martes, 29 de octubre de 2013

RECUERDOS DE UNA INFANCIA PURA

Hoy me siento inspirado y tengo la necesidad de escribir. Esto puede ser una enfermedad, la de necesitar escribir. Últimamente estoy enfermo. Para mi escribir es vital. Una cuestión de supervivencia de la especie,  como diría mi profesor de Sociología. Pues bien, tengo  la necesidad de escribir y, escuchando un poco de música, con un radio que le he cogido prestado a un compañero de piso me quiero dirigir a ti, querido lector. O habría que decir, sufrido.
Querido o sufrido, quiero compartir los recuerdos que tengo de cuando era pequeño. Los primeros recuerdos que creo que tengo como persona. Cuando fui consciente de que era un ser humano. Son recuerdos muy personales. No sé si enfermedad de escritor, pero son los recuerdo que tengo antes de que apareciese la esquizofrenia paranoide  y mi alcoholismo.
Porque son importante, porque creo que son puro, vistos con la inocencia de un niño.
El primero en el  tiempo es uno que tengo y en él la protagonista es mi madre. Íbamos en el autobús que baja desde Castilleja de  la Cuesta hasta Sevilla. Íbamos hablando y yo me quede mirándola fijamente y me dijo que esa forma de mirar no era lo más correcto cuando hablas con alguien. Fue la primera clase se cultura a la que asistí como alumno exclusivo.
Otro de los recuerdo es, también en este caso, la protagonista mi madre. Iba para el colegio, y andando, en una curva que hace una calle se me ocurrió decirle a mi madre que era la mejor madre, ella muy zalamera me respondió-“¿y cuantas madres has tendido tu?”.
El ultimo recuerdo que tengo que podríamos decir es puro es un también desde muy temprana edad. Esperábamos a mi padre que llegase del trabajo. Subía en su coche por la carretera que baja a tomares desde Nueva Sevilla. Mi hermana y yo nos subimos en el coche y mi madre y alguna vecina iban desde donde está la carretera de Tomares hasta casa andando. En un cuatro L rojo, era el coche de mi padre, como digo, nos subimos mi hermana y yo. Yo abrí la puerta del coche mientras el coche estaba en marcha, antes de que parase para estar aparcado. Mi padre me regaño, y fue la primera vez que sentí vergüenza por un comportamiento mío.
Que pensar de todo esto, pues algo sencillo que mis padre están en mis recuerdos desde que  yo era un crío y que mi madre me enseñó  un comportamiento social, que me enseñó la ironía y el sentido del humor y que mi padre, el se lleva la parte más dura, me  enseño  lo que significa pasar vergüenza cuando cometes un acto  imprudente.
He querido compartir estos recuerdos contigo. Como ves son sencillos y personales. Esa es la enfermedad de escribir, o por lo menos uno de sus síntomas, que uno se vuelve sincero y además tiene la necesidad de decirlo.

Pedro Sanchez.

1 comentario:

urarocio dijo...

Vaya Pedro. Lo tuyo tiene mucho merito. me ha gustado mucho este post porque me ha hecho recordar también mis primeros recuerdos.