jueves, 26 de febrero de 2015

ME QUIERO MORIR

A lo largo de mi vida he tenido solamente un ingreso hospitalario por razones psiquiátricas. Fue hace seis años en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Virgen Macarena. La experiencia fue ambigua, pero se puede resumir en general como satisfactoria.
Después del ingreso pasé a la URSM  Macarena y aquí llevo todo este tiempo. Además he seguido un tratamiento psicofarmacológico en serio por primera vez en mi vida, pautado, puntual y sin dejarlo ni un solo momento, y estoy liberado de angustias y ansiedades.
Durante el ingreso tuve que convivir con multitud de personas, muy distintas entre sí. Había de toda clase , cada una con su carácter y su intransferible forma de ser.
Estaba el agresivo, que iba siempre avasallando a todo el mundo. Recuerdo que estaba en mi habitación y que le dio una paliza al tercer compañero. Ese fue el detonante para que lo aislaran y lo llevaran a una habitación en solitario.
Estaba el soñoliento, siempre "empastillado", dormido en cualquier rincón de la estancia y caminando como un zombi por el largo pasillo de la Unidad de Psiquiatría. No se había acostumbrado todavía al tratamiento y estaba siempre medio dormido y muy cansado.
Estaba el cleptómano, que se dedicaba a robar pequeñas cosas sin valor. Yo le sorprendí una noche hurgando en mi maletín y le pregunté qué hacía. No me contestó nada y yo tampoco añadí nada más. No merecía la pena. Era el tercer compañero de habitación al que le habían dado la paliza. Supongo que su problema psiquiátrico era la cleptomanía o algo parecido.
Estaba el que no paraba de hablar. Estaba continuamente hablando. Era un grifo de palabras. Te ponía la cabeza como un bombo y no podías evitarlo. Allá donde fueras estaba él hablando sin parar, solo o dirigiéndose a alguien, pero sin parar ni un momento de hablar.
Estaba su antagonista, el retraído que no hablaba nada. Yo hablaba más bien poco. No tuve demasiada relación con mis compañeros de encierro, porque para mí eso era un encierro. Como una prisión. Teníamos guarda jurado que nos vigilaba constantemente y había una especie de línea ficticia que no podíamos cruzar para estar lejos de la puerta y evitar que nos escapáramos. Las visitas eran contadas y tenían que justificar en todo momento la persona que querían ver o visitar.
Estaba también el que no quería participar en ninguna actividad y se pasaba normalmente todo el día acostado, durmiendo o descansando. Había actividades diversas que llevaban los monitores para ocupar nuestro tiempo. Yo siempre esperaba ver al psiquiatra para saber cuándo me iba de allí. Porque yo no quería estar en una especie de fortaleza o prisión. Quería sentirme libre. Recuerdo que hasta que no pasaron unos días no me dejaron salir con mi cuñado para dar una vuelta. Recuerdo que era Semana Santa y fuimos a ver diversas cofradías. Me sentí liberado durante unas horas.
Y más tipos de personas que tenían toda clase de patologías. Allí se daba la vida por un cigarro y había gente que quería vender medicinas que tenían guardadas de sus tratamientos no realizados. Había una sala común con televisor, que siempre era objeto de discusiones sobre el programa que queríamos ver. Difícilmente nos poníamos de acuerdo.
Y estaba lo peor: la suicida. Era una mujer que no paraba de gritar de día la frase ME QUIERO MORIR, que es el título de mi artículo. Era horrible escucharla todo el día decir esa frase con un volumen de voz desmedido. Muchas veces la amarraban a la cama para que no intentara hacerse daño a sí misma. No estaban muy seguros de que realmente se hiciera daño e intentara suicidarse porque no paraba de gritar que se quería morir. Era realmente horrible escucharla. De noche le daban sedantes para que dejara dormir a los demás. Hubiera sido espantoso escucharla también de noche y no poder dormir. Alguna vez tuve pesadillas por culpa de esa frase. Era una mujer de unos cincuenta y tantos años y desconozco qué le había llevado a ese estado. Recuerdo que recibía la visita del marido de vez en cuando, que parecía calmarla un poco.
Hay más mujeres suicidas que hombres según las estadísticas. Aunque allí había hombres y mujeres que lo habían intentado. 
Yo sinceramente odio estos sitios. Son como prisiones para enfermos estigmatizados. Porque así me sentía yo: peor por estar en una Unidad de Psiquiatría y con tantas patologías diferentes. Era horrible. Sobre todo ese grito de terror del me quiero morir. A pesar de todo fue una experiencia positiva que no quiero repetir porque lo pasé muy mal. El personal me trataba bien y la comida llegaba puntualmente lo que me sirvió para seguir un régimen de alimentación normal y bien llevado. Me tocó un doctor muy competente que me ponía ejercicios y que era muy comprensivo conmigo y le llegué a coger un sincero aprecio.
Estuve unos quince días y ya digo que han pasado seis años, los mismos que llevo en la URSM.  No quiero vivir más ingresos psiquiátricos. Prefiero vivir con la medicación y los psicólogos y psiquiatras que me ven y mantenerme así con mi enfermedad, básicamente el trastorno obseso compulsivo, que es una enfermedad muy limitadora y dolorosa porque yo particularmente lo paso fatal con ella. Pero sobrevivo y le echo voluntad para seguir adelante y eso hago todos los días: lucho por vivir y tener una actitud positiva siguiendo parte del lema que guía mi vida.
Recuerdo a esa mujer de vez en cuando, la que gritaba me quiero morir. Era terrorífico y obsesivo. Me imagino el sufrimiento por el que estaba pasando y comprendo que pretendía desahogarse como pudiera con esas tres palabras. Atada a la cama parecía un animal al que van a liquidar en breve, al que van a sacrificar en un matadero cualquiera. 
Estoy en contra de manicomios y de unidades de hospitalización como si fueran cárceles, quizás sería mejor contar con  mas espacios de tratamiento, incluidos los espacios abiertos y con habitaciones individuales. Es mi sincera opinión. 
He querido recordar en este artículo a esa mujer para que comprendáis el sufrimiento que a veces viven los enfermos mentales y que no se puede justificar de ninguna manera porque la mente es muy compleja y encierra multitud de cosas. No sé qué habrá sido de ella, si habrá superado su enfermedad o su crisis y ya no dice que se quiere morir. Quizás con suerte ahora tiene ganas de vivir y ve la vida de una manera muy distinta a como la veía cuando estaba ingresada. Ojalá sea así por su bien y el bien de todas las personas que habitualmente están con ella. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

martes, 24 de febrero de 2015

DEJANDO DE FUMAR I

Mi experiencia de dejar de fumar, en serio, por primera vez en toda la vida. Me presento; tengo 34 años, desde que empecé a fumar nunca lo he dejado. Al principio cuando iba al colegio, no se con 14 o 15 años, eran los cigarritos sueltos. Después ya compraba el paquetito de tabaco y hasta que me duraba. Después el paquetito todos los días y así incrementando mi consumo. He llegado a fumar tanto que de madrugada si no tenía ya tabaco, tenía que salir a la calle a pedir porque estaba todo cerrado. Con el tiempo para evitar que me marchara de mi casa a pedir tabaco mi madre siempre me tenía guardado algún cigarro para darme. 
La idea de dejar de fumar no es nueva en mi pero alcanzo mayor rigor cuando el año pasado, arreglándome la boca y teniendo la suerte de que me podía poner unos implantes para poder masticar bien, mi dentista me aviso de que durante unos 11 días tenia que dejar de fumar.
Entonces se me vino una nueva ilusión, me dije: “Si estoy 11 días sin fumar, ya lo dejo para siempre y además con muelas nuevas con las que machacar esos frutos secos que tanto me gustan y que tan beneficiosos son para la salud”. 
Pasaban los días y esto lo hablaba con todo el mundo pero no terminaba de hacerme las pruebas del implante y todo porque no me encontraba preparado para dejar de fumar aunque en el fondo sentía que lo iba a dejar. 
Bueno se hizo eco de esto una profesional de aquí de la URSM, “Concha”,  Ella ha llevado ya a gente a la Unidad de tabaquismo del Hospital Virgen Macarena y se ofreció para acompañarnos a una compañera, a mí y a mi pareja a la Unidad y así lo hizo.
Esperábamos el día con ansias pero sin dejar de fumar claro. Bueno llego el día y nos dirigimos a la unidad del tabaquismo ya mencionada.
Por el camino Concha nos comentaba como ella dejo de fumar, dándonos animo. Cuando nos vio el médico nos informo del tratamiento y nos dio una charla que a mi me gusto mucho porque nos ofreció unos datos que yo desconocía por ejemplo: En España desde que salio la ley de no poder fumar en espacios públicos han dejado de fumar casi seis millones de personas. En España el año pasado han muerto 53.000 personas relacionadas con el tabaco.
 El cáncer de mama que no se relacionaba con el tabaco ya se sabe que si tiene relación. Nos dijo que dejar de  fumar, si queremos, es relativamente fácil. Nos puso tratamiento de parches y chicles. Durante el tratamiento empezaríamos con parches de 21 mg dos semanas, un mes con parches de 14 mg. y dos semanas con parches de 7 mg.
 Bueno durante la primera semana aparte de los parches estaríamos fumando desde el primer día 10 cigarros hasta disminuyendo a 2 cigarros el sexto día y ya ningún cigarro el séptimo día y ya ahí intervendrían los chicles, de 3 a 8 chicles. 
He llevado el tratamiento muy bien hasta el sábado que me pertenecían 2 cigarros, el segundo cigarro me lo fume a las 4 de la tarde. Bueno el domingo ya sin tabaco y sin fumar desde el día antes a las 4 de la tarde pues un poco ya entrada la mañana no he parado de comer, comer de todo lo que no comía hace años “cuando tenia sobrepeso” y ya por casi el medio día hasta la tarde que deje a mi pareja en su casa, discutiendo con ella por todo. Los dos lo estamos dejando juntos y los dos estábamos irritados. Bueno llegue el domingo a las siete de la tarde a mi casa con síndrome de abstinencia un síndrome parecido al de la coca y eso lo se porque en un pasado he pasado muchos “monos” y de verdad que lo estaba pasando mal, tenia sueño pero no me quería meter en la cama porque no era una hora usual de acostarme y no podría estar en la cama, me dolía el cuerpo, tenia ansiedad, mi mente no me acompañaba. Bueno llegue a mi casa y me fume el cigarro y se me quito todo a las nueve otro. Ósea si el domingo no podía fumarme ninguno, me fume dos. Se que he perdido una batalla, pero la guerra la voy a ganar. Ya os contaré.

José Manuel.

UNA OBRA DE TEATRO GENIAL.

Queridos compañeros quisiera contaros mi experiencia de este sábado. Llevo mucho tiempo sin salir y este fin de semana me decidí a salir para ver una obra de teatro en el Teatro Lope de vega. La obra se llamaba “El mercader de Venecia”. Es una historia de amor pero muy bonita, trata de los intercambios que se hacían antes sobre las mujeres y los usureros, uno de ellos le pedía un trozo de carne y tres mil ducados por una moza guapísima. Todos ellos iban vestidos de época y los trajes eran chulísimos.  Era  la primera vez que yo iba al teatro y fue una experiencia muy enriquecedora, me  gusto mucho fui con unos compañeros de la URSM con los que me llevo genial, nos pusimos muy guapos para la ocasión y la verdad es que mereció la pena, luego nos dimos u paseo y tomamos algo. M e gustaría que el grupo con el que salgo, todos compañeros de la URSM, se hiciera mas grande y así seguro que nos lo pasábamos genial, yo os invito a haceros compañeros de este grupo y que podamos salir a muchos sitios y pasárnoslo muy bien .Hasta otra ocasión compañeros.
                                           

Silvia.

lunes, 23 de febrero de 2015

ESTIMULA TU MENTE

Ejercicios de estimulación cognitiva. Encuentra el camino de salida del laberinto y calcula el número resultante de realizar las distintas operaciones aritméticas que te vayas encontrando. ¿Coincide con alguna de las cifras del lado derecho?


viernes, 20 de febrero de 2015

COMENTANDO LO COMENTADO

Comentario de “Esperanza”  al artículo “El trabajo que cuesta a un enfermo mental tener un grupo de amigos” publicado el 18/11/2011

La enfermedad mental es una gran desconocida, y lo que se conoce de ella es una información sesgada. La mayoría de las veces "se huye" por desconocimiento y, las otras veces, por miedo a lo desconocido y a lo que "socialmente" se sabe de la enfermedad mental. Tod@s somos responsables en este tema, pero he de decirte que, hoy día, estamos en un mundo lleno de "individualismos" y para todos es complicado tener amig@s de verdad. Amigos en toda la extensión de la palabra. Amigos que te acompañen siempre y que puedan comprendernos en cada momento. Y es difícil encontrarlos con y sin enfermedad mental. Pero cierto es que las personas con enfermedad mental lo tienen más complicado. Hoy día asistimos a una falta de compresión por parte del otro en tantos aspectos que cada pasito se hace complicado. Tener una enfermedad mental es un "handicap" pero también he de decirte que hay que luchar por ello. Yo siempre digo que nadie nos dijo lo difícil que es la vida en general. Hoy día, más que nunca, quien tiene un amigo tiene un tesoro; además, creo que casi tod@s, los podemos contar con los dedos de una mano.

Comentario anónimo al artículo  “Un Dios a la carta” publicado el 9/12/2014.

Buena reflexión de ese “Dios a la Carta” y es verdad a mi me pasa,  hay veces que cojo ánimos de fe y me acuerdo cuando hay problemas aunque también cuando me va bien a veces, las  menos, me acuerdo de Él y le doy gracias. Pero quiero ir más allá. Que yo le dé Gracias a Dios es como  si digo " gracias vida por darme momentos felices y gracias vida por tener una madre que me dio luz para disfrutar de esta vida que dura tan poco".

YO no creo en Dios ni en ningún otro, yo he estado viviendo en un piso de un cura ocho meses, he  estado cinco meses ingresado en una comunidad evangelista y también, he ido a misa muchos días, incluso me he leído la biblia, y he llegado a la conclusión de que no existe ningún Dios, es verdad que gracias a sus enseñanzas hay gente que cree en Él y hace cosas buenas por los demás, en Esa Gente Si Creo, ah y son muchas.

Comentario de “Queser” al artículo “Querer es poder” publicado el 2/2/2012

Yo creo que sí que querer es poder, y sobre todo, creer en uno mismo nos ayuda a ser capaces de superar nuestras limitaciones, que muchas veces no son verdaderas pero creemos que si lo son. Por eso hay que quererse a uno mismo para que te puedan querer los demás, porque si no nos apartaremos de todo lo que nos puede hacer sentir más a gusto con nuestros sentidos y aprender a disfrutar con ellos nos abre las puertas de la felicidad en pequeñas dosis. Nos ayudan a superar muchos de los baches, que hay en el camino de la vida y saber buscar y encontrar lo que nos emociona y lo que nos hace sacar lo mejor de nosotros. Para mí lo que más nos puede ayudar es escribir, pintar o dibujar,  el deporte o la gimnasia, que nos ayudan a ver que las cosas nos pueden costar menos de hacer cuanto más nos esforzamos en hacerlas y lo que nos parecía imposible ahora es real.

Por eso ser capaces de ser sinceros con uno mismo, y conectar con nuestros sentidos es la mejor manera de estar en paz con uno mismo.

jueves, 19 de febrero de 2015

CRÍTICA DE CINE; EL CLUB DE LOS INCOMPRENDIDOS

Se trata de una producción española del año 2014 dirigida por Carlos Sedes, quien hace su debut en el mundo del largometraje. Hasta ahora ha sido realizador de series de televisión como Hispania, Gran Hotel o Velvet, que se emite en la actualidad. Se nota el entrenamiento que ha tenido con las series de televisión porque mantiene muy bien el pulso durante toda la película.
Entre los actores destacan Charlotte Vega, que hace el papel protagonista de Valeria, Ivana Baquero, Yon González y Aitana Sánchez-Gijón. Charlotte Vega ya ofreció una inquietante interpretación en la película Mi otro yo de Isabel Coixet. Charlotte también ha salido como tantos actores jóvenes de las series de televisión, concretamente de El secreto de Puente Viejo, donde la dan por muerta para que pudiera desligarse de la televisión y dedicarse al mundo del cine.
La película es una adaptación del fenómeno literario juvenil de Blue Jeans, publicado por Editorial Planeta, con más de 200.000 ejemplares vendidos.

La cinta dura 105 minutos, pero en ningún momento se hace larga porque la dirección es ágil y se nota el entrenamiento que ha tenido el director con las series de televisión.
No está recomendada para menores de 12 años. No todos los temas son aptos para preadolescentes, de ahí esta calificación moral. Y el género es la comedia y el drama porque tiene elementos que se pueden incoporar a ambos extremos de la temática de una cinta.

En cuanto a la trama hay que decir que va de una chica llamada Valeria que se tiene que mudar a Madrid cuando sus padres se separan. Una vez más la separación matrimonial como elemento detonante de los problemas juveniles. La separación y el divorcio. En el nuevo instituto asistirá a unas reuniones con otros compañeros con un orientador. Lo que es principio es una obligación molesta se irá transformando en una experiencia vital que la hará crecer y desarrollarse como persona, pasando prácticamente en poco tiempo de la adolescencia a la vida adulta, siempre con la ayuda de su madre, la eficaz Aitana Sánchez-Gijón.
Los nuevos amigos, las posibilidades de la gran ciudad, el primer amor y otras cuestiones marcarán la vida de Valeria para siempre.

De estas reuniones con el orientador saldrá el club de los incomprendidos porque así es como se sienten: marginados, desechos de la sociedad, elementos marginales que sobran.
Harán muchas cosas juntos. Habrá incluso un intento de suicidio, que justifica también en parte que la cinta no sea apta para menores de 12 años. También nos encontraremos con la declaración lesbiana de una de las chicas cuando está a punto de irse a Valencia. Toda la problemática juvenil está presente en la cinta. Esa indefinición sexual,  ese submundo de sentimientos adolescentes están fielmente reflejados en la cinta con una sencillez digna de un director con mayor experiencia que la que tiene Carlos Sedes.
 Estamos, pues, hablando de un buen cine para adolescentes porque a ellos va dirigida la película. No busquemos otra cosa porque no la vamos a encontrar. Los adolescentes son el centro de la acción y todos los problemas que hemos pasado todos de una u otra manera.
Es una producción de entre otros, y el más fundamental, Atresmedida televisión y cine, que sigue apostando fuerte por el cine español, al igual que Mediaset, su gran competidor. De ambos son las películas más taquilleras del cine español en 2014, dejado de lado Torrente 5, que ha sido la más taquillera de todas y va por libre: El niño, La isla mínima y Ocho apellidos vascos.
Hay muchas canciones para adolescentes en una banda sonora coherente con los temas que se tratan. La música juega un papel fundamental en la película porque le da un aire muy veraz a la cinta y comulga muy bien con todo cuanto se narra.
Todos los aspectos técnicos están muy cuidados. Hay que destacar el ágil montaje, donde se demuestra también la experiencia que el director ha adquirido con la dirección de las series de televisión, que exigen una mayor prontitud y, consecuentemente, una gran agilidad que se demuestra en el montaje de El club de los incomprendidos.

Los actores principales son todos jóvenes, la mayoría salidos de populares series de televisión como Física o Química o El secreto de Puente Viejo, que hoy precisamente cuando escribo este artículo cumple 1000 capítulos de emisión en televisión. Ya he dicho que Valeria, Charlotte Vega, salió de El secreto de Puente Viejo y tuvieron que inventarse su muerte, un poco sin sentido, para que saliera de la serie y pudiera dedicarse al mundo del cine.
En definitiva, estamos ante una buena película, sin grandes pretensiones, a la que valoro con 3 estrellas. No busquen en ella una obra maestra porque no lo es. Es una película muy bien realizada e interpretada por actores que demuestran ser ambiciosos y que quieren abrirse paso rápidamente en el mundo de la interpretación. Les veo futuro y además están apoyados por actores más veteranos como Aitana Sánchez-Gijón, quien hace un papel secundario. 



Hay que destacar la escena del intento de suicidio. Una escena fuerte y que demuestra que el suicidio es un tema que sigue estando ligado al mundo de la adolescencia porque muchos adolescentes no ven otra salida a sus problemas y a su incomprensión que el suicidio. En este sentido el director es valiente y no se arruga al tratar un tema tan delicado.
Al final El club de los incomprendidos pasará a ser El club de los comprendidos porque todos se entenderán entre ellos y saldrán adelante juntos formando una piña muy unida que demuestra que la soledad puede ser muy nociva en la adolescencia si no se tiene realmente el apoyo de otros miembros de la misma edad o de los padres, que no deben permanecer alejados de la problemática juvenil.
En definitiva, una buena película que es también distraída y que merece la pena verse. Salud y suerte.

Calificación: 


José Cuadrado Morales

miércoles, 18 de febrero de 2015

CONTRA EL ESTIGMA ASOCIADO A LAS PERSONAS CON TRASTORNO MENTAL


martes, 17 de febrero de 2015

A LA ESPERA

Debajo de la chaqueta, metida entre el cinturón y la camisa, tiene la pistola, el bulto se nota sobre el abrigo. No pasa inadvertido ante cualquier observador, por eso se ha arrodillado en uno de los últimos banco, lejos de los feligreses que acuden fervorosos y ocupan los primero sitios. Con las manos en posición de plegaria, igual que si rezara, espera pacientemente a que el tiempo trascurra, No tiene prisa. De momento, lo único que tiene que hacer es esperar, lo que si es cierto es que mientras lo hace, un sudor frío le recorre el cuerpo, y las manos le tiemblan. Pronto aparecerán.
Arrodillado sobre el suelo comienza una letanía recordando entre  murmullos las noches de pasión que le arrastraron a este sufrimiento de tinieblas. Recuerda el camisón de seda que cogía vuelo entre los arbusto de una luna llena como la seda transpiraba el frágil cuerpo de su chica que sucumbía ante los brazos de Eros. 
Como los versos que le recitaba despertaban en ella sonrisas veladas. Recuerda, sobre todo, la mirada que ella le devolvía al escuchar su voz. La recuerda a ella, pálida entre las flores, entre los setos, cerca de la fuente, escuchado el susurro del agua.
Mientras cae preso de los recuerdos, las manos le tiemblan. Las mejillas le vibran de rabia. Y siente un calor que le recorre el cuerpo, que se le agarra al cuello. Tiene que levantarse y buscar un sitio desde dónde hacer lo que ha venido a hacer sin padecer la asfixia que ahora padece, Sale de la nave principal y se dirige a una de las laterales, Cerca de una capilla. Debajo de una crucería. Ahí esperará, camuflado entre las columnas y las pilastras, retirado del altar, dónde la luz tiene dificultades para reinar, donde las sombras se camufla entre las velas encendidas, Ahí esperará.
Le pesa el arma en el costado, mira la recamara, tiene miedo de que algo salga mal. Hasta ahora no lo había pensado pero no tiene muy clara la escena. Se acercar y disparará. Eso está claro. Se pondrá frente a ella para que vea quien es él. Para que lo reconozca antes de morir. Para que el último rostro que mire en este mundo sea el de él. Esa arpía tiene que saber que es él quien acaba con su vida. A él es al que ella ha convertido en un desdichado y es ante él ante quien tiene que sucumbir.

De repente su atención es arrastrada al arco ojival del pórtico. Allí se encuentran ellas acompañadas del marido. La que abre el sequito es la arpía, con el rosario en la mano y la mirada puesta en el altar. Detrás el tira del brazo de su amada cubierta con un ligero tul por el rostro. Con un breviario estrechándolo al cuerpo. Atraviesan el pasillo central y se sientan en lo primero banco. A la joven niña la sientan en medio.
 Con un centinela a cada lado. Desde lo oscuro del pasillo lateral, arranca su paso decidido hacia el grupo. camina firme y sus pasos se escuchan en todo el templo, se acerca sin pudor, sin esconderse, resuelto. Saca el arma y se asegura de que la arpía lo mire. Da uso paso para atrás. La pérfida señora comprende la situación. Se da cuenta de que está en peligro. El marido esta estupefacto. No puede dar crédito de lo que ve.
 Ella se levanta el tul y con sus ojos suplicantes pide que la clemencia sea para ella que no está dispuesta a sufrir más. La infame mujer sale al pasillo central. El levanta el arma y la apunta, hace un primer disparo que retumba en el sacro templo, Ha fallado. El pulso le tiembla y la bala se ha perdido en el vacío. Hace un segundo disparo y esta vez acierta en su objetivo. Cae al suelo y mira a su asesino. Él le sostiene la mirada la niña se agacha junto a su madre y con la mano intenta tapar la herida de la que emana un púrpura hilo de vida, envuelve el arma en un pañuelo y sale a la calle. La luz del día lo deslumbra. Ya rendirá cuentas ante los hombres si es necesario. Ante Dios no sabe. Piensa que ante Él está justificado su acto. Baja las escaleras y para un coche de caballos. Se dirige al Sena…

Pedro

lunes, 16 de febrero de 2015

A VECES NOS CUESTA DAR RIENDAS SUELTAS A LA VIDA.

Muchas veces nos sentimos algo cohibidos, cortados, o bastante bloqueados por alguna situación o circunstancia ya sea sentimental, social, familiar o laboral. En el aspecto social se suele dar más mucho más el caso, sobre todo si somos personas introvertidas y tímidas.
No es fácil soltarse así de repente a no ser que seas una persona extrovertida, con bastante facilidad para desenvolverte a la hora de empezar y mantener conversaciones, sobre todo si acabas de conocer nuevas personas. La verdad es que los que son más tímido@s e introvertido@s lo suelen pasar peor que los no lo son, ya que les cuesta mucho más trabajo mostrar su verdadero yo, y hasta que no cogen terreno y sobre todo confianza no pueden hacer ver a los demás su verdadera personalidad.
Lo importante siempre es ser uno@ mismo y no perder nunca nuestra manera de ser, aunque es verdad que siempre hay gente con ganas de impresionar o agradar con más rapidez a los demás, comportándose de forma chulesca, alardeando y presumiendo de cosas que ni siquiera poseen, pero en estos casos ya se sabe, se coge antes a un mentiroso que aun cojo...
Lo dicho, ser siempre uno@ mismo y yendo de frente con todos y en todas las situaciones es como mejor se va por la vida, así se consigue siempre hacer más y mejores amigo@s. Si un persona es tímida e introvertida lo será hasta que coja confianza, como muchas cosas en la vida lo mejor es actuar sobre la marcha y cuando llegue el momento de soltarse y mostrarse tal cual es uno@, se disfrutará más, la persona se sentirá más integrada, con más decisión y con mucha más iniciativa. La cuestión es soltarse en la vida.

Jaime.

CONTRA EL ESTIGMA ASOCIADO A LAS PERSONAS CON TRASTORNO MENTAL


viernes, 6 de febrero de 2015

Todos los hombres son iguales?

¿Son los hombres tan diferente a las mujeres? ¿Que sabemos de ellos? Mi experiencia me dice que nada porque cuando les conviene están bien, y cuando no la culpa es nuestra. Les encantan los cuernos, si los ponen ellos, tenerte bien cogida y que hagas lo que ellos quieren.  La ropa si la eligen ellos, mejor, las  relaciones solo con quien ellos quieran y luego van y dicen que soy un HOMBRE. Y yo digo  hombre, ¿dónde esta ese hombre? ¿Eso es un hombre?

Es posible  que no te haya pasado, o que no te vaya a pasar, pero a mi si me ha ocurrido y marca. 
Pues si, a los hombres desde chicos los educan los padres igual que las madres a las niñas. Pero también tienen una manera diferente de sentir y ver las cosas.
La verdad que no se nada de ellos me gustaría saber como son .Me gustaría que alguien  me escribiese  y me contase como son los HOMBRES DE VERDAD, las diferencias que tienen a una mujer, como piensan, como sienten. Creo que sabiendo como son, será más fácil la relación con ellos. Yo no puedo vivir con ellos pero sin ellos tampoco. No los entiendo. Son tan difíciles de entender.


Esther.

martes, 3 de febrero de 2015

LA SUICIDA ANÓNIMA

Hace escasas fechas leí en El Correo de Andalucía una noticia sobre una mujer que se acababa de suicidar. Me conmovió y me dolió porque hacía mucho tiempo que no se suicidaba una persona arrojándose de La Giralda. Hace años era frecuente ver en los diarios la noticia de un suicida desde La Giralda, hasta que pusieran enrejados en las ventanas de la misma para evitar los suicidios. Eso fue en el año 1985 y desde entonces no se había suicidado nadie desde el monumento almohade.
En El Correo no aparecía el nombre de la mujer, simplemente las iniciales. Era una suicida anónima, alguien desconocido y desesperado que había decidido quitarse la vida arrojándose desde una altura de 80 metros. ¿Cómo lo hizo? Trepó hasta el campanario de La Giralda y se arrojó desde él. Tuvo la fuerza de voluntad que no tuvo en vida para afrontar los problemas   y no arrojarse. Quién sabe por qué lo hizo. Quizás tenía una enfermedad terminal y decidió poner punto final a su vida antes de que la enfermedad la liquidase. Nunca lo sabremos porque no dejó como otros suicidas una nota explicando los motivos del suicidio. Era una suicida anónima.


En 1985 pusieron enrejado en las ventanas para evitar los suicidios en bien del turismo, que daba muy mala impresión un suicida despanzurrado sobre el suelo y había que proteger a los turistas. Increíble, pero cierto. Se anteponía el turismo a la vida de los suicidas. También se pensaba que los suicidas podían caer sobre los viadantes y matarlos. Ya se había dado algún caso. El suicida era una especie de peligro social que había que evitar a toda costa. Ahora tendrán que volver a plantear el problema porque ya no basta con el enrejado de las ventanas de La Giralda. Hay que evitar que los suicidas trepen hasta el campanario y se arrojen desde él.
Era una suicida anónima en comparación con los escritores famosos y otras personas conocidas de los que he hablado alguna vez como Hemingway, Kawabata, Pavese, Larra, Ganivet, etc… ¿A quién le importa el suicidio de esa mujer? Quizás no tenía ni familia y desde luego nadie en quien apoyarse en los momentos difíciles. Si hubiera tenido un apoyo humano verdaderamente importante quizás no se hubiera suicidado. Pero vivimos en un mundo muy metido dentro de sí mismo, muy endogámico, y cada vez hay más personas solas que no tienen con quien hablar y compartir los terribles pensamientos que puedan pasar por la mente de un ser suicida.
Me he acordado estos días de una vecina que vivía en el Barrio de San Julián hace bastantes años, concretamente en la calle Lira donde yo también vivía. Se arrojó desde un tercer piso donde vivía y no murió, pero sufrió diversas fracturas de las que sanó. Hablé con ella y no me comentó que había estado durante su convalecencia pensando en arrojarse desde La Giralda para así no volver a fallar. 
Hay que tener mucha sangre fría para planear la muerte de uno mismo. Ella quería suicidarse porque su marido tenía una amante y no podía soportarlo. Yo conocía a su hijo y cuando se suicidó su madre le di todo mi apoyo. No conocían el drama de su madre hasta que se arrojó desde el balcón de su casa. No podía ver a su padre por el daño que le estaba causando a su madre. Lo cierto es que nadie pudo salvarla y que demuestra mi teoría de que quien quiere realmente suicidarse lo consigue. No hay suicidas frustrados sino personas frustradas.
La mujer anónima trepó por La Giralda hasta el campanario y varios testigos lo vieron. Entonces uno de ellos llamó a la policía y a una ambulancia por si se arrojaba, pero ambos llegaron tarde: ya se había tirado. ¿Nadie pudo ayudarla en ese momento?¿Nadie pudo agarrarla para que no se tirara? Al parecer no. O a lo mejor a nadie le importaba realmente lo que estaba ocurriendo: un drama personal más y ya está.

En el periódico apareció una foto con la zona acordonada. Se indicaba que la suicida se había arrojado hacia la zona de la calle Placentines. Estaba su cadáver cubierto con una sábana. Ése era todo su legado: una fotografía de un ser anónimo que despertaba la curiosidad y que había dejado la acera llena de sus tripas que había que tapar con una sábana. Triste final para una vida de la que no sabemos nada. Era simplemente una suicida anónima. 
Eso demuestra un poco lo que se sabe: que hay más mujeres suicidas que hombres. Antes había una predilección por La Giralda que ahora tendrán que volver a arreglar para evitar que la marea suicida vuelva de nuevo a La Giralda.
Me pregunto como creyente dónde está Dios en esos momentos, por qué permite que un hijo suyo se suicide, una hija en este caso. Quizás respondan algunos que es el libre albedrío, pero a mí me importa un pimiento el libre albedrío cuando se trata de quitarse la vida. Dios puede saltarse a la torera el libre albedrío y salvar a una de sus hijas de una muerte segura. Porque eso pasa si te tiras de La Giralda: que no sobrevives. Por eso digo que no creo en los suicidas frustrados porque hay formas infalibles de quitarse la vida. Pero por qué Dios no hace más por salvar la vida de una de sus hijas, independientemente del libre albedrío. Es mucho más importante la vida de una persona que el maldito libre albedrío, que es una forma que tiene Dios de justificarse a sí mismo por su dejadez en estos casos de suicidios.

Llama la atención que haya más suicidios en los países desarrollados. Mientras más desarrollado sea el país más grande es el número de suicidas que tiene. Basta ver las cifras de suicidas de países como Suecia o Noruega. O España sin ir más lejos. Y hay muchas formas de suicidio, de las que no hablaré aquí para no dar ideas. Quizás alguien que me esté leyendo esté pensando en quitarse la vida. Yo le pido que se lo piense mejor, que imagine las cosas bonitas de su vida y que piense que las cosas pueden cambiar siempre para mejor si se pone voluntad y acierto. Yo también he tenido pensamientos suicidas, pero he sobrevivido siempre con mi voluntad y mis ejercicios de autoestima y demás.
El suicidio es un cáncer social que hay que erradicar. Porque muchos suicidios se pueden evitar. Son muchos los parados de larga duración que ponen punto final voluntariamente a su existencia. Existen muchos suicidios por amor. Estos tienen que pensar más en el amor a sí mismos que en el amor a los demás, o por lo menos pensar en la misma medida en el amor a sí mismos y el amor a los demás porque los vivos quedan aquí y muchas veces quedan sufriendo, como el amigo mío de esa mujer de la calle Lira que se quitó la vida y dejó a su hijo sufriendo. ¿Es un acto egoísta el suicidio? Un poco sí porque hay que pensar en el dolor de los que quedan también no sólo en el propio dolor que te obliga a quitarte la vida de la forma que sea.
Yo hago un llamamiento a todas las personas que estén pensando en quitarse la vida para que lo piensen muy bien y se quieran más. Ya sabéis: ama al prójimo como a ti mismo. Pues esa frase de Jesús debe estar presente siempre en nuestras vidas para que pongamos por encima de todo la propia existencia y las de aquellas personas que nos importan y que pueden quedar doloridas o abandonadas.
La vida merece la pena vivirse y hay que sentirlo siempre así. Son muchas las razones que nos pueden lanzar al suicidio, pero también son muchas las razones que nos lanzan hacia la vida. Miremos estas últimas razones para seguir siempre viviendo porque hay que tener fe en superar los problemas y los muchos contratiempos que nos pone la vida. Pero nuestra voluntad es mayor y tenemos que ser héroes anónimos, no suicidas anónimos.
Que así sea. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales