jueves, 4 de abril de 2013

CRITICA DE CINE


 Los amantes pasajeros

Se trata de la última película de Pedro Almodóvar, que se ha ganado un prestigio durante los más de 30 años que lleva haciendo cine desde aquella inmadura pero fresca Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón del año 1981, mito de la movida madrileña de los años ochenta y principios de los noventa. Este prestigio se ha visto refrendado con numerosos premios, entre ellos los Goya (en España), los Bafta ( en Europa) y los de más resonancia social que son los óscars, concretamente dos por dos películas diferentes: óscar al mejor guión original y óscar a la mejor película de habla no inglesa.
Lo primero que llama la atención de Los amantes pasajeros es el título, todo un hallazgo porque juega con la ambivalencia de la palabra pasajeros: viajeros de un avión y cosas que pasan rápidamente, como todo lo que ocurre en el avión de la película. Y amantes porque casi todo el mundo acaba haciendo el amor en esta película loca, sobre todo en la clase business, la más cara, aunque también hay una escena de sexo en la clase turista que comentaré más adelante.
Los amantes pasajeros se aleja de los dramas desgarradores últimos de Almodóvar Los abrazos rotos y La piel que habito (película que he visto recientemente y que no me ha gustado mucho porque tiene un guión a mi juicio farragoso y un poco lioso o confuso, cosa rara en Almodóvar que suele cuidar al máximo los guiones) y se acerca más a las comedias disparatadas como Mujeres al borde de un ataque de nervios del año 1988, que le valió su primera nominación al óscar a la mejor película de habla no inglesa, que casi consigue. Es decir, encontramos en esta película una vuelta a las películas alocadas de la etapa de la movida madrileña como Laberinto de pasiones y ¿Qué he hecho yo para merecer esto? , que culminarían con la para mí obra cumbre de Pedro Almodóvar como es Matador, película que trata sobre el amor, la pasión y la muerte (los mismos temas que trato yo en mi nuevo libro de poesía, el decimoprimero, titulado Pasión o espontaneidad).
El argumento de los amantes pasajeros es bien simple como en toda buena comedia: unos variopintos pasajeros viajan en un avión de la compañía (ficticia) Península a Ciudad de Méjico con una excéntrica y esperpéntica tripulación, de la que hablaré más adelante. Ya en el aire se enteran de que el avión sufre una avería, concretamente un fallo en uno de los trenes de aterrizaje. En esta situación  de angustia y pánico lo que hacen los pasajeros de la clase business es abrir sus intimidades. Esta catarsis, contada mediante una comedia negra disparatada, llevará a los pasajeros a enfrentarse a sus infiernos más fuertes, que son los que tienen dentro de sí mismos. Y eso es todo. Una idea sencilla para una película casi redonda y muy buena.
El reparto es coral, berlanguiano. Si el guión lo firmara Rafael Azcona podría tratarse de una película del gran y ya fallecido Luis García Berlanga. Y es que Pedro Almodóvar bebe en la fuente de los clásicos y esta película es un buen ejemplo. Destacan en primer lugar las azafatas y los pasajeros de la clase más barata, la turista, que están todo el tiempo dormidos porque han sido sedados con una sobredosis de ansiolíticos y somníferos (algo muy del humor almodovariano y berlanguiano). Su presencia es episódica excepto por la escena de sexo que insisto ya contaré más adelante. Después están los tres azafatos gays de la clase business, que llevan en gran medida el peso de la película, por lo que podríamos hablar perfectamente de una película gay o marica. Los tres interpretan una escena musical desopilante, descacharrante, hilarante. Sólo por ver esta escena merece la pena pagar la entrada y ver la película. Uno de los azafatos gays es Javier Cámara, que ya ha trabajado con Almodóvar en películas como Hable con ella, donde hacía un gran papel. Aquí tiene una relación homosexual con uno de los pilotos que está casado porque es bisexual y se ha prometido  que si el avión aterriza sin consecuencias vivirá su relación homosexual abiertamente y dejará a su mujer, que está al corriente de la infidelidad de su marido.
Después están los pilotos: Hugo Silva (con una carrera cada vez más emergente en el cine desde que saltara a la fama con la serie de Antena 3, ahora Atresmedia, Los hombres de Paco, aquí en su primera colaboración con Almodóvar) y Antonio de la Torre (que desde que dejó el mundo del periodismo no para de hacer películas, muy distintas, desde Gordos hasta Invasor, pasando por esta Los amantes pasajeros. Ya trabajó con Almodóvar en una de sus mejores películas, Volver, como marido de Penélope Cruz. Es el piloto bisexual al que me refería antes).
Están después los pasajeros de la clase business, todos individuales. No hay ninguna pareja al principio. Destaco a Miguel Ángel Silvestre (que saltó a la fama con la serie de Telecinco Sin tetas no hay paraíso y ahora tiene una carrera cada vez más emergente en el cine. Es su primera colaboración con Almodóvar), Guillermo Toledo  (actor más veterano, en su también primera colaboración con Pedro), Lola Dueñas (que tiene un papel de mucha presencia en la película: una virgen que quiere perder su virginidad porque piensa que el avión va hacia un desastroso accidente. Perderá la virginidad con un pasajero de la clase turista aprovechando su estado de sedación. Es la escena de sexo a la que antes me refería. Después formarán una pareja estable) y Cecilia Roth ( la más veterana en su séptima colaboración en las 19 películas de Almodóvar. Interpreta a una experta en bondage que tiene mucha información sobre altos cargos del poder. Precisamente en el avión hay un pasajero que es un asesino a sueldo cuya misión próxima es matarla. Pero acabarán haciendo el amor y formando otra pareja estable más en este loco avión).
Después están finalmente los actores que están en tierra pero que inciden sobremanera en lo que pasa en el avión. Destaquemos a Carmen Machi, la Aída de la serie de culto de Telecinco, y a Antonio Banderas y Penélope Cruz, juntos por primera vez en el cine, que hablan un andaluz muy cerrado y que aparecen en una sola escena pero de gran trascedencia porque en ella provocan el fallo del tren de aterrizaje de avión que determinará todo lo que ocurrirá en el aparato después.
En los aspectos técnicos todo está medido: el guión, obra de Almodóvar, que siempre firma el guión de todas sus películas, como Woody Allen entre otros, un clásico de nuestro tiempo. Ya digo que Almodóvar bebe en la fuente de los clásicos. Después destaco a José Luis Alcaine en la fotografía, José Salcedo en el montaje, Alberto Iglesias (cada vez más hecho y maduro) en la música y Agustín Almodóvar en la producción. Como anécdota diré que el productor, hermano de Pedro, realiza un cameo como miembro de la Torre de Control del Aeropuerto de la Mancha donde el avión aterriza sin consecuencias. Suele aparecer en las películas de su hermano, como La piel que habito, aunque no en todas.
Destaquemos la labor del montador por su dificultad porque la película se desarrolla en un 90% en la clase business del avión y tiene que aprovechar los estrechos márgenes espaciales de que dispone y todos los encuadres y ángulos posibles de la cámara. Es muy difícil montar la escena musical de los tres azafatos maricas. Un bien muy grande para José Salcedo. Hay clásicos donde la situación tiene lugar en un espacio reducido, como La soga de Alfred Hitchcock. Aquí el espacio es una casa y más concretamente el comedor donde tiene lugar la cena y donde se descubre a los postres el asesinato que ha tenido lugar horas antes. Vuelvo a decir que Pedro bebe en los clásicos.
La película dura 90 minutos exactos. Es algo que siempre tiene muy en cuenta Almodóvar: que sus películas no sean largas. Nunca aburrirán porque se extiendan más de la cuenta. Además aquí el tiempo del reloj coincide con el tiempo real de la acción de la película como ocurría en Sólo ante el peligro de Fred Zinneman o en la propia La soga que he reseñado antes. Nuevamente Almodóvar bebiendo en los clásicos como profundo cinéfilo que es.
Como anécdota diré que el avión se montó a partir de numerosas piezas traídas de diversos sitios en un hangar durante tres meses. Supongo que Pedro quería controlar al máximo todos los aspectos de la producción.
También hay que destacar los títulos de crédito, que me recuerdan La pantera rosa de Blake Edwards o al gran Saul Bass, el más grande creador de títulos de crédito de la historia del cine. Aquí los títulos de crédito no se limitan a poner todos los nombres sobre fondo negro sino que tiene colores vivos como el amarillo, el naranja, el rosa, como en la cartelera de la película, y también introduce formas animadas. Es raro que hoy día se cuiden tanto los títulos de crédito.
Digamos que se trata de una producción de 2013 y que no está recomendada para menores de 16 años, por lo que se pierde a un sector del público juvenil de gran calado.
La película cuenta con la colaboración de Televisión Española y Canal Plus, con la publicidad añadida que eso supone, aunque el nombre de Pedro Almodóvar ya vende bastante por sí mismo. Y la distribuidora es la Warner, lo que garantiza que la película llegue a la mayor parte del mundo.
Para concluir aconsejo que vayan a ver la película. Pasarán un buen rato en esta época de crisis y penurias anímicas varias. Es muy buena y le concedo cuatro estrellas. Pero no se den prisa porque lleva varias semanas liderando el taquillaje en las carteleras sevillanas. Disfrútenla y pásenlo bien. Salud y suerte.

Calificación:


José Cuadrado Morales

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