necesito sanear mi aliento, mis pulmones, mi corazón que late tan acelerado tantas veces. Veremos qué ocurre. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creemos que te has encerrado en un circulo vicioso que te crees que la gente no cree en ti y el tema del libro tuyo te tiene obsesionado porque trata de temas negativos .Sal un poco del circulo vicioso y cree mas en ti mismo no seas tan negativo ya que la negatividad te iba a crearte problemas. Haz cosas diferentes y saldras del circulo vicioso . Saludos de dos compis.

YFC Y BC

Anónimo dijo...

Estimados compis: gracias por vuestro positivo comentario que me permite reflexionar sobre lo que he escrito en mi artículo. Puede que esté metido en un círculo negativo, pero más que negativo yo creo que es antiguo, que está anquilosado y requiero cambios para ser más positivo y liberarme de muchas cosas que ahora me lastran. Mi libro no trata de temas negativos: es una larga reflexión en cien poemas sobre la relación existente entre el amor, el sexo y el odio. Lo que me tiene obsesionado es la tardanza en la llegada del libro. Soy una persona muy impaciente y me ponen muy nervioso las cosas cuando tardan. Me cuesta trabajo esperar. Pero como dice mi hermana pequeña todo llegará. Así lo espero. Gracias y espero que podáis leer mi libro. Un cordial saludo de vuestro amigo José Cuadrado.