viernes, 18 de octubre de 2013

EL DESIERTO

I have a dream. Yo tengo un sueño. Con esta frase tan sucinta empezaba su famoso discurso Martin Luther King en el que abogaba por la igualdad entre negros y blancos en los Estados Unidos de América. Era su sueño fundamental y lo conseguiría, a costa de su propia vida porque fue asesinado. Ahora se alegraría mucho de que en la Casa Blanca gobierne un Presidente negro por primera vez en la Historia, Barack Obama.
Todos tenemos sueños, ilusiones, deseos que cumplir. Y hablo de sueños posibles, no sueños imposibles. Si te tiras por un precipicio sin ningún medio para volar te estrellarás contra el suelo. No puedes soñar el volar sin nada, sin ningún instrumento porque es un imposible. Yo hablo de sueños que puedan convertirse en realidad.
Yo también he cumplido sueños a lo largo de mi vida. Fundamentalmente destacaría el ser escritor. Yo aprendí a escribir con tres o cuatro años en el Colegio de las Salesianas donde estudiaba mi hermana mayor Encarna. Después pasaría al Colegio La Salle, con los hermanos Lasalianos. Allí empecé a escribir sólo con siete años mis primeros escritos en unas libretas verdes de dos rayas, que era donde se empezaba a escribir entonces.
 Yo escribí decenas de libretas, miles de páginas, de las cuales conservo todavía algunas. Eran pensamientos y muchas otras cosas con las que me estrenaba como escritor. Nunca he publicado nada de esos escritos primerizos. No publiqué mi primer libro,  El rincón compartido, hasta 1988, con 26 años. Después publiqué otros tres hasta 1990, cuando dejé de publicar para dedicarme a mi hijo Salvador, que me necesitaba como hijo de padres divorciados que era. Ya después, cuando mi hijo creció, a los 16 años, volví a publicar libros y me prometí a mí mismo publicar un libro cada año, cosa que llevo haciendo desde 2006. Empecé con Micropoemas y el último lo he publicado en 2013, Pasión o espontaneidad y ya estoy preparando el de 2014, Rosa de vida, un canto a la vida y al amor.

Otro sueño que he cumplido es el de ser padre. Mi matrimonio duró muy poco, exactamente tres años y doce días. Mi hijo apenas tenía dos años y medio y me necesitaba enormemente, por lo que tomé la decisión que ya he mencionado en el párrafo anterior. Seguí escribiendo pero dedicándome a mi hijo a más no poder. Íbamos a Isla Mágica, a las Grandes Superficies, al cine, al teatro todos los domingos. Viajábamos mucho. Fuimos a Madrid dos veces para enseñarle los Museos del Prado, el Thyssen y el Reina Sofía porque le encantaba pintar y yo quería que estudiara Bellas Artes. Desgraciadamente ha acabado estudiando lo que quería la madre:  Administración y Dirección de Empresas y Derecho, dos carreras. Ya está en el sexto curso y este año se gradúa. Ha escogido el camino más pragmático. No como yo, que dejé la Universidad para dedicarme a escribir. Mi hijo es un hombre sano de casi 24 años y yo me alegro de haber ejercido de buen padre.
Tengo más sueños que cumplir. Yo destacaría  como sueño prioritario hacer un recorrido por el desierto. Me da igual el desierto, pero que sea grande: el Sáhara, el Gobi, el de Atacama, etc… Preferiría el Sáhara por la proximidad geografíca con Andalucía y por las afinidades históricas entre los pueblos andaluz y saharaui. Escuché el otro día en un documental de la 2 de Televisión Española que si el Sáhara fuera un país independiente tendría una superficie varias veces España. Yo recorrería sólo una parte del desierto. Llevaría mi plano con los pueblos marcados donde haría mis paradas, igual que hacen los que realizan el Camino de Santiago, que paran de noche en los albergues del camino y repostan comida y fuerzas. Yo haría lo mismo en mi  recorrido por el Sáhara.
Reconozco que mi afición por el desierto viene desde que vi una película de un director italiano que no recuerdo su nombre ahora mismo que se llama Tuareg, basada en la novela homónima de Alberto Vázquez Figueroa, un best seller, texto que yo respeto al máximo porque best seller no es sinónimo de mala literatura. Cuenta el libro la historia de un miembro de la tribu de los tuaregs, que están habituados a los rigores del desierto, al enorme calor del día y al enorme frío de la noche. Los tuaregs son capaces de sobrevivir varios días sólo con su camello. Si necesitan agua y no tienen hacen lo que el protagonista de la película: le extraen la sangre a su camello y se la beben para satisfacer su sed. Cosas como ésta definen a los tuaregs como grandes supervivientes del desierto del Sáhara.
Llevaría también mi brújula para orientarme. Tendría que aprender a usarla primero, pero no creo que sea demasiado difícil. Estoy aprendiendo mucho de la fauna de los desiertos con el programa de Cuatro Natural Frank, presentado por Frank de la jungla o Frak  Cuesta como es el nombre real del presentador. Habla mucho de las serpientes que podemos encontrarnos en los desiertos, las venenosas y las no venenosas, cómo podemos quitarnos el veneno si nos lo inoculan. E igual que de las serpientes, de otros animales. Ranas, sapos, lagartos. No les tengo miedo. Vi todos los animales en el terrario de Madrid y en una exposición itinerante que pasó por Sevilla. Hay que aprender a sobrevivir y en ese sentido el desierto es un gran maestro. Pues de eso se trata mi aventura: de un ejercicio de supervivencia, de un saber valorar las comodidades con las que vivimos cada día.
Yo iría con mi mochila, mi cantiplora, mi tienda de campaña, etc… Tendría que ponerme más en forma física porque sería un recorrido de siete días. Y debería adelgazar porque ahora estoy un poco gordo. Podría apuntarme a algunas de las carreras que se celebran en el desierto como la T.Desert by Garmín, que se celebra todos los años en Marruecos. Son setecientos kilómetros en seis etapas. Pero es en bicicleta de montaña y yo quiero ir a pie. Y quiero ir solo, aprendiendo a ser independiente, autónomo.
Llevaría mis dos libros favoritos: Papillón de Henri Charriere y Narciso de Germán Sánchez Espeso. Papillón es un libro autobiográfico pero es como un libro de aventuras y sobre todo un manual de supervivencia. Y Narciso es el libro que más me ha enseñado de las técnicas narrativas contemporáneas como el monólogo interior libre, del que son hijas mis dos novelas inéditas Monólogo en clave neurótica y El corazón de Procopio Boñiga. Descansaría de vez en cuando y leería esos libros en la tienda de campaña.
Quiero ver muchas cosas de las que he visto en los documentales de televisión y en las películas: las dunas, que son como las metáforas ondulantes del desierto, los espejismos , con los que sueño con frecuencia, los oasis, otras culturas y distintas formas de supervivencia. No sé si por mi enfermedad podré hacer la travesía solo. Pero en el peor de los casos iría mediante una agencia de viajes a Marruecos, donde hay desierto de sobra, o a Egipto, donde todavía hay más desierto. Y ahí tenemos a Almería y su desierto de Tabernas donde tantas películas de spaghetti westerns se han rodado. Sea como sea tengo que conocer el desierto antes de morirme, sea se la manera que sea. Tengo que ver cumplido mi sueño, que es un sueño perfectamente posible. Mucho me temo que tendrá que ser a través de una agencia de viajes, pero no pasa nada. He hecho otros viajes a través de agencia de viaje y me ha ido muy bien.
Éste es uno de mis sueños por cumplir. Tengo más, pero ya los iré contando en otros artículos. Hay que poner empeño y voluntad para que los sueños se hagan realidad. Los sueños no se cumplen solos. Hasta para que te toque la lotería tienes que hacer el mínimo esfuerzo de ir a una Aministración y comprar un décimo. Lo que no hay que ser es perezoso y no ser un dejado que espera que las cosas vengan solas o dicen que ya habrá tiempo para hacer las cosas que no es más que una excusa para no hacerlas.
Yo deseo de corazón que se cumplan vuestros sueños y pongáis todo vuestro empeño en  ello. Quiero que sepáis que todos los sueños no se pueden cumplir porque entre otras cosas no hay tiempo en una sola vida. Pero por lo menos haced realidad los más importantes como yo con la Literatura, mi hijo y el desierto cuando lo haga. Sed felices con vuestros sueños y no dejad que simplemente sean eso: sueños. Salud y suerte.


José Cuadrado Morales

2 comentarios:

urarocio dijo...

Si tuviera que escoger alguna frase mencionada por algún famoso de la historia seguro que elegiría la frase en ingles con la que empiezas este post, sin lugar a dudas es mi preferida I Have a Dream, por quien la pronunció, por los tiempos en que la hizo, por su significado y lo que conllevó y por haber acercado la igualdad entre razas a la posición en la que nos encontramos actualmente.

jantonio dijo...

Me ha gustado mucho vuestro blog. Recientemente he creado uno sobre prevención del suicidio.
Soy enfermero especialista en salud mental y desde hace años me interesa el tema.
Os he colocado en mi barra lateral como enlaces con otros blogs.
Un saludo. Os invito a pasar por "Prevenir"

http://suicidiolink.blogspot.com.es/2013/10/bienvenida.html