viernes, 5 de junio de 2015

CRÍTICA DE CINE: EL MAESTRO DEL AGUA

Se trata de una coproducción de Australia y Estados Unidos del año 2014. Dura una hora y 55 minutos, tiempo que no se hace largo en absoluto. Cabe incluir esta cinta en el género dramático y también en el bélico. Es desde luego una historia épica. No está recomendada para menores de 16 años, calificación moral discutible porque la película no tiene contenidos que puedan herir muchas sensibilidades.
Entre los actores cabe destacar a Russell Crowe, Olga Kurylenko, Isabel Lucas y Jai Courtney. En cuanto a la dirección es la primera película dirigida por Russell Crowe. Es relativamente frecuente que un actor se pase al otro lado de la cámara e incluso se dirija a sí mismo. Crowe no ha podido resistir la tentación y ha rodado una muy buena película.
El título original es más apropiado que el castellano: The Water Diviner, que significa literamente El zahorí. Crowe tiene la capacidad de encontrar agua con palos como los primitivos zahorís. En la película se ve un ejemplo claro de sus habilidades en esta técnica.
Distribuye Eone Films, que ha hecho una buena campaña publicitaria.
El argumento básico es muy sencillo: es la historia de un padre australiano, granjero, quien tras la batalla de Gallípoli en 1915 decide ir a Turquía en busca de sus hijos.
 Recordemos que hay toda una película rodada sobre este acontecimiento titulada precisamente así, Gallípoli, dirigida por Peter Weir, un director con películas normalmente muy interesantes.
Hay que recordar que Russell Crowe es ganador de un Óscar por la película de Ridley Scott Gladiador, donde interpretaba al general Máximo Meridio y al gladiador  apodado El Hispano.Crowe acaba de cumplir 51 años . Ha estado nominado consecutivamente tres veces al Óscar. 
Después de conseguirlo todo como actor Crowe, natural de Nueva Zelanda, da el salto a la dirección como otros colegas: Warren Beatty con Reds, Rojos, Kevin Costner con Bailando con lobos o Mel Gibson con, entre otras, Braveheart. Los tres obtuvieron la estatuilla como mejor película. Sólo Mel Gibson ha seguido una carrera relativamente normalizada como director. No ha sido una aparición esporádica como el caso de tantos actores, de entre los que podemos destacar a Charles Laughton quien sólo dirigió una magistral película protagonizada por Robert Mitchum de título La noche del cazador, en un excelente blanco y negro, y una brillante exposición de las oposiciones existentes entre el odio y el amor.
Hay que decir que una de las primeras películas como actor de Mel Gibson fue la citada Gallípoli de Peter Weir, del año 1981, una cinta bélica sobre los jóvenes australianos que participaron en la batalla que tuvo lugar en la península turca de Galípoli, castellanizada, en 1915 durante la Primera Guerra Mundial.
La película de Crowe parte de este acontecimiento para narrar la búsqueda que emprende un padre de sus tres hijos y muestra la batalla y sus consecuencias desde el punto de vista de ambos bandos (los turcos y los aliados) y en un contexto más amplio.
Crowe quiere saber qué ha pasado con sus hijos y viaja para ello a Estambul. Sus hijos han sido declarados desaparecidos en combate. Al mismo tiempo forja una relación con Ayshe (interpretada estupendamente por la chica Bond Olga Kurylenko), una hermosa mujer propietaria del hotel en el que se hospeda. Sin perder nunca la esperanza Crowe, con la ayuda del comandante Hasan, interpretado también muy bien por Yilmaz Erdogan, un oficial turco, se embarcará en un viaje a través del país para descubrir la verdad acerca del destino de sus hijos.

El resultado es que encontrará a uno sólo, pero con vida, y se lo llevará de vuelta a casa.
La fotografía es bellísima, así como la banda sonora. Las escenas bélicas, todas en flash-backs, están bien conseguidas y son creíbles. Crowe muestra un muy buen pulso como director en ésta su primera película.
Hay que destacar a la actriz de Ucrania Olga Kurylenko, nacida en 1979, quien cada vez trabaja más. Intervenía también en una película recientemente criticada en este blog. Ha sido la elegida por el exigente Crowe como protagonista femenina. También el español Fernando León de Aranoa ha contado con ella para Un día perfecto, la esperada nueva película del director de películas como Barrio, Familia o Los lunes al sol, una excelente cinta sobre el mundo del paro. Un día perfecto se estrenará el próximo mes de agosto. 
El reparto en general está muy bien y es muy ajustado. 
Considero que la película es muy buena y que se merece las cuatro estrellas. No soy muy dado a conceder muchas estrellas, pero esta cinta merece las cuatro.
Crowe ha tenido la misma suerte en su salto a la dirección en su primera película como en su día tuvieron los actores anteriormente mencionados. Queda comprobar si la película El maestro del agua se quedará en flor de un día o supondrá el inicio de la carrera como director en serio de Crowe, como así ha ocurrido con Mel Gibson, que empezó con El hombre sin rostro, para mí su mejor película hasta la fecha en la que se dirigía a sí mismo, siguió con Braveheart, Apocalipto y La pasión de Cristo, que provocó toda una polémica mundial. Gibson se ha consolidado como director, aunque lleva unos años sin dirigir, tal vez por toda la polémica que generó con La pasión de Cristo, una estupenda película casi gore sobre todo el sufrimiento que tuvo que soportar Jesucristo desde  que es detenido en el Monte de los Olivos hasta que es crucificado. 13 horas creo recordar de auténtico sufrimiento que Gibson reflejó con una dureza extrema.
 El maestro del agua tiene el sabor de las películas épicas, de otros tiempos. Película de no mucho público, pero de gran aceptación por parte de la crítica. Tiene una gran calidad técnica y hay que certificar lo bien hecha que está. Crowe cuida al máximo todos los detalles y demuestra haber aprendido mucho como actor para dar el salto a la dirección.
 Espero que os guste y os llene como ha ocurrido conmigo. Salud y suerte.

Calificación:  


José Cuadrado Morales

1 comentario:

CRAP Calatayud dijo...

Nos apuntamos la recomendación para este fin de semana. ¡Gracias!