miércoles, 25 de julio de 2012

LA SIMPLIFICACIÓN

La teoría de la simplificación es de aplicación ambigua o imposible. Pasa lo que con la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein y tantas otras teorías, en las que entran en conflicto claramente la teoría y la praxis. Numerosos axiomas encierran en sí mismos el germen de la imposibilidad o la improbabilidad, que hace muy difícil que la praxis triunfe.
Aplicada la teoría de la simplificación a las Matemáticas es fácil. Basta ir reduciendo lo máximo posible el numerador y el denominador hasta alcanzar la fracción más pequeña posible. Pero esto en la vida cotidiana no es tan sencillo. La simplificación significa reducir al mínimo posible los problemas o las taras que tengamos hasta que parezca que no tenemos ni problemas ni padecemos de ninguna tara. Eso es todo. La teoría de la simplificación tiene pues una definición bien sencilla: hallar el núcleo de la sencillez en todos los órdenes de la vida. Esto en la existencia cotidiana es muy difícil porque nos sobrepasan los problemas y nos sentimos numerosas veces impotentes ante las adversidades con que vamos encontrándonos por el camino.
Ante una crisis nerviosa podemos aplicar una técnica psicológica que consiste en decir que yo no tengo nada, que no es más que fruto de la imaginación y que realmente no tenemos nada, no nos está ocurriendo nada. El mal es sólo fruto de la fantasía y podemos acabar con él sin que nos toque lo más mínimo. La crisis psicológica desaparece con la afirmación de una autoestima interna que nos lleva a la paz interior sin que quede el más mínimo rastro de padecimiento alguno. Yo estoy bien porque quiero estar bien y ningún mal podrá instalarse dentro de mi mente. Así las crisis mentales pueden superarse con facilidad porque en ningún momento ha habido conciencia real del mal. Aquí la simplificación es sumamente difícil porque un esquizofrénico no puede negar sus voces, puede atenuarlas con voluntad o con medicación, pero no simplificarlas hasta que desaparezcan sin ayuda de ningún tipo.
Esas voces ordenan a veces que el paciente se corte por ejemplo las venas o se haga cualquier otro tipo de daño. El paciente puede negar la realidad de esas voces, pero en verdad las está escuchando. No se puede negar lo evidente ni puede superarse un brote psicótico sin ningún tipo de ayuda, sino simplemente diciendo: yo simplifico mi mente y niego las voces. La praxis simplificativa no puede aplicarse sin apoyos externos. Hace falta la evidencia del mal para superarlo.
En una crisis depresiva pasa lo mismo: yo niego la existencia de la depresión, pero ésta la estoy viviendo verdaderamente. El sufrimiento es real y no puedo negarlo. Simplifico intencionalmente la depresión diciendo que yo no estoy deprimido, pero en la propia teoría está la praxis de la imposibilidad, aunque no niego el hecho de que terapéuticamente sirve decir yo estoy bien cuando estoy mal. Es siempre mejor aplicar una actitud positiva ante las cosas que una actitud negativa. Lo positivo transforma la realidad negativa en verdadera emoción positiva y podemos llegar a sentirnos bien, pero no siempre puede garantizarse el corto plazo de la recuperación. Por mucho que queramos aplicar la simplificación la depresión va a seguir haciéndonos daño, pero podemos minimizar este daño con el enfrentamiento positivo ante la realidad psiquiátrica que se nos presenta como insoluble.
Cuando se tiene una personalidad obsesiva como es mi caso siempre estoy y me siento arrastrado por la adversidad. No puedo con ella. Ella suele poderme a mí. Yo teorizo la simplificación del comportamiento obsesivo y me digo a mí mismo que voy a cambiar, que puedo con ello, pero no ocurre así, vuelve la actitud obsesiva y me deja hecho polvo y eso me cansa y cansa a las personas con las que me relaciono. Aplico la teoría de la relatividad en sentido filosófico y me digo que tengo fuerzas divinas para superar lo que me atormenta, pero no puedo derrotar al poder del mal y caigo en la desesperación. No consigo llorar porque tomo medicación, pero me duele el pecho y siento otra serie de síntomas psicosomáticos. El dolor es intensísimo. No puedo con él. Pero no me doy por vencido. Aplico la relatividad y relativizo el poder del mal y me digo que algún día superaré lo que me pasa, cuando sea capaz de simplificar el sufrimiento y reducirlo a la mínima expresión.
En las relaciones de pareja también surgen numerosos conflictos. Muchos se solucionan con el simple diálogo, que es las forma más rápida de sol
ventar los problemas. Pero no siempre el diálogo sirve. A veces al contrario empeora la relación y sobreviene el silencio. Éste al menos no aumenta el nivel de la discusión. Hemos simplificado, pero la simplificación no ha resuelto el conflicto. Simplemente lo mantiene parado hasta que verdaderamente pase. No siempre el silencio es la solución al conflicto. Porque el silencio puede ocasionar trastornos internos importantes y un aumento considerable del nivel de ansiedad y ésta puede acabar explotando y proporcionando nuevos puntos de vista negativos que hagan que la bola del problema sea mayor. Simplificar es vivir, es un canto a la vida, es intentar solucionar los problemas de la forma más simple. Pero como dice el axioma lo simple es difícil porque es simple. Ahí radica la dificultad de la simplificación. Es sumamente difícil. Pero con actitud positiva se puede hacer frente mejor a los problemas de pareja. Y aumentando la seguridad en uno mismo, que es básica para que la simplificación funcione. La seguridad permite sentirnos cómodos con nosotros mismos y firmes en el proyecto de solventar un problema cualquiera.
La simplificación es una actitud de vida. Es un canto a la vida sencilla de aquellos que creen en la verdadera naturaleza de las cosas. El núcleo de las cosas es lo más sencillo y ahí nos encaminamos hasta encontrarnos con él. Hoy tengo que comprar pues voy y hago la compra. Hoy tengo que afeitarme, pues me afeito y se acabó. Hoy no le voy a repetir veinte veces las cosas a mi novia, pues no lo hago. Y así todo. Pero volvemos al axioma de la simple es difícil porque es simple. Es muy duro llegar al núcleo de las cosas y adoptar esa actitud positiva de la que vengo hablando en este artículo. Cada día es un reto para los simplificadores. Cada uno tiene su particular lucha consigo mismo y esto conlleva mucho dolor, pero también sorpresas porque nos podemos sentir bien cuando menos nos lo esperamos.
Quiero vivir sencillamente, con lo mínimo, con lo más elemental, con lo más básico. No quiero aditamentos depresivos ni obsesivos. No quiero guirnaldas negativas que cuelguen de mi vida como si fuera una caseta de feria en la calle del infierno de mis particulares pesadillas. Quiero vivir con lo puesto, siempre ligero de equipaje como Antonio Machado. Quiero ser, en el buen sentido de la palabra, bueno. Quiero tener ganas de vivir, de corregir mis defectos, de simplificar mi mundo interior para no sufrir demasiado diariamente. Quiero estimarme, quiero comprender y comprenderme, quiero hacer extensiva esta máxima a todo cuanto haga. Cuando aplique la teoría de la simplificación a todo cuanto hago seré más feliz, por mucho que se diga que la felicidad es una aspiración burguesa.
Pues quiero ser un burgués si con ello consigo la felicidad. Quiero ser un alma simplificada que sabe cómo obrar en cada momento, sin dudas, sin manías de ningún tipo. Con las manos vacías, con una existencia sencilla, con una corrección inmediata de todos mis defectos. En esto estoy trabajando actualmente y espero que consiga triunfar en mis proyectos. Yo os deseo a todos vosotros la máxima simplificación para que vuestras vidas no sean complicadas ni las compliquéis deliberada o involuntariamente.
Simplificando: sed felices.

José Cuadrado Morales

2 comentarios:

jalea real dijo...

Uno de mis profesores me dijo ya hace tiempo: "La solución más simple suele ser la mejor". Con los años me he dado cuenta de que tenía razón..

Anónimo dijo...

Este tema realmente me apasiona y tengo experiencia personal en que es real. Sin embargo, me gustaría anotar que el texto es muy negativo, aparecen muchas veces las palabras "difícil", "no puedo", "es complicado", "no sirve".

La simplicidad es positiva SIEMPRE!, se trata de hacer más sencilla la vida, de siempre verle el lado positivo. Si quieres hacer más sencilla la vida y empiezas diciendo "es difícil" o "no puedo" pues así será!! Tú te estás poniendo barreras mentales y ya que de manera muy acertada comentas que es vital para aplicar esta teoría el uso de la IMAGINACIÓN sin importar la situación "real" actual, resulta obvio que para que funcione se debe estar en una vibración mental positiva, FELIZ y convencidos de que estamos donde queremos, sanos, ricos, con el empleo que amamos, que tenemos amor, tiempo, alegría y prosperidad en la vida presente.

Saludos!