lunes, 10 de agosto de 2015

EL DISFRAZ DE LAS DOS CARAS

¿Por qué bebes? Las razones pueden ser miles o simplemente una. Yo me inclinaría por la segunda opción: hay algo de la realidad que no te gusta, pero que aprecias y que te deteriora cada día  cuando coges esa copa y sueñas con ser diferente, distinto a lo que eres, pero no estás siendo honrado contigo mismo. Porque es como si te pusieras un disfraz con el que juegas por un instante y te miras al  espejo y ves que no es cierto, es ilusorio.  Por eso observo que es el mundo de las dos caras: una que sonríe y otra que llora. Pero si tuvieras que buscar un culpable en todo este juego que uno realiza, ése  ni siquiera eres tú mismo. Es que como ser humano  eres inconformista, no te gusta ser esclavo de aquellos obstáculos que te rodean  en el día a día que te paralizan. Si quieres puedes dar un disparo al aire de salida pero la zancada de  cambio tiene que ser, creo, desde la realidad de lo que tienes y de lo que no tienes,  si no sigues engañándote y disfrazándote para mirarte en un reflejo engañoso.   Preguntarte quién eres y qué quieres - siendo como eres, sin disfraz -  causa dolor y es a la vez un buen síntoma de mejoría en todo este aparentemente irrompible círculo vicioso. Llega un  momento en el que sientes la felicidad, y parece que tocas tu yo (real) y  aprecias ser de ese modo; entonces se puede decir que tienes el horizonte de ti mismo.
 Es el primer paso hacia saborear tu esencia.
 A veces  también utilizas con los demás expresiones déspotas. Sin embargo estas protestas tendrían que dirigirse hacia ti, hacia tus violentas reacciones. ¿Por qué habría que protestar para aparentar ser lo que no es? No mires a ese espejo y lucha por conseguir aquello que anhelas. El camino no es nadie, tú haces el camino: ahí está la oportunidad de construir a tu alrededor lo que te gusta.  Entonces puede que el instante se te haga menos amargo y disfrutes del presente, esa realidad fugaz. Sí, ríete de ti mismo y  cada vez que intenten burlarse de ti o te hieran con insultos, tu antídoto lo tienes ahí: te reirás de ti mismo.
 No es un insulto ser diferente de eso se trata la vida de la diversidad si todo fuésemos iguales sería algo aburrido ¿No crees?  Las personas que no se atreven jamás llegan a tener personalidad y jamás llegan a preguntarse si el disfraz le hace falta así que cada vez lo necesitan más.

Victoria 

1 comentario:

unidaddiaerrenteria dijo...

Coincidimos contigo. hay que buscar la esencia de cada uno, mirarse bien bien por dentro y ver cómo somos realmente. Y apreciarnos, la diferencia es un lujo, la diversidad nos hace conocer cosas nuevas, crecer, desarrollarnos. Un saludo