viernes, 31 de octubre de 2014

CRÍTICA DE CINE; LA BUENA MENTERIA


Se trata de una producción de Estados Unidos del año 2014 dirigida por el canadiense Philippe Falardeau, conocido desde que hizo su película Profesor Lazhar. Entre los actores destaca por encima de todos la oscarizada actriz Reese Witherspoon. Después hay un amplio reparto y del mismo podemos destacar a Arnold Oceng, Sarah Baker y Emmanuelle Jal.
El proyecto ha podido salir adelante gracias al apoyo interpretativo de Reese y al apoyo económico de Ron Howard, actor prodigio en primer lugar, director de éxito después y ahora productor. Junto a él su inseparable Brian Grazer. Además hay otros productores menores que han podido dar salida al proyecto de Falardeau.
El tema general de la cinta es el de las guerras civiles en África, tan abundantes, tanto de origen tribal como de origen religioso. De las guerras tribales podemos destacar la guerra civil de Ruanda entre dos facciones tribales, los hutus y los tutsis, habida hace pocos años. El cine ha dejado constancia de ella en películas como Hotel Ruanda donde Don Cheadle hace de una especie de Schindler africano en una película francamente buena.
La buena mentira habla de guerra civil por factores religiosos. En este caso se centra en Sudán, dividida en Sudán del Sur de mayoría cristiana y Sudán del Norte de mayoría musulmana. Tuvo lugar sobre 1983. Fueron los musulmanes los que atacaron a los cristianos. Fue muy cruenta y dejó un considerable número de muertos.
Es la historia de cinco hermanos apellidados Deng: Cío, Paul, Jeremías, Mamere y la mujer Abital. Cansados de la guerra se dirigen a Etiopía, pero cuando llevan andados 500 kilómetros les dicen que allí también están en guerra, por lo que tienen que desandar el camino andado. Se dirigen entonces a Kenia, adonde llegarán tras un duro camino y más de 1000 kilómetros de recorrido. Llegan a beber orina diciéndose a sí mismos para darse ánimo: Yo quiero vivir, yo no quiero morir. Y así lo repiten muchas veces para no venirse abajo.
Son los niños de la guerra. Niños soldado de Sudán. El director quería que los actores fueran también como en la vida real, porque la película está basada en hechos reales, niños soldado en su mayoría y sudaneses. Son los llamados Niños Perdidos del Sudán.
Llegan a Nairobi, Kenia, al campo de refugiados, inmenso. Allí viven 13 años hasta que les toca la lotería de ir a Estados Unidos para reubicar sus vidas. Irán todos menos  Cío. Todo gracias a Reese, trabajadora social, y a un miembro femenino de una especie de ONG llamada Caridad y fe.
Cuando llegan a Estados Unidos son separados: los hombres van hacia Kansas City, Missouri, y la mujer va a Boston, Massachussets. Es el mal menor porque por lo menos disfrutan de libertad en condiciones mucho mejores que las que tenían en el campo de refugiados.
Los cuatro están encantados con las casas de acogida. Radiantes. Para ellos un colchón mullido es un triunfo vital. Pronto les consiguen empleo. Un hombre irá a una cadena de montaje porque tiene mucha habilidad con las manos. Los otros dos hombres van a una tienda de alimentación donde discuten con el dueño por tirar los alimentos que tienen fecha de caducidad y que para ellos serían comestibles en su país. Por esa discusión serán expulsados. Es lo que ahora va a hacer el Alcalde de Sevilla, que va a multar a los que hurguen en los contenedores de basura buscando comida cuando en esos contenedores hay comida en buen estado al lado de los restaurantes o de los supermercados como el de la película.
Mamere, uno de los expulsados, decide ponerse a estudiar porque quiere ser médico. Entra en clase para adultos y le mandan leer el libro La buena mentira, uno de los motivos del título de la película, pero no el más importante. Al final de la cinta, después de las fotos de los niños soldado y antes de los títulos de crédito, aparecerán los logros de los Niños Perdidos: médicos, ingenieros, etc…
Cuando llega la Navidad todos se verán en casa de Reese. Están literalmente alucinados con toda la decoración. Pero falta Abital. Reese y la miembro de Caridad y fe hablan y se la traen a la casa de Reese como casa de acogida. Aquí peca la película de exceso de sentimentalismo, de demasiada ternura que hace que la película sea un poco empalagosa.

De África llega una carta de Cío. Va a verlo Mamere y le da su pasaporte con la foto de Cío. Es la manera de que pueda cruzar la frontera y marchar a los Estados Unidos. Es la buena mentira de la que habla sobre todo el título de la película. Cío también tiene derecho a disfrutar de las comodidades de los Estados Unidos, aunque ello suponga el sacrificio de Mamere. 

Al final de la película también se pone un proverbio africano: Si quieres ir rápido ve solo, si quieres ir despacio ve acompañado. Mamere ha ido solo a África para ir deprisa y conseguir el traslado inmediato de Cío a los Estados Unidos.
La música está francamente bien, mezclando hábilmente los ritmos africanos con otros ritmos occidentales.
 La película se construye a base de numerosos flash-backs, muy cortos, de cuando los cinco vivían en África. Eso no rompe el equilibrio de la película en absoluto y aporta una información  necesaria para el conocimiento de los hechos de la cinta.
La película dura 110 minutos y no se hace larga en ningún momento.
 No está recomendada para los menores de 7 años por las escenas de guerra donde participan niños.



Apenas ha tenido publicidad. eOne Films ha sido la distribuidora de la película que no le ha dado prácticamente publicidad por lo que me temo que la película durará poco en cartelera.Podemos considerar que La buena mentira es una buena película con reservas y apenas si consigue las tres estrellas, pero se las daremos por la denuncia que hace de las guerras tribales y religiosas de África. Nunca serán suficientes las denuncias. Salud y suerte.

Calificación:  


José Cuadrado Morales

2 comentarios:

CRAP Calatayud dijo...

Qué bien nos viene que colgueis críticas de las películas. Así nos aconsejais sobre lo que ir a ver.

Anónimo dijo...

Me encanta hacer críticas de cine y me alegra mucho que me leáis y os apetezca ir al cine, que es una manifestación artística maravillosa que merece tener siempre en cuenta. Gracias y buena suerte. José Cuadrado.