jueves, 26 de septiembre de 2013

EL HIJO DE LA LLUVIA


Erase, una vez, en un pueblo que podría ser su pueblo, su ciudad, su país, lector de aventuras por descubrir, nació un hombre que podía amedrentar las nubes para que el cielo se despejara y dejara de llover con la ayuda de un viejo paraguas.
La gente al ver su proeza, le tomó miedo y decía - ¿Quién es este hombre al que las nubes obedecen?

Pero pasó que la lluvia se enojó de tal manera que hacía lo contrario de lo que el hombre decía,  el hombre se dio cuenta de eso y cuando se abría el cielo alzaba su paraguas y cuando llovía dejaba de apuntar el cielo con su paraguas; entonces la lluvia se enojó más y un día lo empapó por completo. La gente con el tiempo le dejó de tener miedo y lo invitaba a tomar un refresco, hablaba con él y se daba cuenta lo que valía, entonces la lluvia se fue por un tiempo para luego regresar otra vez.
Pero hubo un momento en que el hombre dejo el paraguas en su casa y  se puso a llover, entonces este abrió los brazos y dijo “Quise ser Dios y las nubes  me obedecían, pero gracias a que me fui convirtiendo en un hombre común y corriente, he aprendido la virtud de  los sencillo dejando de ser un extraño para convertirme en uno mas”. De ahí en adelante la lluvia se hacia presente en otoño y en invierno para desaparecer en verano y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Francisco Manuel Ortíz Guisado.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Francisco, te llamas como mi hermano, y mi sobri. Me a gustado, mucho tu cuento, te animo, a seguir escribiendo. Un Saludo. Ludi