jueves, 5 de diciembre de 2013

ME HE CONVERTIDO EN UN CAPULLO INTEGRAL

Me he convertido en un capullo integral. El 23 de septiembre empecé en la facultad de periodismo el curso. Estaba entusiasmado. Iba a aprender cosas nuevas, la universidad es una experiencia formidable para muchos e iba a conocer gente nueva. No es que fuera a hacer de relaciones publicas pero si cruzaría algunas palabras con otros alumnos y llegaría a tener una relación sana con alguno de ellos. Podría tomarme un café en la cafetería, cambiar impresiones y en definitiva mantener un  mínimo de cortesía y de cordialidad.
Pues bien, la suerte y mis habilidades de nada me han servido. La suerte es que debido a la enfermedad en la facultad me han dado delirios y me he encerrado en mí mismo y no podía ni pronunciar palabra sin que esto fuera una fuente de sufrimiento. 
Mis habilidades me han hecho fracasar porque no he sido capaz de relacionarme lo mas mínimo con cualquiera de mi  clase. En principio porque todo es nuevo y porque todas las caras de los compañeros de clase no se me quedaban. He ido montado en el autobús y no sabía si esta chica o este chico estaban en mi clase así que me ha dado vergüenza hablar con él y luego a resultado que sí, que estaba en mi clase. Metedura de pata si queremos comenzar una relación de amistad. Pero tampoco puedo achacárselo todo a la enfermedad. No todos los días he tenido delirios ni con todas las personas  que me he cruzado.
Ahora viene aquí lo de que tengo que ser un capullo integral. Tengo que poner una cara de sieso y de saborío que cualquiera se acerca a mí a decirme nada. Sé que para entablar una relación hace falta un porcentaje de cada parte. Uno pondrá más y otro menos pero los dos tienen que querer. La diferencia de edad entre los alumnos y yo es considerable. Yo tengo 36 y allí la mayoría tendrán entre 20 25.
Sé cómo empezar una relación. Un día le preguntas a uno aunque sea la hora  y al siguiente día comienzas de buen rollo y le das los buenos días. Pero me he encerrado en mi torre de marfil a cientos de kilómetros de mis compañeros que si estiro el brazo puedo tocarlo pero que están tan lejos como si tuviera que cruzar el charco para hablarles.
Quiero que esto cambie. Voy a poner todo de mi parte por empezar a intentar que esto cambie y espero no tener que pasarme todo el curso siendo el capullo integral al que no se le puede dirigir la palabra, ya por costumbre. No estoy dispuesto a hacerme invisible rodeados de personas. La sensación actual es incomoda y por la teoría de los vasos comunicantes, para que una cosa cambie y mejore su correlación con el entorno hay que abrir una compuerta para que se llene de agua el recipiente que nosotros queremos llenar.
Y si, me he escudado en la enfermedad más de la cuenta para justificar mi comportamiento de capullo integral y esto creo que me va a causar más problemas que beneficio y considero que si a esto no le pongo solución de una forma drástica y certera me va a pasar factura. Así que desde estas líneas de arrepentimiento por mi parte, si eres compañero mío de facultad, que sepas que estoy deseando tener una relación de compañero contigo y de tomarme un café y de que de lo que yo comprenda y pueda ayudarte te ayudare y quiero recibir lo mismo de ti. Y poder hablar con alguien. Ya llevamos dos meses de clase y todavía no se me el nombre más que de una compañera, que por cierto se llama Fátima, como la virgen portuguesa que hace milagros. Pues bien yo no soy religioso ni creo en milagros. 
Creo que las cosas se consiguen con esfuerzo, pero si tenemos que pedirle una ayudita a la Virgen de Fátima se la pedimos como si tenemos que ponerle dos velas a san Parcacio, defensor de lo imposible. Quizás este exagerando. Quizás me este escudando en la bromas para hacer una metáfora de lo que necesito para  que mi actitud cambie. Pero os digo que es un verdadero sufrimiento llevarte cinco o seis horas sin hablar con nadie, con una  mirada de soslayo y con las ganas de relacionarte de forma sana.
Así que este mensaje, que hago público desde este blog, es como una botella con un papel de auxilio en su interior. 
Si estas en periodismo y te suena mi cara de algo ayudarme a ser mas sociable. Dice mi profesor de sociología  que mientras más amistades tengas en la clase más posibilidades tienes de aprobar y yo en el último examen de economía  “acerté” tres de quince, es decir falle doce.
En definitiva lo que pido no es tanto. Todos damos  y recibimos en las relaciones del día a día pero yo estoy  bloqueado y me he mordido la cola y no se salir de este bucle de castigo.

Pedro

2 comentarios:

José Luis dijo...

Tu no eres nada de eso, eres una gran persona y tienes muchas virtudes que son en las que debes recrearte. Lo negativo, como su propio nombre indica, no sirve para nada. Sólo se construye con el esfuerzo, ninguna cosa está ahí porque sí. Todo ha sido pensado, elaborado y acabado por alguien que creía en sus posibilidades, como tú crees en las tuyas. Un abrazo, amigo.

urarocio dijo...

Pedro, por lo pronto ya has dado el primer y gran paso de reconocer que tienes ese problema, lo siguiente es seguir a tu corazón....y por cierto has confundido a san Pancracio, patrón del trabajo con San Judas Tadeo, patrón de las causas imposibles. Animo compañero que todo se arregla.